lunes, 17 de diciembre de 2018

Ya no soy freelance.

Aunque se que hay una libertad que es opuesta a la seguridad, un buen día dije... No más. 

Ser mi propio jefe, cuando tiene que haber un constante orden y estructura, a veces es agotador. Tener una cartera de clientes, ahorrar, tener que planear cada día y trabajar mucho más, a veces muchas horas y seguir sin tener dinero... es un riesgo que tenía que correr. Pero qué doloroso cuando pasa. 

Aunque sobreviví mucho tiempo y mi familia me apoyó emocional y económicamente, sabía que no podía seguir así. Que tenía que tener una estructura. 

Y entonces, pedí un trabajo, uno con seguro, con prestaciones, con horarios. Un reto. 

Ciertamente, mi vida bohemia se pausó, pero... no todo era tan malo: mi apetito por la vida volvió. 

Yo pensaba que sería lo contrario... pero de hecho necesitaba esa estructura. Además que mis horarios de sueño volvieron, volví a sentirme cansada, hambrienta... incluso con frío e incertidumbre.

Y no sólo eso: volví a correr, a ejercitarme, a dar vueltas por la calle. A conseguir cosas como papeles para trámites y hacer todo con tiempo. 

Obviamente, me ha costado adaptarme, porque vengo de un ambiente totalmente diferente, pero no soy ajena del todo: ya había trabajado en ventas y además tengo que aprender habilidades para reconocer clientes, pero fuera de eso, pues ya se qué va a pasar.

Yo se que son ambientes pesados, con personas que quieren hacer de todo para que no estés y no hagas cosas. Se que hay favoritismo, que a la gente no le va a gustar que tengas algo o que la hagas en lo que ellos han trabajado... yo se eso. Y está bien. 

No me siento una amenaza. Hay días en que estoy tranquila y hago mis cosas, otros en los que siento que nunca voy a encajar. Ya estoy acostumbrada. 

Y aunque hay posibilidad de que no me vaya bien, que me vean diferente y hasta pidan mi cabeza... pues, ya no es relevante para mi. 

Ya se lo que va a pasar: traiciones, personas que te detestan, que nadie será mi compañero ni mucho menos espero que sean mis amigos... Que todos me verán y me dolerá cómo me ven. Y yo sabré quiénes son... Y me siento bien. 

Porque es de esta forma lo que pasa, y porque siempre habrá personas así. Siempre habrá alguien que no te acepte y que quiera cambiarte o que finja que es tu amigo por hacer una transacción. La gente cree lo que quiere de cualquier manera. 

Y la vida me dio esta oportunidad, quiero ahorrar dinero y hacer las cosas bien. Porque estoy cansada de hacer lo mismo y esperar resultados diferentes. 

Me alegra haber logrado entrar a un trabajo. Tener un reto nuevo, aunque muera de miedo cada día, antes de irme y compruebe que no fue tan malo cada noche. 

Me alegra sentir esa sensación de incertidumbre, pero tener más madurez para afrontarla. Me alegra que el sufrimiento y que los retos den un nuevo sentido a mi vida. Si fuera como One Punch Man... supongo estaría muy aburrida. 

Recomiendo, a todo aquel que pase por una crisis existencial y se encuentre estancado, a veces aburrido... que cambie de giro. A veces eso ayuda. 

De que dolerá, de que se endurece uno y aprende a lidiar con problemas, eso no es tan malo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario