miércoles, 31 de diciembre de 2014

2 Canciones con filosofía: The last good day of the year

Esta canción me gusta desde que era adolescente, creía que era David Bowie (en serio, ¡se parecen mucho las voces!), pero resultó ser un grupo llamado Costeau. 

La canción es obsesionante, musicalmente hablando, y la letra es aún más. Recuerdo que estudiaba la fenomenología de Bergson, el Élan Vital, la forma en que se van configurando los fenómenos en relación al tiempo. Era toda una perspectiva existencial: era poesía y ciencia para explicar un conjunto de intuiciones. 

No podemos decir que estamos cansados de vivir, cuando un despliegue del mundo allá afuera. En donde pasa todo y no pasa nada. 

El tiempo, en la duración de los fenómenos, está en la naturaleza: en flores, en las estaciones, en la brisa. Nada descansa, nada escapa del tiempo. Y en el tiempo se explica el cambio. 

Cada día nos entregamos a este espectáculo... cada día recordamos la vida y el escenario del mundo, ¿por qué entonces estamos hartos? ¿Por qué explotamos o porque decimos que será el último día? Tendremos muchos días más. 

Todos los días algo cambia, poética y científicamente hablando, se perfecciona nuestra imagen del mundo. Cuando empieza una estación, cuando la materia se transforma: parece una meditación metafísica: cómo es que se van formando las cosas, es el elán vital, el transcurrir de la vida. 

Y cuando alguien se fusiona con otra persona, parece que estos cambios son permanentes, para que se siente todo, que se experimenta todo y que ves todo de una mejor manera. Reitero: se perfecciona la imagen del mundo y el espectáculo de la vida se despliega. 

Hoy, en el último día del año, deliciosa canción, delicioso tiempo. 





2 Canciones con filosofía: No one is alone

Yo no sabía a ciencia cierta quién era Bernadette Peters, no tenía idea de cómo cantaba y qué comedias musicales había hecho... Sabía de Stephen Sondheim por West Side Story y Sweeney Todd, sabía de su genialidad y de cómo escribía canciones perfectas para dejar salir los sentimientos, la catarsis y el llanto. Porque la vida no tiene música, pero si sentimientos y llanto que pueden explotar con una canción. 

Tratados sociológicos, ideología, por eso el musical el verdadero género americano. 

Parece que lo hacen a propósito: Peters interpreta con lujo cada nota y Sondheim hace la letra y música más largas. Para que pases más tiempo llorando, para que saques todas las lágrimas y éstas enjuaguen tu tristeza, tu decepción, tu nuevo conocimiento. 

Esta canción está insertada en el contexto del musical Into the woods, el cual se estrenará la siguiente semana en México. En la película participan Meryl Streep como el personaje de la Bruja (que en la obra es Bernadette Peters); Anna Kendrick (Up in the Air, Pitch Perfect), Emily Blunt (Devil wears Prada, Queen Victory), Johnny Deep (Trascendence, Pirates of Caribean). 

No diré mucho de la película ni de la obra. Pero digamos que el contexto de la canción habla de crecer, metafóricamente, dejar los cuentos de hadas atrás y aceptar las consecuencias de nuestros actos. Te encuentres como te encuentres, lo importante es saber qué harás después, en qué emplearás este nuevo conocimiento. Qué más hay para ti y cuál será tu código de valores. Qué es lo que decides tú, pese a tu educación, decisiones o contexto. 

Tales cosas, tan complejas, están perfectamente economizadas en la canción. Tales cosas tienes que decidirlas tu. 

Pero el giro de Sondheim es ontológico, aunque el hombre se sabe solo en la conformación de su ética, en sus decisiones, en el sentimiento trágico de la vida, en realidad tiene amigos, tiene a otros a su alrededor y tiene que aprender a convivir. Aunque esto suponga decepción y tristeza, pero es, al fin y al cabo, lo que enriquece la vida humana. 

Aunque los personajes de Into the Woods reconocen su naturaleza, siempre se inclinan a su instinto gregario. Aunque se saben perdidos, tienen necesariamente que encontrarse. 

Y casi al final aprende, que entre muchas soledades está la compañía, la verdadera e ideal compañía de otras soledades para pasar el tiempo de la mejor forma posible. 

Pues: ¿no es así, queridos filósofos, como hemos conformado nuestros reales afectos?

Abracen, por este año, al que tienen al lado. Nadie está solo: Sondheim se escucha en la vida. 


martes, 30 de diciembre de 2014

¿Por qué reunirse a celebrar?

Fue un día terrible, emocionalmente, pero el pavo estaba jugosito y delicioso.
Homer Simpson, en Detrás de la Risa.

Estas son fechas críticas para mucha gente: las personas se inventan peleas, las personas están juntas por culpa o se entregan, como una servidora, al frenesí del consumo. Rara vez importan los motivos religiosos y el hecho de estar en una familia. 

Si podemos festejar cualquier día, tener regalos y la religión no importa mucho... ¿por qué nos reunimos entonces? 

Quizá por los nuevos miembros de la familia, quizá por la costumbre (un filósofo dijo que era más fuerte que el amor), pero no parece ser una razón suficiente. 

Tal vez, es porque el mundo se sintoniza en una misma idea: celebrar, salir de nuestras casas a olvidarnos por una temporada de lo que hacemos y de lo que somos. Hasta las personas que no son felices, hacen algo conmemorativo. 

Todos nos deslumbramos, recordamos estas fechas y nos integramos, hasta con nuestra amargura, al gran festejo. A la verbena y a ver a las personas que nos enojan y que queremos. Queremos participar de los regalos y de las reuniones. 

Digamos que es la celebración más grande, porque empiezan nuevas cosas y porque hay un optimismo en el cambio. Aunque realmente no lo parezca. 

Y celebramos que estamos juntos, no los que deberían, no la fiesta misma, sino que estamos aquí, y que a la vez, nada ha cambiado.

O bien, sólo nos integramos para que el tormento pase lo más rápido posible. Ninguna celebración es igual, pero es difícil cuando el recuerdo nos asalta. Cuando observamos que no será de la misma manera. 

Pero siempre que nos reunimos, buscamos que haya algo en común. Queremos sentirnos parte de algo. Para descansar y después volver al mundo. Aunque este se encuentre hostil y desolado como la casa propia. Aún así, el adorno más feo sobresale en la casa más oscura. 

Habrá que celebrar, antes de que sea tarde. 

Blanco y sus Púberes





Sergio Zurita y Horacio Villalobos acuñan palabras como chichifo, chusca, maniguis. Todas se encuentran en los libros de José Joaquín Blanco. No tengo las citas precisas, pero Blanco era la instrucción de mis locutores favoritos. Por ellos conocí a Blanco, por ellos se amplió mi universo. 

Blanco habla del tejido social: de los provincianos que trabajan para los ricos. Los ricos que se valieron de artimañas para serlo, de los que, aunque trabajan honestamente, buscan la salida para corromperse y para relacionarse con la escoria. Habla de esa ambición juvenil, que necesita la tragedia para afirmarse. 

No es la locura de juventud, es el hecho de ser alguien en la vida. Irse del seno familiar para prostituirse, para ligarse a alguien que te mantenga y subas de a poco. El hecho de tener una creencia: creer que la felicidad se compra con el dinero, que la vida es un anuncio de revista. 

Los personajes de José Joaquín Blanco parecen ser dicotómicos: uno cuya pasión son los libros, la poesía y la privacidad; y otro que gusta de la televisión, el lujo y el consumismo. Ambos, en su extremo, creen que cada cual tiene una fuente secundaria de conocimiento, cuando son parte de la misma trama, de la misma idea al salir de fiesta y de ser algo que no son. 

El encanto se acaba, cual Cenicientas tienen que irse antes de que el cuerpo, el tiempo o la pobreza los alcance. Los amigos que son, a veces personajes secundarios, a veces principales, de una historia de corrupción, amor y madurez. 

La madurez pocas veces se siente cuando el cuerpo es joven, cuando uno tiene ganas de comerse al mundo, cuando uno quiere cosas y se deslumbra por las luces, las avenidas y la altura de los edificios. ¿Es acaso que el hombre es grande o pequeño, en comparación de un rascacielos? 

Cuando lees la novela, los personajes, los paisajes, el ambiente de suciedad y desesperanza, pero una aterradora funcionalidad; se sigue viendo una vez que cierras el libro. Un escritor escribe sobre la vida, sobre la poesía que hay en el mundo. Blanco va a los rincones más oscuros, más decadentes. Parece que las almas de los protagonistas sirven para adornar la ciudad oscura y descuidada. 

La novela no sólo sirve al imaginario, de ahí viene el imaginario: porque nosotros la hicimos con retratos de la vida, con retratos fieles de nosotros. De nuestras creencias, nuestra ciudad, nuestros amigos. A manera de una historia, de un chisme, de una descripción, Blanco capta tu atención y no la suelta. Deseas saber más, deseas seguir. Pero te da la oportunidad de releerlo. 

Las púberes canéforas, figura que aparece en un poema de Rubén Darío... todos preguntan: ¿las qué...? como si fuese un trabalenguas, como si nunca lo hubieran escuchado. Pero esa figura, describe la sensualidad, la vitalidad de la juventud. Su inocencia y su perversidad. ¿Qué joven no ha sido cruel e ingenuo al mismo tiempo?

Y observa todas las oportunidades que perdió, lo que tuvo qué hacer para conseguir las cosas y lo que lo logró. Los amores que tuvo que superar para ser quien es. No siempre en la mejor ciudad, pero es un personaje más. La trama tiene el mismo principio y lo que la entrelaza, a tan diferentes personajes, es un misma creencia. 

Blanco también rescata el tópico de los dos mundos: uno que es maravilloso, racional, lleno de ideas y de oportunidades. En donde está la vida real y no este remedo. El remedo es el otro mundo, nuestro mundo: donde hay personajes, prostitutas, crimen, enfermedades, pobreza y gente miserable. No siempre duele la pobreza, porque se puede escapar un poco de ella... duele la incomprensión del otro, de aquel que tiene las cosas y es terrible con sus iguales. 

Un día llegará el mundo de verdad a nuestra vida. Un día, recibiremos nuestro merecido, sabremos en dónde termina lo que hemos empezado. Y sabremos que es mejor olvidarnos de aquellos a los que tampoco les importamos. 

Tal es esta novela, que me distrajo de mi vida para mostrármela de nuevo. 







sábado, 27 de diciembre de 2014

El síndrome de los amigos graciositos

Con la llegada de internet, tenemos un sinfín de nuevos personajes, nuevos líderes de opinión, nuevos comediantes y hasta standuperos. Como es tan fácil hacer las cosas, estudiar guión, hacer stand up y estudiar teatro, es comprensible que estas personalidades se den a borbotón. 

Creo que la psicología debería incorporar este síndrome, que, según mis pocos rigurosos estudios, prejuicios y observaciones, se manifiesta por: 

1. Acuñar la frase: tengo un amigo graciosito. Ese amigo (o grupo de amigos), que se caracteriza por decir muchos chistes, hacer reír, saber anécdotas muy buenas e insertar chistes, saber frases punchline, dar consejos, hacer voces, etc.  

2. Es un poco tarado, pero es su función en el grupo. Y si alguien osa a tener esa posición, es insultado y ridiculizado con sus más mortíferas burlas. 

3. Necesita demasiada atención. Tanta que no le es suficiente su espacio de amistades. Eso deriva en otros síntomas: 

4. Necesidad de difundir lo gracioso que es: ya sea grabarse, hacer podcast, blogs. Quiere que el mundo sepa su talento y de lo que perderían si no hay ese tamaño en los medios. 

5. Tiene una creencia de lo que es gracioso en su contexto, tiene que ser gracioso para todos. Después de todo, los genios de la comedia comenzaron así. ¡Cuidado Seinfield! ¡Cuidado Monty Phyton!

6. Todo su material proviene de la improvisación, de la burla, de la oportunidad. Rara vez de un talento real. 

7. Si lo atacas, serás ridiculizado, aunque tu tengas otros gustos y humor. Aunque no creas en él, de seguro es más dogmático de lo que piensas. 

Y, en caso de que decidas escucharlo, sucede algo muy peculiar: 

8. Cuando tiene oportunidad de demostrar su talento, se queda callado o es hostil con las personas que tienen más talento. Eso es, quizá, porque en la vida real no hay un botón de edición, no hay música, es difícil que la gente acepte ese humor y acepte a personas que tienen un don, como ese. 

Recuerdo tres cosas: 

- Jerry Seinfield tarda de 5 a 10 años para un buen material de stand up de hora a hora y media. Algunos más como los ingleses, conciben proyectos a partir de que están haciendo guiones, series, comedia, drama, crítica social. Rara vez sale de la improvisación: romper las reglas supone un conocimiento de las mismas. 

- Monty Phyton fue duramente criticado por los católicos cuando se concibió el proyecto de Life of Brian. Esto fue porque los católicos creían que sus creencias eran tomadas a burla y que algo tan serio como el Via Crucis, tenía que ser tratado con rigor, no con comedia. Ricky Gervais fue atacado porque su personaje Derek (de la serie homónima) tenía una especie de retraso, cuando esa es la convención de la historia y no tenía por qué ser cambiada. 

- Los muchos grupos de padres que critican a una serie, personaje de televisión o cantante, de corromper a sus hijos. Cuando, rara vez hablan con ellos de por qué les gusta algo. Casi siempre es algo relacionado con la comedia. Como Jackass, o como Beavis and Butthead. 

De repente, la comedia simplona, los grupos improvisados: que sólo son graciosos en su contexto y que nadie tendría que interesarse por ellos, los peleles de salón de clases, esos son la nueva comedia, el éxito de este año. Significan alguna cosa: que no queremos comprometernos, que preferimos fórmulas en vez de humorismo puro. De ese humor que no queda bien con nadie, que se compromete y que se arriesga. Un humor que nos hace pensar y que nos hace decir: puedo verlo de otra forma. 

Y si creen que son graciosos entre ustedes, déjenlo así. Nadie va a escucharlos de todas formas. 


jueves, 25 de diciembre de 2014

Consideraciones sobre los propósitos

Cuando sucede un cambio, generalmente lo asociamos con el comienzo de algo, de una nueva época o tiempo en que ahora si haremos lo que se supone que deberíamos hacer. Nos ponemos nuevas metas, hacemos limpieza tanto de sentimientos como de cosas, hacemos nuestras listas y balances. 

Honestamente, nunca he creído en estas prácticas, me parece que son poco realistas acerca de cómo es nuestra vida en realidad, que como debería ser. 

Siempre es bueno hacer un plan realista, pero esto, lejos de ser una propuesta vacía se trata de autoconocimiento. De saber qué queremos hacer, por qué, cuál es la ganancia de ello. 

Un propósito común es bajar de peso. Pero sólo se quiere porque queremos gustar a los demás, no pensamos en la salud, en lo que nos gustaría hacer o en lo que no queremos dejar de comer (que ese conocimiento es fundamental para poder bajar de peso). En vez de hacerlo PARA nosotros. 

Creemos también que tenemos que cumplir todo en un periodo relativamente corto, cuando ni siquiera estamos convencidos por dónde empezar, no entendemos que hay un periodo y que no es una magia instantánea, en la que se cumplen las cosas con sólo pensarlo. Es necesario repartir objetivos a lo largo del año. Si yo se que tengo exámenes a mitad de mi semestre y otros al final, tengo que poner todos mis esfuerzos en lo que viene primero. 

También es cierto que, en lugar de caer en el autoengaño, lo que tenemos que hacer es preguntarnos: qué estoy dispuesto a hacer. Tengo que levantarme temprano, pero a una hora en donde caiga de sueño a mitad del día. Necesito cubrir mis necesidades, antes de trazar un plan que no las contemple. 

Nuestros propósitos son privados, muy pocos objetivos son públicos, porque se corre el riesgo de quedar solo o de ser excluido. Pocas veces hay objetivos comunes. Por eso reitero que no se tiene que hacer una lista tan íntima pensando en gente que no piensa en nosotros. 

Lamentablemente, este hábito pasó a ser una moda: en la que otros se benefician y deciden sobre la vida de uno. Lo cual nunca nos dará control sobre lo que nosotros pensamos o queremos lograr. No necesitamos entrenadores, ni dietistas ni grandes cantidades de recursos y energía. Necesitamos entender qué es lo que en verdad necesitamos: no seguir una moda vacía y que se olvidará. 

Un propósito es un compromiso, con nosotros. Si el propósito se pierde, no hay sentido en hacerlo o no. Da igual. 


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Birdman o la máscara ha cambiado.

Este era mi proyecto, pero cada vez veo que se trata de una imagen deformada de mí mismo.
Riggan Thompson. Birdman.


¿Cuál de las artes es la suprema? ¿El cine, la danza, la pintura, el teatro, la música, la literatura? ¿Qué sucede cuando estas artes confluyen? Habrá algo así como el súper arte, supongo o será que el arte es lo supremo porque engloba a todas. Cuando uno o varios artes se combinan (ejemplo: cuando una obra inspira un cuadro o cuando una idea filosófica inspira a un compositor para crear un Zaratustra), sabemos que el arte trasciende. 

Kant argumenta que lo bello se encuentra en el arte, pero que lo sublime se encuentra en la Naturaleza. Nada es más maravilloso que contemplar el espectáculo de la vida, de lo que vemos día con día para perfeccionar nuestra imagen del mundo. La suma de todas nuestras intuiciones. La síntesis de nuestro conocimiento. 

Birdman es un superhéroe, que vive etéreo en la cabeza de Riggan Thompson (Michael Keaton). Thompson es un actor decadente, que ve en la adaptación, dirección y actuación de una obra, su redención y su imagen. La obra está basada en un cuento de Raymond Carver, el cual se titula: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?

Dirigida y escrita por Alejandro González Iñarritu, la película es apasionante: el ruido de fondo crea el efecto de que no sepas qué está dentro de la película, del cine... o de tu mente. Poco a poco empatizas con Keaton: lo comprendes porque está estresado, porque es muy duro con él, porque esta obra es la oportunidad de reconciliarse con él mismo. Porque aunque pierda muchas cosas en la vida, el arte es la manera en que quiere ser recordado. Es la forma en que él existe. 

Poco a poco observamos a Thompson. Un hombre impedido, pero ciertamente apasionado, que lidia con su familia, su historia, la competencia y el hecho de que el mundo ya cambió desde el primer Birdman que ha hecho. 

La máscara ha cambiado. 

La película explora el recurso que marcará el paradigma del buen cine: el cine regresa al teatro, para ser más crítico y para hacer entender a los espectadores que no se trata del efecto especial, del blockbuster de la temporada: se trata de la historia, de la mente del protagonista y de cómo su vida se ve afectada por su pasión. Cómo es factible hasta perder, si se quiere y desea, la cordura, por su ideal. Pocas veces se observa esa pasión en la vida de una estrella, pocas veces se ve al actor actuando de un humano que actúa. 

El cine sobre sí mismo: con todas sus inconsistencias y sacrificios, con todas sus ideas y decadencia. Con las creencias que la gente tiene del entretenimiento y del snobismo: todo eso es Birdman en el teatro de la vida. 

Birdman es la máscara, no virtual, del actor que siente demasiado la vida, que toma en serio su expresión y su arte. No necesitamos tecnología, no necesitamos el ridículo para ser (aunque eso genere una presión para nosotros), somos virtuales porque venimos de la desmesura, de la imperfección y de la naturaleza caída. En la que se muestran todos nuestros sinsabores. Birdman es un Ícaro, cuyas alas son la insaciable nostalgia de la gente y su némesis es el querer volar muy alto. 

Nuestra máscara es virtual: ¿quién puede soportar la vida mostrándose como es? De seguro sería destruído, apuñalado, traicionado y muerto por todos los enmascarados que le rodean. Necesita un perfil en un mundo tecnificado e intercomunicado, necesita desarrollar alter egos, enfermedades, obsesiones, ideas poderosas o peligrosas. Lo que sea para soportar la realidad, una obra de teatro que termina cuando caen el telón, cuando el público aplaude o abuchea. Pero nunca cuando el actor decide terminar. 

Birdman es conmovedora. No sólo trata el tema de la virtualidad con respecto a las máscaras, también trata el tema de la paternidad, de la familia y de los precios que tenemos que pagar para ser reconocidos como lo que somos... Y liberarnos al fin. 

No adelanto nada, pero creo que el artista no puede estar en la ciudad. El teatro tiene un tiempo como el reflejo de la vida misma. La metáfora fenoménica de la vida como un teatro es un matiz inagotable de explicaciones sobre la existencia y el sobrellevar la vida. 

Sin duda, el teatro es mejor que el cine. Porque no hay pantalla que encubra la realidad. 





Canciones con filosofía: People

En la vida uno no es necesario. Uno podría haber sido otra cosa, incluso no estar. Es como diría Levinas: yo no soy los otros, pero yo no puedo ser sin los otros. 

Los otros: siempre es un ente abstracto, problemático, terriblemente complejo y en donde depositamos nuestros temores... Pero es lo más apasionante de este solipsismo. 

Necesitamos a los otros, queremos estar con ellos, tal vez, como diría Nietzsche, para que nuestro yo no se vaya a pique. Vivimos constantemente con ellos, aprendemos y los queremos. No importa cómo sean ni lo que pase: contamos con la suerte de que estén ahí para nosotros. 

Si yo estuviera sola en realidad, en verdad perdería mucho de lo que tengo. Estaría incompleta, porque he aprendido algo de cada persona, y he comprendido que en verdad no sería nada si no hubieran estado ahí para mi. 

Agradezco a mis amigos (Lalo, Fanny Girl ;), Chío, Oli), a los que no siempre me quisieron en sus vidas: su pérdida siempre me trajo consigo mejores cosas. A mis maestros que tanto aprecio (buenos y malos, qué importa, me enseñaron algo de la imagen del mundo). A los que he amado. A mi familia, mi verdadera familia. A Julián Lede, por volver a mí en otra forma mucho menos racional. 

Nunca me harán llorar, ni me sentiré insegura a su lado. Los necesito para ser, los necesito para ser feliz. Para estar en el mundo. Para ver la realidad. Los necesito con mi corazón y con mi mente. 

Soy afortunada y especial. Tal vez su mundo sería mejor si yo no estuviera con ellos. Pero mi mundo si es mejor con ellos y eso es lo que me importa. Soy la más afortunada del mundo. Y mi mundo es mejor gracias a que están aquí. 

Y siempre estarán en mi corazón. 

Felices fiestas philosofellas. Esto es lo que es una festividad para mi. 






martes, 23 de diciembre de 2014

¿Qué Bello es Vivir es una mentira?


1.

La pregunta sobre el sentido: esa pregunta existencial que tiene que ver con la necesidad. ¿Somos necesarios en algún sentido? ¿Si no estamos nosotros, habría otra persona que nos supliera? Suplir en el sentido de que no sea como nosotros, se dedique a otra cosa y que nadie note nuestra existencia. 

Ambas preguntas se pueden colapsar: si otra persona puede hacer lo que hacemos, entonces no somos necesarios. Si no somos necesarios, es posible que nuestra vida no tenga sentido. 

Pero vamos con el argumento de una de mis películas más odiadas: Qué Bello es Vivir. 

Cuenta la historia de George Bayley: un niño que salva a su hermano de ahogarse en agua congelada. Tras el accidente, George pierde el oído derecho, lo que forja su carácter y su ánimo de ayudar a los demás. 

Con el tiempo, George se vuelve una figura importante en su comunidad. Pero en un giro del destino, George se endeuda, pierde lo que tenía. En una crisis existencial, Bayley pide a Dios no haber nacido. 

Dios, dentro de la historia, le envía a un ángel que quiere ganar sus alas; el cual le muestra no sólo que él es un miembro importante: sino que si él no estuviera, muchas vidas hubieran cambiando, para mal. George descubre junto al ángel qué bello es vivir (tal cómo la película nos mete por la garganta) y el ángel gana sus alas. Y todos ayudan a George. 

La pasaban en el 11 cada maldito 24, me caga y me seguirá cagando hasta ahora. 

2.

Hace no mucho atravesé por una depresión muy fuerte. Mi mundo se cayó, porque toda la gente que quería, salvo unas pocas personas, me dieron la espalda. Incluso implicaron que era mejor que yo hubiera muerto. Que preferían tener a otras personas en mi lugar. Ningún ángel vino a decirme nada sobre eso.

Entendí con el tiempo que era más fácil odiar que enfrentar problemas. Que era mejor eliminar a un problema (desearme la muerte), que hablar conmigo. Hubo un tiempo en que yo pensé igual que mis agresores. 

 3. 

Hace poco vi el documental Freakonomics, en donde Steven Levitt y Stephen Dubner establecen otra metodología del estudio de las causas y consecuencias de la economía. En especial el segmento en donde todo pareció tener sentido: I'ts not always a wonderfull life.

Este argumento corre de la siguiente manera: tenemos dos aspectos que aunque parezcan conectados, en realidad no lo están. En 1989, las tasas de crimen aumentaban y se esperaba que siguiera así. Pero no ocurrió: la tasa bajó. Quizá eran los policías, las sentencias, nuevos alcaldes, drogas. Pero esas eran las partes, no el todo. 

¿Cuál era entonces la mayor parte? La generación que pudo haber cometido esos crímenes: nunca nació. Las mujeres tenían derecho a abortar y lo ejercieron, previniendo así la posibilidad de concebir hijos no deseados. Que después serían ese vecino incómodo, ese niño que te molestaba, esa persona por la cual no puedes subirte al metro. 

La controversial tesis de Levitt es que si respetamos el derecho a las mujeres de decidir, esto tendría consecuencias a largo plazo. Una visible es la reducción del crimen. Porque no es lo mismo que seas un hijo deseado (que crecerá en un hogar, con una madre lista) a un hijo no deseado, que seguramente se molestará y hará un blog (guiño). 

4. 

Cuando estudié el argumento del viajero del tiempo con Lewis y Connee y Sider, observé que hay paradojas y que nuestra existencia sigue siendo un misterio (no en el sentido teológico). Una de las objeciones a Lewis es que si hay mundos posibles, no parece claro qué camino tomará la ética, porque de tanta posibilidades, todas parecen ser de una forma adecuadas (algo así como una implicación al relativismo). 

Supongamos que viajamos en el tiempo para matar a nuestro abuelo y así no nacer. Porque no habría nacido nuestra madre, ni nosotros. Pero una vez que estamos ahí, no podemos: si matas a tu doble en el tiempo, puedes quedar vivo tu. Osea que existes y no existes al mismo tiempo ¿cómo puede ser eso posible? Es, claro, una paradoja. 

Pero lo cierto es que si hay personas que son como yo en otros mundos posibles: ¿cuál es el que tiene las mejores posibilidades? ¿cuál es bueno o malo? ¿cuál es como yo, pero no es yo?

Cuando estudiaba eso, concluí que nuestra existencia no implica necesidad. Hay tantas posibilidades (no sólo cualitativas, sino cuantitativas) de que existan otras personas como yo... o incluso que yo no exista. Y hay tantas posibilidades en esos cambios, que no son perceptibles, no hay forma de saberlo. 

5. 

Por otro lado: ¿si yo no hubiera nacido mi mamá sería más feliz? ¿alcanzaría más la comida en el mundo? ¿mis enemigos serían felices porque no está su piedra en el zapato? Podría apelar al argumento de ser un chivo expiatorio... pero no soy tan importante. Entonces: si hay otro más que pueden odiar y que hace que no sean felices: ¿por qué debería preocuparme?

Afrontémoslo: es posible que mis amigos estarían tristes si yo muriera, este blog dejaría de funcionar, pero ¿y qué? Mis amigos tendrían a otro amigo. Mi mamá tendría su vida... La escuela, bueno, está llena de filósofos. 

Podría empezar una lucha social, bienintencionada. Pero como hay ideas que animan a la gente a ser peor de lo que era antes... pues no tampoco veo nada claro. 

¿Y si en verdad no debí nacer? ¿Por qué desafiar al destino, por qué resistirse a ser alguien o algo? ¿Por qué intentarlo? No basta con creer para saber... a veces es puro corazón y pura fuerza por lo que nos movemos, porque no hay nada en realidad. 

6. 

Y supongo que el problema del sentido volverá... Desde hace mucho que siento que mi vida tenía que haber acabado. Que si yo no hacía algo, alguien más lo haría; que si mi vida estorbaba a otros... pues eso me valía, después me dolió reconocer que pueden tener razón. Mi vida sólo vale para mi... pero cuando todo el mundo parece en tu contra, es difícil estar vivo, sentirse igual. 

Y sin embargo sigo viva... sin saber qué hacer. Esperando que el ángel me mienta y me diga que mi vida si valía algo. Y que por hacerme sentir mejor, Dios le conceda por pura misericordia sus alas. 

Felices fiestas Philosofellas. 


jueves, 18 de diciembre de 2014

Un buen año o el primer año Silveriano.






¿Por qué nos gusta Silverio? Me preguntaba ante el mareo, mis ojos llorosos porque me cayó cerveza que escupió, mi cabello sudoroso como si me hubieran agitado en una lavadora y los sentimientos encontrados que me produce ver a su Majestad seducir plebeyas con aliento etílico. 

Silverio hace lo que se conoce como violencia divertida: ese fenómeno de ver la agresión a alguien y que sea divertido, que te dé risa. Cuando él hace las cosas se ven mejor, cuando él dice algo, lo reciben con agrado. El arte del insulto es la areté de su majestad. 

Su majestad se presentó en el Imperial el pasado 17 de diciembre, presentó su muñeco de acción (un art toy de Veneno Toys), como regalo de esta navidad. 




El primer año Silveriano

Recuerdo las fechas, no tengo de todas un artículo, no tengo fotos (en esta que es una cultura visual), pero el tamaño de mi imaginación me permite emocionarme otra vez, recrearlo todo y sentir, que todo lo que he visto es a un genio, a un artista. 

Lo vi el 17 de Abril, en el Imperial, un maravilloso jueves santo. Lo vi, al artista, al hombre que cambiaría mi vida tanto más que un filósofo. Al rock star incendiario, valemadre, bravucon y maravilloso. Nunca me decepcionará. 

Empezó este año, desde que supe que era el genial Julián Lede, desde que mi mente se desconectó y empecé a aceptar su locura, sus reglas y sus ideas. Este año en el que me ha hechizado, me ha deslumbrado con sus ritmos. Este año, ya no es una mierda más, aunque hayan llovido toneladas de ella. 

martes, 16 de diciembre de 2014

Behind the candelabra o el artificio no es el artista

Empiezo esta reseña con un problema de identidad: ¿es el piano idéntico a la guitarra? ¿No es acaso un pianista igual que un guitarrista, con una velocidad endemoniada en los dedos, virtuoso y que emociona a la gente? ¿No es el piano la guitarra de un Mozart, un Liszt, Tchaikovsky, un Bach? ¿No eran ellos los rock stars de la mal llamada 'música clásica'? 

Liberace es un pianista, es una especie de Mozart (en la versión de Milos Forman) en combinación con una showgirl. No es un ícono gay: es un modelo de lo que es un gay con humor, clase, estilo; una fuente de la cultura y una fuente inagotable de ideas. Las cuales los íconos gay roban. 

Algunos ejemplos de esto son Elton John y Lady Gaga, algunos diseñadores sin talento y sin creatividad (cuyo uso de la lentejuela en la moda, es bizarro e insultante y a nadie queda bien). Sólo Liberace podía hacerlo, a esos niveles y con esa fuerza, esa vivacidad. 

La película está basada en el libro homónimo Behind the Candelabra, que narra la vida de Scott Thorsen y de Liberace. Su relación de cinco años: el amor, desamor, los lujos, las drogas, las cirugías plásticas y el sida. Scott siente química, amor y protección por él. Liberace desea sentirse joven y tener a un compañero de vida, aparentemente. 

Behind the Candelabra no es una historia de diversidad, no es temática LGBTTTI: si algo muestra muy bien la cinta es cómo son las relaciones entre dos personas: cada cual con sus creencias, sus costumbres, sus ideas. Cada cual con su manera de amar. Puede ser la relación de cualquier pareja: él se hace cirugías para conservar el atractivo; el otro no quiere engañarlo, pero es infiel; ambos cambian y aprenden que siempre se han amado. Es una pareja: dejemos de engañarnos con que cambian las relaciones, según el género. 

A todos nos puede pasar: el desencanto del amor. 

El artificio no es el artista

Liberace era un divulgador de la cultura: supo trascender su imagen de ícono gay para mostrar al músico, al virtuoso, al ejecutante que practica y que tiene una férrea disciplina. Logró ser un referente de la cultura pop. Alguien que te hacía apreciar la música, que te hacía feliz con su personalidad, con su entusiasmo por la vida. 

En la película vemos también a Liberace el humano: un hombre enojado con su madre, del que todo sacaban lo que podían. Un hombre solo, pero que hacía las cosas a su manera. Que tenía una filosofía (si a mi no me ven, cómo se darán cuenta de que estoy aquí). Y que también lastimaba a quienes amaba, pero por su forma de ser, su mismo exceso, su idea de la vida y humor. 

Aunque lastimó a la única pareja que lo amaba en realidad (con sus mismos mecanismos). Liberace reconoce que es su único amor, que en verdad lo respetaba y lo veía como persona. Era más que algo físico, era genuino amor, de ese que sucede una vez en la vida. 

Y con todas las circunstancias, son los sentimientos genuinos los que prevalecen, tanto como la música que interpretaba y con la cual siempre se divirtió. Un sueño imposible. Más que una imagen, Liberace es artista de la vida. 





sábado, 6 de diciembre de 2014

Consideraciones sobre las fiestas

La navidad ha llegado a este blog (y a todo mundo, si). Y sucede que podríamos hacer las cosas mucho mejor que cuando nos ponemos de acuerdo, cuando entendemos al otro. No obstante, siempre hay problemas cuando hacemos una fiesta, porque, por alguna extraña razón, es un pretexto para pelear y para sacar frustraciones. 

No me refiero a personas que tienen algún trastorno, ni a personas a quienes no les gustan las fiestas. Me refiero a esas personas cuyas peleas son un modus vivendi para convivir y que no tienen una disposición a suspender sus peleas. 

Es cierto que hay personas indeseables, pero es cierto también que la única vez en el año que nos reuniremos no hay necesidad de recordar todo lo malo. Sino de eliminar a esas personas de nuestro pensamiento y de entender que no tienen poder sobre nosotros. 

He aquí algunas recomendaciones para seguir adelante, en vez de pelear: 

1. Evite tareas gravosas, o prográmelas de otra forma. La limpieza de invierno, la depuración de materiales, los planes a futuro. Todo eso de nada sirve porque no hay un buen comienzo en primer lugar. No lo enfocamos a que sólo será una vez a la año y es de cierta forma bueno. Pero como es gravoso, nos pesa hacerlo. Lo que propongo es que se haga de otra manera: dividir en dos o tres días, tareas sencillas y sin presiones. Apartar una a dos horas de ese tiempo y después hacer otras cosas. 

2. Si hay diferencia de ideas, acéptelas. En especial cuando es de forma de pensar, religión, ideología política son temas espinosos por los que nadie desea pasar. En vez de enfocarse en esos aspectos, que no producen más que peleas, evitemos eso. Pensemos que hay otras cosas de esas personas, cosas que tenemos en común, o bien, que no nos molestan. 

3. Evite pensar a largo plazo. Como en el aumento de peso, qué hara con el regalo, qué habrá pasado con otros invitados,etc. La administración es una tarea gravosa, en especial si pensamos en deudas, pero digamos que hay una tarea gravosa que puede evitarse. 

4. No adquiera cosas que no pueda pagar. Cuando se vean los regalos es mucho mejor hacer detalles más pequeños o cosas que sean para agradecer (puede ver el post anterior de los regalos en este blog). Cierto es que hay regalos costosos y que valen la pena, pero son mejores cuando se establece un presupuesto previamente. 

5. No busque cualquier pretexto. Si las fiestas no son de su agrado, permanezca neutral En lo personal a mí no me gustan, pero respeto: trato de mentalizar que pasarán esas fiestas, que no siempre tienen que ser así y que año con año tiene que cambiar. Si en verdad necesita un tiempo solo, considere que no siempre tiene que ser con la fiesta en cuestión. 

6. En todo hay aspectos positivos y negativos. Así como es una oportunidad para el consumo y para tener excesos, también es una oportunidad para pensar otras cosas: estar con los amigos, comunicarnos con quienes nos quieren, hacer las cosas de otra forma. No tenemos que participar en lo que no queremos, pero tampoco hay que molestar a otros en su forma de celebrar y de ser. 

Si no desea arruinar una fiesta, es mejor no asistir. 


jueves, 4 de diciembre de 2014

Regalos con filosofía

Este post es traído a ustedes por: somos un blog, pero este contenido parece de revista baratona. También viene de mi creencia que todo es incipientemente filosófico y a huevo hay que actuar en consecuencia. 

Un tema filosófico son los regalos: no porque se tenga que invertir dinero o porque sea algo inmaterial, damos regalos a las personas porque tenemos algo que agradecer, algo por lo que queremos que nos recuerden y nos aprecien. 

Por eso, he aquí algunas reglas cuando regalamos cosas, desde reacciones hasta ideas que pueden ayudar a hacer un mejor regalo: 

1. Con los regalos se agradece. En especial si no hacen un daño, o bien si son una ofrenda de paz. Si la gente se enoja aún más, si a las personas les da pena, si no hay un buen uso, no es bueno regalar a esa persona. Ni gastar tiempo ni atención en quien no la tiene con nosotros (principio de reciprocidad, el cual es muy útil).

2. Fijarse en lo que le gusta a una persona. Es lo más difícil, es lo más complejo: porque la gente no quiere verlo, no le interesa o quiere proyectar sus deseos en un regalo para la persona. Si quiere que estudie otra cosa, no le regala libros que le alienten a saber de ideas; si quiere que sea más formal, le regala ropa que les gusta a ellos. NO LO HAGAN: cuando una persona les interesa, busquen algo para ella, no que les guste a ustedes, aunque no les guste lo que le gusta a esa persona. ¿Se entendió?

3. Los regalos que se rigen por reglas son impersonales y, a veces costosos. Es bueno regalar algo útil, algo lujoso, algo conmemorativo. Pero esto es cuando se han agotado opciones basadas en los deseos de una persona, no en sustitución de algo que se quiera. 

4. El presupuesto es importante, pero se tiene que observar con anterioridad para evitar deudas, para evitar imprevistos. Entender que cuando se está dispuesto a gastar en algo, es para festejar, no para recriminaciones. Si nos molesta, es mejor no adquirir cosa alguna. 

5. Un regalo se da desinteresadamente, aunque parezca que alguien nos querrá más, nos recordará, eso no evitará peleas, no evitará problemas futuros. Sólo será un recordatorio de cuando nos arriesgamos a dar y a querer a las personas. Si se evitan esos problemas, si se superan, no es por regalo alguno. 

6. Un intercambio no es justo: porque nuevamente, dar es un riesgo y nos arriesgamos a que no nos den nada, aunque demos todo. Como filósofa recomiendo abstenerse de participar en esos eventos: porque se rigen de la educación de las personas y muchas personas están resentidas, no se preocupan por otro y no hacen un esfuerzo por dar un buen regalo, un regalo digno y desinteresado. Uno puede ser muy educado y detallista, pero no es así por el otro. 

Si todos fueran personas igual de virtuosas que uno, pues no habría problemas. Torciendo este planteamiento artistotélico, quisiera que se viera en este post que es mejor regalar a personas que en verdad nos aprecien, con quien sea menos complejo ponernos de acuerdo y que tengan la misma atención que nosotros tenemos con ellas. Si no es así, y lo sabemos, no tendríamos por qué quejarnos. 

¡Felices fiestas Philoso-fellas!


domingo, 30 de noviembre de 2014

Consideraciones sobre la moda y los trajes típicos

Mi pregunta en este pequeño ensayo es: ¿los trajes típicos tienen que ver con la moda? O bien ¿un traje típico puede pasar como un dress code (código de etiqueta)? 

Haciendo algunas precisiones, si y no, ambos argumentos radican en un elemento importante: la convención. 

Si, cuando es una especie celebración en pueblos o bien, cuando la convención tiene que ver con motivos típicos del estado. Si la convención fuera en premios, en algunas ceremonias, sí que sería de esa forma. 

No sería apropiado para eventos de gala o de ciertos temas. Si ya se ha convenido que la fiesta es con temática del Gran Gatsby, un dress code más o menos formal, podría ser. Lo cierto es que contamos con una herramienta de la moda: la adaptación. 

Es posible adaptar los elementos de un traje: la falda, la blusa (con jeans es un claro ejemplo de moda actual y de adaptación), los estampados típicos en una mascada (como mariposas, flores, serpientes, etc.). Podría ser un ejemplo de la evolución de la moda y estos elementos. 

Personas que llevan el traje típico como ropa de diario, para mítines, como imagen aparentemente transgresora o excéntrica no aparecen en esta convención: su imagen me parece ofensiva para los trajes mismos. Su discurso es nacionalista, con tendencia a polemizar acríticamente y que abunda en forma, mas no en fondo. 

Recordemos que, al ser la moda invención, estilo, no está peleada con lo que convengan las personas. La moda no está hecha por una industria, ni corresponde a una ideología: está hecha por nosotros, para nosotros. Por lo que hay que tener una mente abierta y una actitud de respeto hacia los integrantes que la componen: diseñadores, críticos, creativos, editores, fotógrafos, modelos, etc. 

Recientemente se agredió a Horacio Villalobos por una aparente crítica al traje típico. La crítica no fue ni al traje que se aludía, no fue hecha por él (fueron más ácidos los comentarios de las compañeras del programa Fashion Police, Ileana Rodríguez y Olivia Peralta) y ni siquiera era una crítica tan despiadada: era sobre respetar el dress code, sobre entender el evento al que se asistía y hacer una elección acertada: el crítico hacía su trabajo. 

Y el trabajo era sobre un constructo humano: la moda, que es un fenómeno tan serio como la filosofía, la ciencia, el arte. La moda también es eso: filosofía, ciencia, arte. Es un fenómeno natural, no sólo nacionalista o ideológico. 

Canciones con filosofía: I want love

He terminado con un hombre que amaba... bueno, que tal vez me gustaba demasiado, como para amarlo. Honestamente ni yo lo sé, terminamos cuando creía que más lo amaba, cuando creía que en verdad habíamos sobrepasado la química. 

Creo que era todo, química y ya. Una emoción fuerte, algo biológico, qué se yo. Creo sólo estaba entusiasmada con él. 

Él no podía ser mi amigo, ni nada mío, aunque si estar conmigo sin ningún compromiso, sin reproches, ni discusiones. Sólo era una conquista más. 

Creo que no quería crecer, no quería nada más conmigo. Pero dejó que esto avanzara y que yo pensara lo contrario. Nunca corrigió ni hizo el mínimo esfuerzo por hablar conmigo. 

¿Quién estará mal? ¿Quién cometió más errores? ¿Quién dijo al otro más mensajes dobles? En verdad, estoy harta de analizarlo, hay cosas que deberían quedarse ahí. 

Quisiera contrarrestar mi tristeza con esta canción de Elton John, en este video estelarizado por Iron Man, perdón, Robert Downey Jr., haciendo lip sync con la canción del británico, demostrando que sí es un actor serio y que es bueno para el drama. En el video se muestra errante, preocupado, se muestra anhelante de un amor de verdad

Ahora quisiera un amor diferente, un amor que no se rompa, que me fortalezca. No quiero nada más. Con esa canción de Elton John salió ese sufrimiento, tenía ganas de llorar, de anhelar, de empezar nuevamente. 

Sin más, sólo quiero a alguien que me quiera. No quiero sólo creer que lo tengo, quiero que en verdad haya un vínculo, que hablemos y que enfrentemos dificultades juntos. Quizá sea mucho, quizá no, pero no quisiera repetir esa experiencia, con él. 

Quiero amor. 


lunes, 24 de noviembre de 2014

Personas que hablan de filosofía sin ser filósofos 3

Continuando con esta maravillosa sección, que es de lo mejor de este blog, sigo pensando que hay filósofos de clóset, pero el chiste es encontrarlos, porque eso es parte de nuestro trabajo para que las ideas se sigan moviendo. 

Como en las otras secciones que pueden encontrar aquí y aquí esta lista será variopinta, pero no es de extrañar que las personas que encontramos, 

11. Ricky Gervais. Este comediante siempre tiene una nota filosófica para cualquier chiste. El humor negro es la bandera de este humorista. No sólo hace reír, sino pensar en todo lo que dice la sociedad, las personas aparentemente intocables y tolerantes. Lleva al extremo el hecho de ser políticamente incorrecto. Sus obras Derek, The Office, su podcast que recientemente tuvo animación, es la exposición filosófica del humor de Gervais: el absurdo, la anecdota y la genialidad detrás de sus personajes. 

12. Charlie Brooker. El creador de Black Mirror: la serie más filosófica de todo los tiempos, es también un crítico que usa el humor como vehículo para el pensamiento. El análisis de los supuestos filosóficos como el progreso, la aspiración, el miedo y la ciencia en el lenguaje televisivo, para mostrar que hay una sociedad enajenada y presa de la tecnología. Si desean conocer más a este genio, no se queden con Black Mirror y sus referencias: vean el serial, desafortunadamente no subtitulado, How TV ruined your life. 

13. Doug Stanhope. Dentro de los segmentos de Brooker se encuentra esta joya de los standuperos. Un hombre que no teme meterse con nadie ni con nada. Que critica con una precisión aterradora. Un hombre que bebe, que está enojado y lo demuestra con el humor crítico y ácido. Stanhope es un artista: no teme confrontarte con nada, no quiere caer bien a nadie. Quiere que rías pero críticamente con la estupidez de otros. 



14. John Cameron Mitchel. O como lo conocen los cinéfilos Hedwig Schmidt, de Hedwig and the Angry Inch. Uno de los musicales que trata sobre la identidad sexual, el camino del éxito cuando alguien se aprovecha de tí, el género y las preferencias sexuales. Y el encontrar el amor: su canción The Origin of Love, trata del mito de la caverna, en especial de la alegoría de Aristófanes y de los mitos por los que estamos divididos. Con el mito se hace ontología, y Cameron Mitchel lo sintetiza en esta gran canción:



15. Juan Domingo Arguelles. Un poco al estilo de Umberto Eco, este estudioso de las Letras, estudia el tema de la lectura desde una perspectiva social: por qué no leemos, cómo nos educaron para que seamos así, los mensajes dobles que evitan que se fomente la lectura y el hecho de que leer sea un gusto que uno descubra, como un vicio. Así de irreverente pero así de crítico es Arguelles. Su obra se llama ¿Qué leen los que no leen? Y debe estar en la listas de este blog. 

Sin más: espero poner a más filósofos de clóset en este blog. 

domingo, 23 de noviembre de 2014

¡FELICIDADES, FILÓSOFOS!

Son grandes, contribuyen a la cultura, hacen los mejores chistes y los mejores análisis. Ayudan a todos los educadores, artistas y guionistas del mundo. Ayudan a la gente como yo a salir de las calles (bueno, no exactamente). Son los mejores para discutir, argumentar, cantar folk y hacer chistes. Son los mejores para mí. 

Pero su tarea es dura y poco valorada. Se les tilda de ñoños, incómodos, políticamente incorrectos, raros, anticientíficos, inútiles para la vida pública y para cualquier cosa. No me importa que eso sea cierto, pero es una herida difícil de sanar. 

Están en todos lados: en el parque, en la escuela, disfrazados de maestros, de científicos, de artistas, de músicos que samplean beats pegajosos, de locutores de radio... Es tan fácil la mímesis pero es tan frustrante que no quieran mostrar su naturaleza. 

Son el amor, el odio, la idea nueva, el progreso y el retroceso. Son el ambiente cultural, el movimiento, la música y el silencio. 

Son los filósofos, maravillosos seres que te hacen pensar y ver con sus ojos el mundo. Nadie más lo puede hacer, nadie podrá quitarnos y estaremos más que nunca. 

Felicidades en su día, vivan el mundo con toda la pasión posible: porque gracias a ustedes, esto se sigue moviendo de forma invisible. 

Son grandes. 


Andy y el Museo del Chocolate

Esta sección es traída a ustedes por: se acerca el fin de semestre y quiero procrastinar todo lo que se pueda, hasta no tener vacaciones

Gracias a mi amiga Olivia tuve un acceso al mejor museo del mundo: no es un museo de la filosofía, no es una biblioteca museo, no es un museo en donde expongan el dúo Amorales- Lede. Ni de ciencia, arte o esas mariconadas. Este museo es sobre la mejor sustancia del mundo: El chocolate. Y si, lo digo como Homero Simpson

Este bello museo, el MUCHO por sus siglas, se encuentra entre Milán y Lucerna, cerca del teatro el Milagro y el teatro Milán, en ambos se presenta la mejor oferta de teatro en México. Honestamente Milán y Lucerna es un espacio poco valorado y estudiado por los senderistas culturales. 

El museo tiene cerca de seis salas: una en donde se muestran los antecedentes con maquetas y dibujos. Algunos de los utensilios que se exponen son molinillos, metates, guajes. Las salas siguientes tratan temas diversos como la química del chocolate (en cuanto a sus propiedades y el árbol del cacao). Una sala para exponer los aspectos comerciales del chocolate. Una par más que expone arte contemporáneo hecho con chocolate, o bien esculturas de chocolate. 

Pero la mejor sala, es la sala decorada con ruedas de chocolate: más de 300 piezas tapizan el cuarto. El olor de la cocoa y la sala de los olores creo que es de lo más terapéutico que ofrece el museo. Logra que cambies de humor y que te intereses genuinamente en entrenar tu olfato y en adquirir productos saludables y de calidad. 

La atención es de lo más profesional y especializada: desde los dichos populares hasta la memorización de datos técnicos, todo es de una forma divertida y didáctica. Es una labor de difusión que nos identifica como mexicanos, sin ser nacionalistas ni rasgarnos las vestiduras. 

Lo anterior lo digo porque nuestros productos tienen calidad (y saben mejor) que cualquier otro: es una cuestión de gusto y de probar distintas alternativas, no es porque sean mexicanos o porque se hagan en una región: es porque saben delicioso y eso cualquiera lo aceptaría. 

También me gustaría recalcar que el museo es una mezcla de la cultura gourmet y de la cultura museística: la curaduría es ágil, el espacio es apropiado, las muestras del trabajo (tanto histórico como gastronómico) son excelentes. Todo está limpio y fomenta un consumo responsable: lo que NO tienen muchos lugares dedicados a la comida (¿verdad Museo Herdez?). 

Además: el museo ofrece cursos de chocolatería, voluntariado, servicio social, catas de chocolate y productos gourmet de chocolate con menos aditivos y sabores diferentes que las marcas de costumbre. Para probar y comparar están bien: un buen gourmet prueba de todo. 

Sin más: visiten este nuevo espacio, que el 23 de abril será su primer aniversario. De seguro será un gran celebración. Compren chocolate hecho artesanalmente, no porque se esté en contra de una marca (de hecho los chocolates de la compañía Mars son exquisitos), sino porque es una experiencia para conocer lo que hacemos y que tenemos productos que compiten con otros. Y porque es un museo del mentado Chocolate ¿qué más quieren! 

Pero ya en serio, me parece que será una gran experiencia y algo para contar. No como otros museos que sólo aburren al visitante. 

Más información en: http://www.mucho.org.mx/ 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Canciones con filosofía: Positively 4th Street

Yo no conocí a Bob Dylan hasta que Sergio Zurita lo ponía en su programa Dispara Margot Dispara. Conocía Like a Rolling Stone, la cual era su sello distintivo en el rock, pero eso suena a lugar común. Y sabía también que él había compuesto una de las canciones que se interpretaban en la iglesia (Blowin in the wind es conocida como Saber que vendrás, y se interpreta en la misa de los domingos). 

A mí me gustaban los Wings, los Beatles, los Rolling Stones... no sabía nada de Dylan. No sabía del ícono musical que fue. Lo conocía indirectamente: por los Traveling Wilburys, por We are the World (que no cantaba bien) y por una canción que ganó el Óscar en 2000. 

Hace ya algún tiempo en mi vida que me pasa algo muy raro: cuando me va de la chingada suena en la radio o se oye a lo lejos Like a rolling stone. No se qué pasa, no se si es el universo o es una bajada de huevos cósmica... pero esa es la canción que se oye. Dylan el genio trata de hacerme entender. 

Dylan el artista, que se rebeló contra los que los hicieron ícono folk. Que pasó por crisis religiosas y que fue parte de la banda sonora del mundo, de los mejores grupos de la historia del rock (The Band, The Traveling Wilburys), que enseñó a los Beatles y que está por encima de ellos: porque él hacía tratados filosóficos en canciones. Lo que me lleva a la canción que hoy presento en esta sección de mi blog. 

Con Dylan el discurso no se agotaba en el amor, sus letras eran diferentes: eran de la virtud, de la naturaleza humana, de la muerte, de empezar de nuevo, de hacer juramentos de amor, de dilemas éticos, de ver al otro que siente lo mismo por ti. Dylan era un filósofo atrapado en el cuerpo de un músico, como a veces suele pasar.

Dylan sacó mi ira, el fuego de mis entrañas cuando me dí cuenta de la traición, del modus vivendi de mis enemigos: unos mamones que sólo quería juzgarme, que jamás me aceptarían. Unos farsantes que sólo buscaban una fórmula para sus patéticas vidas. Una bola de gente doble moralista que les molestaba confrontarse con ellos mismos. Gente que nunca se aceptará, por eso no acepta a otros. 

Dylan me hizo gritar mi rabia, porque me sentía engañada por ellos. No es malo confiar en las personas, no es malo conocer a la gente... es malo cuando ellos quieren imponerte sus ideas porque de otra manera no te aceptaría. Escupo sobre ellos: porque prefieren verme derrotada porque no han podido soportar que viva sin ellos. 

Cuando los veo se voltean, hacen sus groserías, se fastidian. Pero eso ya no es mi problema, temo que si miro atrás, dónde los dejé, me convierta en una estatua de sal. 

Cuando los encuentre en la calle, en la facultad, esta canción sonará. Ya saben dónde encontrarme.  



Idea de progreso y cirugía plástica

Honestamente, no estoy a favor de las cirugías plásticas. No porque haya personas que no se vean bien, es porque no les quedan las modificaciones a todas las personas. Pero eso es una razón de mi lista (que pondré unas líneas más abajo). 

Hay argumentos a favor y en contra. Los principales cuestionan la idea de la mejora con la intervención. Otros dicen que propician el trastorno de dismorfia corporal (en donde el paciente ve defectos que no tiene o necesita muchas intervenciones). Quienes están a favor dicen que es una forma muy común de quitar lo que no te gusta, que reinventarse está bien y que ahora que hay esas ventajas tecnológicas ¿por qué no usarlas? 

No desmenuzaré todos los argumentos. Lo cierto es que daré mis razones en una lista breve, a manera que sirvan para las objeciones. 

Dudo de las cirugías plásticas porque: 

- No es seguro que la modificación que te aconsejan o que tú propones mejore tu rostro o cuerpo. Es una consecuencia de la idea de progreso: a mayor adelanto tecnológico, mejores personas seremos. Lo cierto es que eso es falaz en algunos casos. 

- Muchas mujeres se ven iguales a otras con esa modificación corporal. Lamentablemente eso no es bueno, porque elimina nuestra posibilidad de atraer por ser únicas. Creo que responde más a una moda, que a algún trastorno o idea de mejora. Quizá por eso me es difícil entender.  

- Hay ventajas tecnológicas que, aunque empezaron por la idea de progreso, no fueron benéficas a largo plazo. Aunque la tecnología se disponga para que las usemos, no creo que contribuyan a una mejora de las personas. Pensemos en la metáfora del arma. 

- Las mejores virtudes son nuestros peores defectos. Y viceversa. En el cuerpo es más o menos lo mismo: mucha gente que se queja en realidad es porque no se ha valorado y no se ha visto de otra manera. O no se ha arreglado de forma un poco más favorecedora. 

- Apoyo la cirugía estética en casos extremos. Pero esos casos extremos, generalmente deciden no cambiar su rostro. Saben que eso no es la solución. 

En conclusión: respeto si hay quien se hace cirugías plásticas, respeto a quien logra mejorar. Pero no comparto la creencia de que eso es una ventaja para nosotros, o que nos hace mejores en algún sentido. Honestamente, no lo creo.