martes, 24 de junio de 2014

El Mal de escuela es Mi corazón normal.

Horacio Villalobos es célebre por su crítica ácida y puntillosa tanto en programas de espectáculos como de política. Estudió derecho y comunicación, pero también ha sido locutor, actor, cómico, actor de cabaret y centro nocturno y juez de baile en programas de concursos. Como todos sus fans, yo lo conocí en Desde Gayola y Válvula de Escape, que pasaban por un canal de cable. 

Daniel Pennac es un educador y profesor de literatura. Lo conocí por un trabajo que hacía para acreditar la materia de Enseñanza de la filosofía, lo pensaba hacer sobre la curaduría en los museos y encontré un ingenioso artículo que era sobre los derechos del lector pero aplicado a las visitas guiadas. Encontré algunas de sus obras en internet. Como Mal de Escuela y Como una novela. En estas líneas hablaré de Mal de Escuela. 

Carlos Alberto Vargas Pacheco es un profesor de la facultad de filosofía y letras. Imparte las clases de Enseñanza de la filosofía, textos filosóficos o historia de la filosofía para primeros semestres; metafísica y de vez en cuando filosofía de la música. Lo conocí en 5° semestre cuando tenía muchas materias reprobadas, que se empalmaban con las que no había cursado, no recuerdo cuántas eran, un chingo quizá, pero eran la razón de que ya no quería ir a la escuela nunca más: no quería regresar a la carrera. No me interesaba nada... hasta que lo conocí. 

Larry Kramer es un dramaturgo y escritor cuya obra Un corazón normal. Trata el tema de la diversidad sexual dentro del aspecto de las políticas de salud pública, del dolor de ser rechazados, incomprendidos y discriminados por las personas por las que se supone deberíamos ser aceptados. Aparentemente es sobre la homosexualidad, pero Kramer nos muestra que se puede extender esta problemática a lo largo de nuestra vida. 

Estos pedazos, aparentemente aislados, son parte de un puzzle (enigma o rompecabezas): el de mi corazón. Porque el corazón es un enigma y pocas personas pueden descifrarlo, pocas personas lo entienden y por eso es que lo rompen o te lo devuelven intacto. 

Recuerdo que cuando se estrenó la obra de Kramer, a cargo de Horacio Villalobos, yo no quería ir a verla. No controlo mis emociones y me es muy difícil sobrellevar los momentos catárticos. Nunca enfrenté el problema, porque era una obra para confrontar al espectador y entender que una problemática puede ocurrirle a cualquiera y que el gobierno, tus círculos y tú mismo puede hacer que la situación empeore. Puedes perder batallas, pero tienes que seguir luchando. 

Recuerdo que en entrevista con el también dramaturgo y locutor Sergio Zurita, Horacio contó cómo llegó esa obra a sus manos, cómo es que se sintió identificado con el papel principal: su lucha, sus motivaciones, sus ideales y la problemática del sector de la población conocido como LGBTTTI. Recuerdo que Horacio lloró cuando terminó de leer el guión y que difundió el mensaje a tantas personas como fuera posible, lo que hizo que también derramaran llanto. 

Yo no quería ir a la obra, porque sabía que algo dentro de mí se iba a romper, sabía que no lo podría soportar y que me iría del lugar (no he soportado cosas por su belleza, lo admito). Pero el mensaje de todas formas llegaría. 

Leí Mal de escuela en la madrugada, como de las 12:00 am a las 3:00. Veía con extrañeza la primeras páginas, todo era tan raro, todo era tan sutil, cada palabra en el texto estaba viva: porque era mi vivo reflejo, era yo quien me leía en voz de Daniel Pennac, era yo quien estaba llorando cuando entendía qué era lo que me pasaba. Derramé muchas lágrimas esa noche. 

Y es que yo, con mis materias reprobadas era una nulidad: temía mostrarme al mundo porque iban a saber que era un fraude: se burlarían de mi, me harían más daño, mi familia me recriminaría por no ser lo suficientemente bueno. Todo eso, lo que no quería ver, era yo. Yo era el zoquete al que se refiere Pennac (bueno, a mi me decían que era una pendeja y me decían mucho peor). 

Recientemente vi la película de The Normal Heart, la que distribuyó HBO. Y até ese cabo suelto en mi vida: ¿Es que no lo ves? Me dije. Mal de escuela es a ti lo que fue Normal Heart para Horacio: en esas obras se esconde una parte de nuestro corazón. 

Es por eso es que es tan fácil leer esas novelas, vivirlas y entender los proyectos venideros: porque es nuestro escudo de batalla para soportar el rechazo, la incomprensión y el verdadero amor que sentimos por nuestra profesión: porque sólo alguien que conoce el corazón de los hombres crea cosas así de impactantes. Para mostrarles cuánto los ama. 

Una vez a alguien le obsequié el libro, pero con notas hechas por mí: estaba tan trabada para hablar, que fue la voz que se dio para gritar de dolor y de rabia. Todo lo que había sentido mi corazón. 

Al que le regalé el libro, sabrá cómo descifrar mi corazón porque tiene  una parte que suelo ocultar. Coincidentemente, fue quien me salvó: porque yo lo quería era largarme de aquí e irme a un rincón a llorar. Llorar mi fracaso, llorar que todos tenían razón sobre mí. Quizá quería que así fuera, para dejar de pelear. 

Me sentía tan anulada, tan derrotada como Weeks y como Pennac. Había perdido parte de mi en una lucha, odiaba a los de carácter débil, a los que no eran como yo. Me hacían un lado en mi centro de trabajo. Pero, y el mismo Kramer lo manifiesta: no todo es aceptación, tenemos que encontrar una manera de luchar. Una forma de encontrar nuestra propia voz. 

Con esto declaro que Normal Heart será una de las obras que perdurará su esencia por siempre: porque muestra un conflicto que trasciende género, época y condición social. Nos muestra el cambio: el que hoy sea de una forma no quiere decir que tenga que seguir igual. 

Pero el cambio está en nosotros, en nuestras acciones, en nuestra forma de pensar: porque no podemos dejar que nos traten como basura, tenemos que pelear y defender lo que hemos hecho. Puede ser que tengamos posturas radicales, que no creamos en nosotros y que las personas a nuestro alrededor no nos comprendan: pero es nuestra lucha y necesitamos representar nuestra causa. 

Ned Weeks les dice a los homosexuales que paren de tener sexo porque no saben qué es lo que los está matando, aunque eso es ir en contra del principio del amor libre y sin ataduras que es la mayor virtud de la comunidad gay, pero también su peor defecto. 

Pennac, establece esta lucha, pero es contra él mismo y contra la escuela: tenemos que dejar de emparentar los fracasos académicos como uno personal, tenemos que dejar de juzgar a las personas que no son los que tienen altas notas, tenemos que dejar que homologar que la irresponsabilidad en un campo se extiende a absolutamente todas nuestras empresas. Tenemos que dejar de azotarnos y empezar a entender cómo entendemos. Así podremos dejar los viejos patrones.

Zoquete o escritor políticamente incorrecto: son dos posturas que no les gusta enfrentar a la sociedad: son los chivos expiatorios de cánceres que ella misma produce, con su doble moral, sus programas de educación ociosos, su cultura de prevención plagada de estupidez. Su deseo incontrolable por defender la muerte, en vez de la vida.

Ambas obras tienen implicaciones siempre actuales: son un llamado universal a aquel que no ha encontrado consuelo: como Cicerón, como Camus, como Calvino, Ramos, Hesse, Joyce, Sade. Agregue la obra que usted quiera. 

Y gracias al arte descubrí mi vocación: porque esa serie de eventos me llevaron a decidir que lo que yo quería era enseñar. Dejar de ser una nulidad. Enseñar a otros a que se respeten, a que no se traten mal ni siquiera ellos mismos, a que poca gente les ayudará y será significativa en su vida, pero eso no quiere decir que derrote a los malos tipos con los que se cruzarán. Yo quiero enseñar eso. 

Y lucharé contra los dobles discursos: el hombre de familia, los que no quieren apoyar a los que no saben, pero tienen grandes planes de convertirse en maestros; los que se tienen lástima de ellos mismos para que los amen; los que fingen amar a una persona; los que creen que por ser maestros tienen que dejar de esforzarse; los que piensan que para ser una mente brillante se necesitan super cualidades o super poderes; contra los que tienen un pensamiento mágico. Tal es por lo que voy a pelear. Quiero ser recordada como alguien que les ganó. 

Porque mi corazón no resistió el dolor la primera vez que se enfrentó con sendos horrores... pero se ha hecho más sabio, ha pensado más las cosas y ha entendido aún más. Aunque les duela a aquellos que querían verme derrotada: mi corazón sigue latiendo. Mi corazón no es un zoquete y aunque no los represente como soy... soy quien defenderá sus principios por sobre todas las cosas. 

Tal es el corazón normal que he remendado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario