martes, 13 de noviembre de 2018

Canciones con filosofía: Dios no lo quiera

La tesis que he trabajado es que la música es la configuración de nuestros sentimientos: cuando algo nos duele, cuando no podemos expresar nuestras ideas, tenemos a la música para que hable por nosotros. Para que aquellas ideas que no pueden salir fácilmente. A veces nos ayuda a aceptar lo que sentimos, otras veces, lo que somos. 

Mi padre había enfermado y también el que entonces decía que me quería iba a dejarme. Yo temía ambos escenarios. El desenlace creo que era obvio pero yo me mentía porque era lo que me levantaba. A veces se puede condonar la mentira. 

Por aquellos días escuchábamos el Fonógrafo, estación que ya no escuchó desde que no está mi padre. Y fue que escuché esta canción: honesta, dolorosa, que temía la realidad tanto como yo. 

Lucho Gatica intérprete chileno, injustamente comparado con Javier Solís, nos trae esta bella canción que trata de la resistencia a aceptar la fatalidad de la vida. Sabe que perderá algo, sabe que vivirá con miedo y se recriminará, por eso se ampara en Dios y en la fe para salvar su amor. 

Así cuando nos aferramos a todo, a nuestras pocas certezas, a nuestras creencias. Pero el fin se acerca, pese a que esa persona haya sido para nosotros. Lo vemos, lo sentimos. Algo ha cambiado, pero no nos atrevemos a verlo. 

Yo le dediqué esta canción a él. Que me descartó sin consideración porque nunca me amó ni le atraía. Era una distracción de su soledad y de su vacío. Hubo un duelo, hubo llanto, hubo rumiación porque sabía que el fin estaba cerca. 

Ahora se que no me correspondía, pero honestamente, cómo dolió el pinche amor que yo sentía. Él al estar vacío, jamás sentiría lo mismo que yo. A veces envidio a gente así. 

El video es un fragmento de la película Teatro del Crimen, de 1957, Gatica aparece increíble, pero con una vulnerabilidad que no muestra cualquier hombre. En la interpretación de Gatica nos hemos encontrado todo, pidiéndole a Dios que el fin no llegue, que no sea inminente, porque es lo único que tenemos y queremos conservar. 

Descansa en paz, tus interpretaciones vivirán por siempre. 


lunes, 5 de noviembre de 2018

Canciones con Filosofía: Too much love will kill you

Aún no voy a hablar de Bohemian Rhapsody, porque tengo otros materiales e ideas que debo comentar en este blog. Y estoy tratando mi adicción al trabajo. 

¿Freddie Mercury era un filósofo? Es muy probable que si: tengo algunas pruebas de ello en sus canciones y en la forma en que hacía música. No me centraré en su estilo de vida ni en su sexualidad. 

Freddie Mercury tenía grandes tesis existenciales, vinculadas con el amor, el rechazo, la derrota y el trabajo sin sentido alguno. En la sisifíca Somebody to love podemos observar que la pregunta central es ¿puede alguien encontrar a alguien a quien amar?, aunado a la tarea de tener que trabajar sin ver frutos, ser humillado y sometido a la incomprensión y la la estigmatización por los otros, esos que son tanto problema como enigma. 

En Show must go on, presenta el fenómeno de buscar sin encontrar, a menudo nuestra capacidad de encontrar sentido se ve comprometida con este problema: ¿para qué vivimos entonces? ¿qué sentido si no vamos a encontrar la felicidad o al menos propósito? 

Cuando el dolor nos ha rebasado, hasta llegar a nuestra alma, es lo mejor pedir ayuda; pese a todo lo que pase, pese a dejarlo a la suerte, pese a que fracasemos, pese a que las dificultades nos ahoguen día a día. Pese a que el corazón se rompa. 

Sin embargo, esta canción describe cómo me siento. 

Tuve una mala infancia y no porque el problema fuera que no me quisieran o que me dieran casi todo lo que pedía... Hubo un error en mi crianza en el que creí sistemáticamente. 

Y es que me dijeron que era especial. Que había algo más para mi. Que era excepcional. 

No es que mis familiares o mis padres fueran negligentes, para recomponerlo intentaron muchas cosas, a veces crueles y a veces radicales. Me faltó mucho para poder entender quién era... más de veinte años. En muchas cosas no he transformado mi realidad, estoy triste estoy cansada. No era lo que yo solía ser. 

Mucha gente criticaba que estuviera triste, que tuviera un duelo no resuelto, que mi chispa se fuera perdiendo con los años... pero a veces esa tristeza y ese duelo tienen más que ver con tu realidad que lo que te quieren obligar a ser. 

Sentía mucha incertidumbre y sensación de vacío, tenía muchos problemas y sentía que no valía nada. Tuve que aceptar que la vida era dura y que no era especial. Pero sentí que confirmaba todo lo que pensaba sobre el mundo. Todo lo que decían de mi. 

Aún, con todo, hay días, más difíciles que otros, en los que parece que no se quién soy o qué quiero de la vida. 

Tal vez ese espejismo, ese desencanto de la vida puede ayudarme, pero no será haciendo las mismas cosas que hago antes. Hay un grito desesperado por ayuda y ganas de perdonarme detrás. 

Porque por desgracia, es demasiada atención, demasiado amor, demasiados mensajes dobles que ya no se quién soy, qué necesito y qué debo hacer. 

Cargo un peso que no me corresponde y quiero cargar más... tal vez colapsar, tal vez así me tendré compasión. Pero no quiero llegar a ello. Yo quiero proceder con la hipótesis contraria: demasiado amor es terrible, demasiado amor nos puede comprometer emocionalmente y nos destrozará. Demasiada atención no ayuda, abruma. 

Por eso no es tan difícil enfrentarnos. 

Sin duda hay que aprender más del gran Freddie, un filósofo nato.