domingo, 25 de enero de 2015

No tenía qué escribir

Antes de los estallidos de ira, en la entrada anterior, honestamente estaba en blanco... no quería, no tenía nada de qué hablar. Según yo que muchas cosas, según yo que por vacaciones ir con todo con el blog. Nada, espacio en blanco. 

Pongo muchas canciones y la verdad es que no tengo muy buenas... quisiera pero como que no tengo una buena recomendación. Argumentos, cosas de la escuela, documentales... no para nada. La verdad es que no quería hacer nada. 

Como que me entró el pánico de llenar el blog en los últimos días... Y pues como que la presión de hacer todo al último momento. Casi siempre funciona. 

Podría poner una alegoría sobre la página en blanco, sobre guardar silencio y sobre no poner cosas por ponerlas... Pero no, la verdad es que no tengo las palabras. Vaya lío.

Lo que si creo es que la inspiración llega, aunque sea tarde. No siempre te tiene que encontrar trabajando: me pasó una vez en la escuela, que me presionaba terriblemente, me autocastigaba, me odiaba. Me relajé, tomé una terapia, hice lo que yo quise y empecé a trabajar mejor. 

Reconocí que no quería hacer nada, ese fue el primer paso, después, me comprometí con cosas que podía hacer. Después anoté las que quería hacer y esas me dieron esperanza. Me emocioné y regresé al trabajo. 

No tenía qué hacer, a veces el camino es nebuloso, es como una página en blanco, en la cual no importan los bloqueos, a veces es el método para el llenado, mas que el contenido mismo. 

Suena algo improvisado y hasta frívolo, creo que lo es. 


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