jueves, 12 de noviembre de 2015

Canciones con filosofía: Wild world

El siguiente año cumplo 26... sólo soy una niña de 26 años. 

Aún sigo creyendo tonterías sobre enamorarme, pese a que he comprobado lo mal que salen las cosas; aún creo que vienen cosas mejores, creo que no estoy sola y que al menos escribiré una buena obra.

A veces me rió de esos sueños... otras me pregunto y si ¿no suceden? A lo mejor no pasa nada. Luego creo que no pasa algo que uno no quiera, que no uno no haya dicho, ni construido. Es obvio que tengo que buscar, que tengo que hacer cosas para lo que sigue y que debo procurarme buenos momentos. 

Primero me tengo que convencer de lo que quiero y tengo que hacer estrategias. No son cosas tan fáciles, pero tengo la obsesión suficiente y tengo que hacer algo que me haga feliz. No es que sea el fin último la felicidad, pero es una parada importante. 

Recuerdo que no ha sido fácil, principalmente porque he luchado conmigo. Recientemente sufrí una ruptura y una pérdida. La ruptura no dolió tanto, la pérdida si. 

Son esas cosas las que me hacen recordar que el mundo es un lugar solitario, un lugar difícil, un lugar hostil. Aún así, hay una peligrosa esperanza de que podemos cambiar, podemos hacer cosas mejores, nos podemos recuperar. 

Siempre recordaré al hombre que perdí. Y a veces, con cariño, a la otra persona. No es fácil arreglar el mundo, podemos arreglarnos nosotros, una cosa a la vez. Las personas a veces tiene que irse para que uno crezca y haga algo bien. 

Y ese mundo, siempre es un lugar salvaje, pero siempre me recuerdo como una niña... que aún no sabe muchas cosas, pero que intenta cambiar aunque ya no esté con los que ama. 

No es fácil arreglarlo todo con una sonrisa y es posible que se tornen las cosas más oscuras, pero ese mundo salvaje está ahí y tenemos que salir en algún momento. Tal vez lo que más tememos es a nosotros mismos. 


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