sábado, 28 de julio de 2018

Ser adicto al trabajo

Tuve mucho trabajo como tutora y pasó algo curioso, fue mucho estrés. Mucha presión y muchos problemas. Pero tenía algo qué hacer, estaba enfocada, era feliz. 

Cuando pasó todo ese trabajo y ese agotamiento, me sentía vacía. No quería hacer nada de mi casa ni nada mío, quería seguir trabajando. Como si eso evitara que mi mente se fuera. Yo no me considero una persona floja, pero tampoco tenía ese nivel de compromiso. 

Ciertamente: el trabajo me distraía de la vida y las distracciones que podía tener, igual me alejaban de lo que yo sentía. Había veces en que no sentía gran cosa, sólo cansancio. Era una forma de huir, de no preocuparse. 

Pero comprendo porque me pasó esto: quiero huir de la vida que tengo porque no me gusta. En el fondo no me siento satisfecha y no quiero estar con la gente, pese a que conozco a gente excepcional. En el fondo... no quiero la vida que llevo. 

Y se que es cómo todo se pondrá en orden, pero también me queda el vacío y decir ¿cuándo me tocará a mi? ¿por qué no tener más trabajo no significa tener más dinero? ¿de qué forma esto me estará ayudando? ¿Cómo puedo salir de aquí? 

Desde 2016 siento ese gran vacío y esa tristeza que se ciñe sobre mi. Yo lo único que quiero es dejar de sentirlo. Pero no puedo negar que si no acepto mi tristeza y mis emociones, incluso las que no me permito sentir, no voy a poder avanzar. 

Preferí desarrollar esa adicción, sentirme así, que hacer algo. O eso fue lo que hice. Ahora me toca aprender a cuidarme. Y espero toda la filosofía y las ideas que tengo me ayuden a levantarme. 

A veces recuerdo que es más mi resistencia que lo que era doloroso en verdad. Eso también ayuda.