lunes, 23 de mayo de 2016

Canciones con filosofía: Nothing Compares 2 U

Yo solía oír a Prince en la radio, pero nunca lo escuché, hasta ayer. 

Madonna reinterpretó el clásico Nothing compares 2 U... y digo reinterpretó porque cuando lo cantaba, las palabras penetraron en mi corazón. 

Se que Sinead O' Connor interpretó ese tema, que lo inmortalizó, que nadie sabía que era de Prince, que Sinead O' Connor enloqueció... pero ayer oí escuché realmente la canción. Y sentí cada frase como una daga... Prince tenía razón 

Un hombre que no era mundano: era extraordinario, hablando con una economía sobre la mecánica de los afectos, sobre la soledad y la inminente depresión cuando dejas a alguien. 

Yo sentí esa canción dos veces. Dos veces me ocurrió que yo amé demasiado y ellos se fueron. Yo quería regresar, quería que funcionara... pero ya no era así. 

Y esas veces sentí esa ligereza: ese momento breve de libertad, de aparente felicidad, de sentir que los problemas habían desaparecido... pero sabía que cuanto más se resistiera mi corazón, tanto más los quería de vuelta.

Está todo en esa canción: la paradoja de ser libre, pero ser tan esclavo de la soledad. El intentan anestesiar el dolor con placeres mundanos, con mimos injustificados, con doctores que no toman en cuenta tu dolor, con otros amores que no curan la herida. 

Deberían los falsos consejeros, los coaches de vida inexpertos, los profetas de las relaciones rápidas e insulsas escuchar al genio: porque el pinche amor duele. No como un capricho barato o como una experiencia más: duele porque con esas personas nos descubrimos como individuos, pensamos que eran nuestra única oportunidad de amar, de crecer, de creer. 

Pero el hechizo se rompe: lo que creíamos que era amor no es recíproco, no somos especiales para el otro y ni siquiera quiere darnos lo que nosotros le daríamos. No somos nada más que otra relación en su haber. De seguro se nos pasará. 

Y aunque si pasa, el corazón queda remendado, funcionando pero cada vez más cauteloso, cada vez con más reservas, porque tampoco queremos ser lastimados. 

Por desgracia, el corazón no aprenderá... otra vez volveremos a enamorarnos. A creer en alguien que será el único, que esta vez es para siempre y que ese tiempo libre será para compartir. 

Y creeremos, otra vez, que nada se comparará con él. 


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