sábado, 31 de enero de 2015

Consideraciones acerca de Dispara Margot Dispara

Dispara Margot Dispara es un programa conducido por Sergio Zurita y Fausto Ponce. Al principio tuvo colaboraciones de Gabriela Botello, Jorge Dorantes, Claudia Silva y Horacio Villalobos, quedándose estos últimos en el equipo de 2013 hasta la fecha. 

El nombre viene del programa de radio Las aventuras del detective Carlos Lacroix. Margot era la secretaria y cuando éste se encontraba en un percance decía: ¡Dispara Margot, dispara! De ahí el nombre: la radio haciendo referencia a la radio misma. 

Recientemente, el programa generó polémica por falsa atribución de comentarios discriminatorios a Horacio Villalobos, sobre la lactancia. Lo cuál derivó en un evento mucho más morboso y agresiones al también conductor de Fashion Police Mexico. 

Pero, creo que es importante señalar que este es un programa de espectáculos, teatro, temas de actualidad y notas sobre diversidad sexual. El humor del programa es ácido, por lo que algunas veces llega a herir susceptibilidades y hacer chistes sobre sectores de la población. Los conductores difícilmente abandonarán esta formación, puesto que es lo que conserva el ritmo del programa y muchos de los chistes que forman parte del habla coloquial.

Las influencias del programa son standuperos como George López, Polo Polo, Ricky Gervais. Músicos como Bob Dylan, Jaime López, Madona, Stephen Sondheim, Doc Pomus, Hall and Oates. Críticos como Avelina Lésper, Gil Gamés, Hector Aguilar Camín, Luis González de Alba, Peter Travers, por mencionar a algunos estudiosos. 

Muestro el perfil de sus conductores, para que conozcan un poco más sobre el programa: 

A) Sergio Zurita, titular del programa. Locutor cuyo pensamiento coincide con la filosofía liberalista de Ayn Rand; dramaturgo, melómano; reseña películas de todo tipo, especialmente de cine de arte. Su afición por Bob Dylan lo ha llevado a contribuir al sitio web del cantautor, seguirlo en varias giras e incluso hablar de temas especializados en programas. 

Sus obras de teatro a menudo tratan el tema de la identificación: tenemos dos personajes, uno fuerte, si se quiere llamar así y otro débil. A lo largo de la obra dialogan, sacan sus principales miedos y anhelos, desvelan su soledad y ambos logran identificarse. Incluso uno toma el lugar del otro. 

Como comentarista, aunque desprecia la izquierda populista, el mesianismo político y los regímenes totalitarios, esto no lo coloca en la postura derechista. Zurita tiene una formación puramente filosófica, lo cual hace que le atraigan las ideas novedosas, las opiniones diferentes y humorísticas. Muchas de las acusaciones que se le hacen (como que le han pagado gobiernos para sostener puntos de vista, o televisoras) no son ciertas. 

Es atacado por su posición en contra de López Obrador y Elena Poniatowska, pero sus argumentos no son ataques personales, sino verdaderas lecturas que ilustran la intolerancia política a fórmulas políticas. 

B) Fausto Ponce, alumno de Zurita. Estudió en el taller de teatro del locutor. Egresado de la Ibero, Fausto Ponce analiza temas de ciencia, de juegos de video, series de televisión y aplicaciones y gadgets en tecnología. Escribe en su blog Alta Fidelidad, en el cual comenta este tipo de datos. 

Aunque se le atribuye el papel de patiño, por las bromas gastadas por Zurita y Villalobos, Fausto logra poner un equilibrio entre las obsesiones y puntos de vista de estos elementos del programa. Con Claudia Silva hace mancuerna como cómplice y comentarista. Con Salvador Quiauhtlazollin (otro elemento que estuvo poco tiempo en el programa) y con el hermano de Sergio Zurita, Cheko Záun, elaboró varios podcast con un estilo mucho más libre y geek, diferente a su participación en Dispara...

C) Claudia Silva. Actriz, comediante, cantante, bailarina. Probablemente, de los elementos más completos del programa. No sólo se le recuerda por sus actuaciones en Volver a empezar y Porque el amor manda. Silva Zamora es conocida por uno de los mejores personajes del programa de culto Desde Gayola: Ximena de la Macorra. 

Nuevamente, presa de estereotipos como el de la rubia tonta o el adorno del programa, Claudia Silva ha demostrado que su participación es esencial, muchas veces se complementa con Zurita y Ponce para las notas de espectáculos, cine y baile. Su posición, aunque pacífica, algunas veces es mordaz. Demuestra su agilidad mental no sólo en la sección de Ximena, sino en muchos comentarios que les gasta a los conductores sobre lo que conocen o defienden. Estos remates son inesperados y geniales, aún más que el elenco masculino. 

Silva es quien aprovecha este estereotipo y con ello demuestra su lucidez, con ello demuestra por qué tiene que estar ahí ella y no otra. Responde mucho mejor al ritmo de Zurita que cuando eran los primeros programas. Y Villalobos la tiene dentro de su elenco base al momento de satirizar a políticos y a la mal llamada gente bien. 

D) Horacio Villalobos. Conductor, comediante, guionista, fashionista, locutor. Tanto él como Silva comparten el gusto por los musicales de Broadway. Es el elemento más polémico de Dispara Margot Dispara. Incisivo, tiene una opinión para todo, un humor negro para todo. Muchas veces antagoniza con Zurita, en especial en temas políticos y en reseñas de cine, pero esto es más como un diálogo a lo Siskel y Ebert que como una rivalidad. 

Célebre por conducir Desde Gayola, Nocturninos, Farándula 40 y ahora la nueva temporada de Fashion Police, Villalobos posee una preparación y una formación periodística en temas de espectáculos y política rica en argumentos y críticas. Su capacidad de sintetizar y verbalizar conocimientos es poco apreciada y criticada por grupos conservadores. Ha recibido ataques a su persona mas que a su forma de pensar, la cual es muy abierta, sensible y humanista, ciertamente endurecida por los ataques mismos. 

Tanto él como Zurita mencionan muchos chistes y juegos de palabras extraídos de la crónica y novela, cuyos representantes son Jose Joaquín Blanco, José Dimayuga, Jaime López. Son similares en humor y en contextos donde se comenten chismes de farándula, tienen el tono de novelas cortas y acuñan palabras como maniguis, chichifo, por mencionar algunas. Y de Ligia Escalante, actriz de teatro que bromea sobre la diversidad sexual. 

Aunque se le ha acusado de promover la homosexualidad, Horacio Villalobos lucha contra la homofobia. Recientemente tomó el discurso de la obra Un corazón normal, de Larry Kramer, para exteriorizar el dolor de no ser aceptado, de que le nieguen un servicio a alguien por su preferencia, de que la lucha de derechos aún no sea incluyente y de que los poderosos fomenten el odio hacia sectores de la población que tienen alguna desventaja. Es dedicado (y algo dominante), con sus proyectos, pero ese perfeccionismo es la clave de su éxito. 

Algunos affairs de Margot...

Cierto es que el programa es así desde antes de concebirse (la mayoría de sus integrantes vienen del programa La taquilla), pero los escándalos siempre los acompañan a estos pólemos: 

- Cuando Zurita guió el programa por los mariachis son gay, el cual fue de los mejores en la historia del mismo. Y, cada que se hacen bromas sobre diversidad sexual, muchos los han tachados de ofensivos. 
- Cuando se criticó el trabajo de Carlos Fuentes. 
- Cuando se habló de las deficiencias del grupo Yo soy 132. 
- Al enemistarse con ex compañeros de trabajo, tanto del radio como de la televisión. 
- Al componer Jaime López la canción del Bicentenario. La cual Zurita defendió con el argumento de la conciencia cultural. 
- Cuando se habla de las condiciones de espacios de recreación: cines, casas de cultura, teatros y la mala atención que estos ofrecen al público. 
- Cuando se criticó el disco de Jaguares, en especial por la letras y la forma en que ejecutan su música. 

A menudo, estos ataques no exponen a los conductores, exponen a la gente que detesta a los conductores por ser como son. Rara vez son ataques a la forma argumental, al discurso, a los supuestos básicos y lo que la gente quiere escuchar. Los conductores de Margot Dispara, apelan a las creencias de las personas, para ilustrar debates, posiciones antagónicas y conversaciones profundas. Pero sin descuidar el humor y la frescura que ha aceptado el público. 

Sin duda, este programa contribuye a la formación filosófica y la divulgación de música y espectáculos. Creo que quien no los conoce, no puede decir que se interesa por el periodismo riguroso, ni por el conocimiento en general. 

Son grandes. 




viernes, 30 de enero de 2015

La bajeza del envidioso

Cuando he sufrido de envidia, ha sido por personas que tienen destrezas en la música, en componer canciones con contenido filosófico. A veces que son más altas. Pero me doy cuenta que son una serie de factores los que permiten que eso sea así. Honestamente no les tengo envidia más: porque el mundo no sería como es de no ser por ellos. 

Hay una envidia que me desconcierta: está relacionada por una especie de pobreza espiritual, en donde no queremos que le vaya bien a nadie, donde le ponemos el pie, y hace su esfuerzo para frustrarlo cada vez. Yo he padecido ese tipo de envidia. 

Y no sé por qué: No me considero una persona especial, ni con algún talento o habilidad. En mi lectura del genio... este vale menos que una obsesión o una necedad. Estas últimas te hacen trabajar, vencer y entender que, aunque todas las posibilidades estén en tu contra, vas a estar arriba. 

Algunas personas de quienes he padecido esta envidia son personas que yo consideraba inteligentes (claramente, me doy cuenta de que no lo son). Aunque tienen talento, tiene también una pésima actitud con los otros. Creen que su punto de vista es el que es más importante, porque no se han equivocado y los llenan de loas. Circunstancia que se cae cuando observan mis circunstancias. 

Obviamente, no todo es como ellos dicen, pero como están empecinados en que tienen la razón, no escuchan. Si ven a alguien que se sale de su marco, creen que está mal, incluso lo ven amenazante. Por eso no creo que sean tan inteligentes después de todo: no deberían ver cosas que no existen. 

Y hacen muchas bajezas, con tal de destruirte: fingen ser tus amigos, que les agradas, que se han sensibilizado ante los problemas, que quieren ayudarte (pero bajo sus términos, ojo), te escuchan para después usarlo en tu contra. Pero cuanto tú los necesitas, inventan cosas, fingen su disponibilidad sólo para usar tu información. Por un lado te hablan, pero por otro... te desearían hasta la muerte. 

Y creen que si tu desapareces, ellos van a brillar (lo cual es absurdo: si brillas es por encima de otros, no lo entiendo). Ellos por fin serán reconocidos como se merecen, pero será si tu te quitas de enmedio. Por eso quieren destruirte, tu eres la mácula que los opaca. 

Lamentablemente, no han hecho mas que pasar por otros, en vez de trabajar por sus sueños. Sólo desean reconocimiento, lo cual no es malo, pero a costa de que otros se vean mal, para que ellos se vean bien. 

Yo se que la envidia pudre y corrompe. Ellos ya son así. No se si puedan cambiar, pero sólo les aconsejo que no se dejen amargar por ideas que ellos mismos se crearon. Si rompieran esa barrera, si les dejaran de importar las personas de esa forma, no tendrían que envidiarlos en primer lugar. 


miércoles, 28 de enero de 2015

Canciones con filosofía: I don't like mondays

Empiezo de forma muy positiva el 2015: hablando de ira, de odio, venganza y mucho coraje. Qué mejor que aderezar los malos sentimientos con una pieza compuesta por Bob Geldof y que habla sobre una chica psicópata. Toda su vida se portó bien, toda su vida hizo lo correcto. Y un buen día se sube al techo de su escuela y empieza a disparar a todos sus compañeros. 

¿Qué detonó la acción de este crimen? ¿Por qué lo hizo, si era lo que se conoce como una buena persona? ¿Qué razón metafísica hay para ello? Lo que ella dijo fue: No me gustan los lunes. 

La broma, querido amigo, es obligada: a mí tampoco; a ver que día lo hago; me gustaría sacar el fusil el domingo, etc. La situación da para mucho: siempre es bueno, de vez en cuando sacar esos estallidos. Mas no bombas nucleares como este caso. 

Imagino a la chica: siempre haciendo lo correcto, obedeciendo, sin ceder a su impulso más pedestre. Imagino sacándole brillo a su fusil y disfrutando su crimen. Imagino que empezó como todos: con fantasías homicidas. Las cuales derivaron en su realización. 

Imagino el desconcierto que provoca el criminal: cómo es que la venganza se alivia con una venganza más dolorosa. Como nuestra sed de sangre y de ira no se ve satisfecha hasta que alguien más es violentado. No hay razones para eso, no hay nada que lo justifique. Pero existe y el monstruo despierta. 

Podríamos disparar todo el día, agredir todo el día... torturar hasta que se quiebre el torturado, imaginarlo como objeto, como un títere a nuestra merced. En la guarida en donde yacen nuestros instrumentos e instintos sádicos. 

Tiene su placer amenazar, agredir: porque algo sale, algo místico está en el hecho de provocar miedo en el otro, de que no se espere lo que harás. Algo hay de enigmático. Pero lo cierto es que siempre luchamos con eso. 

Mi cumpleaños fue en lunes, quería disparar todo el día, a quien fuera... quería estallar. Porque nunca quise esto... tal vez me asaltó una profunda tristeza y lo que quería matar fue esa parte de mí que rechazo... Pero sigo odiando los lunes y pensando que podría disparar todo el día. Y pensando en lo económicamente bien orquestada que está la canción. 






Odio los cumpleaños

Si hubiera escrito la canción No me gustan los lunes, de The Boomtown Rats, la hubiera cambiado a No me gustan los cumpleaños... Creo que algo peor que un lunes es el hecho de saber que te harás un año más viejo y que la gente se siente obligada a invertir su dinero y tiempo para reconocerlo. 

Mi perspectiva es pesimista: no tolero el hecho de que se reúnan, forzadamente a celebrar a una persona por la cual no tienen interés, de la cual sólo se acuerdan este día y el resto del año, la ignoran. 

Y no es valorada el resto del año: se le echan culpas, se le achacan que no alcanza o que la vida se les va al carajo desde que nació. Se lo dicen, se lo hacen saber con saña... como si uno fuera un error. Pero después la celebran con pastel y helado de chocolate. 

El exceso, la obligación a gozar, a estar feliz. Los cumpleaños me deprimen de forma espeluznante: es el día más falso del año, peor que navidades y festejos religiosos: es el día que crecemos y nos duele, recordamos que nuestra vida no es perfecta, que siempre cambia y que lo único que tenemos es a los que nos quieren o más o menos nos aceptan. Nada de fiestas al estilo Gatsby, nada de lujosos presentes: sólo una comida y unas palabras de aliento. Y a seguir. 

No quiero sentarme a la mesa con personas que me han herido, que toman mi celebración como rehén para sacar viejas frustraciones o rencillas por no haber sido lo que ellos esperaban. 

No se qué tanto la distracción de la fiesta oculte o disminuya esos dolores. Lo cierto es que no quisiera adornar la tragedia de haber nacido ni la amargura de existir en un mundo que promueve la muerte. No lo tolero, no quiero vivir así. Por eso no festejo mi existencia. 

Ser inteligente no es ser millonario

A menudo la gente inteligente es admirada, puesta como ejemplo, llena de elogios y de muchas maravillas. Creemos cosas de ella... pero la realidad es otra. 

La gente inteligente es también criticada, ridiculizada, agredida y castigada por no pensar igual que las otras personas, por revelarse contra la autoridad. Se tienen creencias acerca de la forma de actuar y de pensar, por ejemplo: 

- La gente inteligente no se equivoca. 
- La gente inteligente no tiene problemas: por su inteligencia misma puede salir de ellos, y resolverlos de la mejor manera o evitarlos. 
- La gente inteligente no tiene problemas económicos. 
- La gente inteligente no puede ser desempleada
- La gente inteligente tiene los mejores puestos. 
- La gente inteligente tiene la vida comprada. 

Mentira: todo es la misma creencia estúpida, todo es la misma idea tan tonta de creer que la inteligencia por sí misma basta para tenerlo todo. Para hacer las cosas sin límites. 

Dudo que haya tal cosa, mas bien es un prejuicio orientado por el pensamiento mágico y por enemistar con las personas. Rara vez cuando se habla de una persona inteligente, se hablan de sus amigos, sus sentimientos, sus decepciones y fracasos, que por tenerlos NO te hace menos inteligente. 

Antes de cualquier calificativo, somos personas. No deberíamos tener una etiqueta que sólo sirva para que otros nos hagan a un lado. 

La calidad de personas inteligentes muchas veces nos aleja de amigos, padres y de personas con las que queremos establecer una relación: creen que son prepotentes, que las cosas tienen que ser como ellos diga, que tenemos que competir. Aunque es cierto esto en algunas etapas de la vida, es cierto que la gente inteligente también se frustra, es increíblemente comprensiva y buena amiga cuando lo desea. En especial, cuando no se les tacha de inteligentes todopoderosos. 

He contemplado, con mucha decepción, que las personas inteligentes también son envidiosas y groseras... porque les cuesta trabajo entender que no todo es su marco conceptual ni sus ideas. En especial, esto no sucede con otros inteligentes: muchas veces tienen conflictos con personas con otro tipo de inteligencia o con una inteligencia menor. 

En lo personal, yo admiro a las personas inteligentes: pienso que con ellas se hace el mundo (porque el mundo para mí, está hecho de sus ideas). No estoy ardida por lo que saben hacer, para nada: las felicito, pero también condeno su actitud de desprecio cuando ellas también han sido despreciadas. 

Yo se que su vida no es fácil: se que su mente los rebasa y dejan de lado otras cosas, el mundo, sus amigos, su tranquilidad y su estabilidad emocional. Yo los comprendo porque tengo familiares muy inteligentes y se que no siempre hay un espacio para ustedes. 

No tienen que enemistar conmigo. Usen su inteligencia para entender que somos diferentes, mas eso no nos hace lejanos. 


lunes, 26 de enero de 2015

Catfish o las condiciones de verdad

Catfish es un programa conducido por Nev Schulman y su amigo Henry Joost en el cual confrontan a personas que mienten en la red con propósitos éticos incorrectos. Los casos más frecuentes son venganzas, filtreos y ciertamente acoso. 

Aunque se confrontan la víctima y el victimario, Catfish da la vuelta al caso al entender las razones que llevaron al victimario a mentir. Muchos victimarios mienten por protección y porque les resulta increíblemente doloroso confrontar con ellos mismos. 

Las personas que elaboran las mentiras, guardan muchos sentimientos: ira, desilusión, soledad y frustración. Una de las tesis del programa es, que el descubrimiento de esa mentira es el impulso que necesitaban para cambiar sus vidas. Su llamada de atención. 

La explicación del título del programa, Catfish, viene de una analogía con el comportamiento del pez gato: el cual se escabulle para engañar a sus depredadores. El engaño es un mecanismo de defensa, nos protege, independientemente de sus intenciones. 

No es que este blog defienda la mentira. Más bien protege el derecho de modificar las cosas hasta que sean mínimamente soportables para nosotros. Se vale decir una que otra ficción, se vale decir que nos equivocamos. Porque, de esa mentira, viene el paso decisivo, no seguir mintiendo ni aprender a mentir: aprender a presentarnos la verdad a nosotros mismos. 

Catfish, de los pocos programas que pugnan por una ética en internet, por una investigación casi detectivesca y por una filosofía a favor de la honestidad, pero con nosotros mismos. A un escepticismo razonable y a reglas para pelear en internet, pero por la justicia, no por la agresión misma. 

He aquí un vistazo a la película: conmovedora, excitante y filosófica: sólo en la naturaleza humana hay esos contrastes y esos progresos. 

También está subtitulada aquí


domingo, 25 de enero de 2015

No tenía qué escribir

Antes de los estallidos de ira, en la entrada anterior, honestamente estaba en blanco... no quería, no tenía nada de qué hablar. Según yo que muchas cosas, según yo que por vacaciones ir con todo con el blog. Nada, espacio en blanco. 

Pongo muchas canciones y la verdad es que no tengo muy buenas... quisiera pero como que no tengo una buena recomendación. Argumentos, cosas de la escuela, documentales... no para nada. La verdad es que no quería hacer nada. 

Como que me entró el pánico de llenar el blog en los últimos días... Y pues como que la presión de hacer todo al último momento. Casi siempre funciona. 

Podría poner una alegoría sobre la página en blanco, sobre guardar silencio y sobre no poner cosas por ponerlas... Pero no, la verdad es que no tengo las palabras. Vaya lío.

Lo que si creo es que la inspiración llega, aunque sea tarde. No siempre te tiene que encontrar trabajando: me pasó una vez en la escuela, que me presionaba terriblemente, me autocastigaba, me odiaba. Me relajé, tomé una terapia, hice lo que yo quise y empecé a trabajar mejor. 

Reconocí que no quería hacer nada, ese fue el primer paso, después, me comprometí con cosas que podía hacer. Después anoté las que quería hacer y esas me dieron esperanza. Me emocioné y regresé al trabajo. 

No tenía qué hacer, a veces el camino es nebuloso, es como una página en blanco, en la cual no importan los bloqueos, a veces es el método para el llenado, mas que el contenido mismo. 

Suena algo improvisado y hasta frívolo, creo que lo es. 


Esos pequeños estallidos de ira

Soy una persona que siempre se contiene, rara vez doy un problema, rara vez me defiendo. De hecho, varias personas creen que no me sé defender. Los detestaba. 

Pero, cuando estaba en el metro, el espacio de agresión por excelencia, ahora si que me enchilé: fue maravilloso. Saqué toda mi ira, bueno, un poco, en un patán que quería manosearme.

Lo insulté: le dije hasta de lo que se iba a morir. Me miró, mojigato, incrédulo, como si me tuviera que gustar lo que me hacía... Estúpido: no me inspiraba nada, bueno, únicamente odio, desquite. La forma de estallar. 

Quizá no hubiera estallado con él, de no ser porque no tenía dinero, tenía que trabajar, mi tarjeta tenía poco saldo, soy bajita, el metro venía lleno, todo está mal en mi vida, ya seré un año más vieja, mi calcetín tenía un hoyo... Quería gritárselo a alguien, agredirlo, decirle de cosas, estallar, mentar madres. Quería odiar. No more miss nice girl

Me encantó, reitero... Es que tenía que sacarlo de mi sistema. Como filósofa, de vez en cuando es bueno estallar, poco a poco, no todo: hay estallidos que son figuras de globo y otros estallidos que son holocaustos nucleares. 

Pero los holocaustos nucleares conllevan demasiada ira. Acumular no es bueno, porque aunque tires y tires, jamás terminas de hacerlo. Honestamente, después de estallar me sentí un poco mejor. Respeto y todo, pero de vez en cuando creo que es bueno no quedarse callado. La afrenta está, eso lo acepto. Pero el hecho de gritar, insultar y decir de peladeces... ¡ay cómo relaja!

Me encantó ver su cara de idiota cuando reaccioné lo opuesto a lo esperado: él, pensando ligar con manoseo, siendo un patán... a una chava que sale del trabajo, una chava que se ve bien mansita (o mensita, me vale), creyendo que a lo mejor no decía nada o me iba con él. Ni madres: que le contesto, le dije de cosas. Y los del metro nada dijeron, nada se grabó, nadie se dio cuenta. 

Ni Lady ni nada: era una chava hasta la madre, de que agredan, de que piensen que porque una va en el metro va a agarrar cualquier cosa... Ya estoy cansada de este trato. 

Sostengo que son buenas oportunidades. Mas no siempre se puede y tenemos que cuidar de hacerlo más grande. Por lo demás, regresé a mi casa como soy: tranquilita, tranquilita. 

Gran inicio de año.