martes, 16 de diciembre de 2014

Behind the candelabra o el artificio no es el artista

Empiezo esta reseña con un problema de identidad: ¿es el piano idéntico a la guitarra? ¿No es acaso un pianista igual que un guitarrista, con una velocidad endemoniada en los dedos, virtuoso y que emociona a la gente? ¿No es el piano la guitarra de un Mozart, un Liszt, Tchaikovsky, un Bach? ¿No eran ellos los rock stars de la mal llamada 'música clásica'? 

Liberace es un pianista, es una especie de Mozart (en la versión de Milos Forman) en combinación con una showgirl. No es un ícono gay: es un modelo de lo que es un gay con humor, clase, estilo; una fuente de la cultura y una fuente inagotable de ideas. Las cuales los íconos gay roban. 

Algunos ejemplos de esto son Elton John y Lady Gaga, algunos diseñadores sin talento y sin creatividad (cuyo uso de la lentejuela en la moda, es bizarro e insultante y a nadie queda bien). Sólo Liberace podía hacerlo, a esos niveles y con esa fuerza, esa vivacidad. 

La película está basada en el libro homónimo Behind the Candelabra, que narra la vida de Scott Thorsen y de Liberace. Su relación de cinco años: el amor, desamor, los lujos, las drogas, las cirugías plásticas y el sida. Scott siente química, amor y protección por él. Liberace desea sentirse joven y tener a un compañero de vida, aparentemente. 

Behind the Candelabra no es una historia de diversidad, no es temática LGBTTTI: si algo muestra muy bien la cinta es cómo son las relaciones entre dos personas: cada cual con sus creencias, sus costumbres, sus ideas. Cada cual con su manera de amar. Puede ser la relación de cualquier pareja: él se hace cirugías para conservar el atractivo; el otro no quiere engañarlo, pero es infiel; ambos cambian y aprenden que siempre se han amado. Es una pareja: dejemos de engañarnos con que cambian las relaciones, según el género. 

A todos nos puede pasar: el desencanto del amor. 

El artificio no es el artista

Liberace era un divulgador de la cultura: supo trascender su imagen de ícono gay para mostrar al músico, al virtuoso, al ejecutante que practica y que tiene una férrea disciplina. Logró ser un referente de la cultura pop. Alguien que te hacía apreciar la música, que te hacía feliz con su personalidad, con su entusiasmo por la vida. 

En la película vemos también a Liberace el humano: un hombre enojado con su madre, del que todo sacaban lo que podían. Un hombre solo, pero que hacía las cosas a su manera. Que tenía una filosofía (si a mi no me ven, cómo se darán cuenta de que estoy aquí). Y que también lastimaba a quienes amaba, pero por su forma de ser, su mismo exceso, su idea de la vida y humor. 

Aunque lastimó a la única pareja que lo amaba en realidad (con sus mismos mecanismos). Liberace reconoce que es su único amor, que en verdad lo respetaba y lo veía como persona. Era más que algo físico, era genuino amor, de ese que sucede una vez en la vida. 

Y con todas las circunstancias, son los sentimientos genuinos los que prevalecen, tanto como la música que interpretaba y con la cual siempre se divirtió. Un sueño imposible. Más que una imagen, Liberace es artista de la vida. 





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