miércoles, 31 de diciembre de 2014

2 Canciones con filosofía: No one is alone

Yo no sabía a ciencia cierta quién era Bernadette Peters, no tenía idea de cómo cantaba y qué comedias musicales había hecho... Sabía de Stephen Sondheim por West Side Story y Sweeney Todd, sabía de su genialidad y de cómo escribía canciones perfectas para dejar salir los sentimientos, la catarsis y el llanto. Porque la vida no tiene música, pero si sentimientos y llanto que pueden explotar con una canción. 

Tratados sociológicos, ideología, por eso el musical el verdadero género americano. 

Parece que lo hacen a propósito: Peters interpreta con lujo cada nota y Sondheim hace la letra y música más largas. Para que pases más tiempo llorando, para que saques todas las lágrimas y éstas enjuaguen tu tristeza, tu decepción, tu nuevo conocimiento. 

Esta canción está insertada en el contexto del musical Into the woods, el cual se estrenará la siguiente semana en México. En la película participan Meryl Streep como el personaje de la Bruja (que en la obra es Bernadette Peters); Anna Kendrick (Up in the Air, Pitch Perfect), Emily Blunt (Devil wears Prada, Queen Victory), Johnny Deep (Trascendence, Pirates of Caribean). 

No diré mucho de la película ni de la obra. Pero digamos que el contexto de la canción habla de crecer, metafóricamente, dejar los cuentos de hadas atrás y aceptar las consecuencias de nuestros actos. Te encuentres como te encuentres, lo importante es saber qué harás después, en qué emplearás este nuevo conocimiento. Qué más hay para ti y cuál será tu código de valores. Qué es lo que decides tú, pese a tu educación, decisiones o contexto. 

Tales cosas, tan complejas, están perfectamente economizadas en la canción. Tales cosas tienes que decidirlas tu. 

Pero el giro de Sondheim es ontológico, aunque el hombre se sabe solo en la conformación de su ética, en sus decisiones, en el sentimiento trágico de la vida, en realidad tiene amigos, tiene a otros a su alrededor y tiene que aprender a convivir. Aunque esto suponga decepción y tristeza, pero es, al fin y al cabo, lo que enriquece la vida humana. 

Aunque los personajes de Into the Woods reconocen su naturaleza, siempre se inclinan a su instinto gregario. Aunque se saben perdidos, tienen necesariamente que encontrarse. 

Y casi al final aprende, que entre muchas soledades está la compañía, la verdadera e ideal compañía de otras soledades para pasar el tiempo de la mejor forma posible. 

Pues: ¿no es así, queridos filósofos, como hemos conformado nuestros reales afectos?

Abracen, por este año, al que tienen al lado. Nadie está solo: Sondheim se escucha en la vida. 





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