domingo, 31 de diciembre de 2023

Canciones con filosofía: Fernando

 Al final de Mamma mía 2, Here we go again, después de algunos momentos emotivos, notamos que falta una canción de Abba por usar. 

Si sucede en el cine, sucede en la vida: se pone buena cuando aparece Fernando y esto es casi al final. 

En 2019 tuve un crush con un Fernando, pero su inmadurez y su incapacidad de hablar con la verdad hicieron que esto terminara por hartarme y por hacerme de palabras con él. Fernando Esquivel, que se decía un caballero, resultó ser un cobarde, que siempre tenía un pretexto para no poder estar conmigo, pero que me daba mensajes dobles sobre estar juntos en un futuro. 

Pasó la pandemia y con ello, no tuve oportunidad de seguir adelante: la insistencia y la necedad de algunos hombres me hicieron abandonar el camino otra vez. Ellos querían que los fuera a ver para tener sexo y después tratarme como basura. Cuando les decía de mi tiempo fuera, aunque no hubiera sido voluntario, creían cosas espeluznantes de mi: veían mi inexperiencia como incapacidad para desearlos, cuando ellos no expresaban sus deseos.

Su visión chocó con la mía y todo lo que se dijo en una relación parasocial se olvidó, para convertirse en insultos y en reproches. 

Dejé de lado eso de ser atractiva, de pensar en otros hombres y de que me hicieran caso. Solo tuve una interacción con un hombre guapo cerca de Tepozotlan. Él estaba en un almacén en donde tuve que trabajar un tiempo y ahí lo conocí. 

Tenía una barba como Marc Crosas y era de esos hombres delgados, pero marcados. Su defecto era que le gustaba tomar mucho whisky, pero no lo hacía conmigo, así que estaba bien. 

Lamentablemente, él se fue. 

Yo, por mi parte, me tuve que quedar con dos de los hombres más horribles de la creación: un chico con un enojo persistente y un hombre viejo y emasculado, cuyos días felices nunca pasaron. 

Este último, no solo trató de destruir mi paso por este nuevo trabajo, sino mi autoestima y mi valor como mujer. Cada que podía decía comentarios terribles sobre mi apariencia, mi sexualidad, mi peso y la ansiedad que padecía. 

Él argumentaba que era una horrible persona solo por tener algún trastorno, pero eso no aplicaba a él cuando me agredía por el simple hecho de existir. Se dedicó a minimizar y anular todo esfuerzo que hiciera, por más que lo intentara, justo cuando sentía que el otro imbécil ya se había ido, él llegó para terminar lo que el otro no pudo. 

Yo sentía que mi alegría y mi mundo se consumían, que ya no iba a haber nada más... Pero luego llegó él y todo cambió, esta vez para bien. 

Cuando llegó él, se veía más rígido y aparentaba tener más edad, pero sus ropas escondían a un hombre joven, en su mayor momento, con un cuerpo atlético y una presencia avasalladora, una energía masculina y viril muy fuerte. 

Fue entonces que el trabajo se puso interesante... 

Porque él atraía las miradas femeninas, pero no hablaba con nadie. Era reservado y a la vez, poseía una seguridad en si mismo, que no creerías que hubiera recibido algún no por respuesta. 

Él me ayudó y me apoyó para defenderme de ese hombre horrible. Me ayudó a encontrar una voz y tener recuerdos felices otra vez, en especial del trabajo: ese gesto, en donde se puso de parte mía para buscar un fin justo, es algo que tendré en mi corazón toda la vida. 

Él, que me habló al segundo día como si me conociera, que tocó mi mano y me hizo sentir otra vez... él, que se acercó lentamente y me ayudó a tener más confianza en mi. Él, que cuando sonreía, se sentía tan cálido como el sol. 

Fue lo mejor de esos días tan oscuros y fue lo mejor después de que se cerró ese arco. Porque el arco de un personaje se cierra no solo con cosas malas, sino también con buenas acciones, grandes acontecimientos, pequeñas acciones que determinan nuestra vida. 

Nos hemos acostumbrado a lo malo, a que todo irá para abajo, para ser peor... que olvidamos que tenemos amigos y tenemos a personas que fue una suerte que conociéramos. 

Que de hecho, nos va mejor que a mucha gente, que tenemos el trabajo que necesitamos aunque no sea el que queremos, que lo mejor que pudimos hacer fue equivocarnos y fue seguir adelante con otras decisiones. 

Si yo me hubiera ido, jamás lo hubiera conocido, jamás hubiera tocado mi mano ni me hubiera hecho sentir como nunca. 

Cuando se fue ese hombre horrible, cuando dejó de dirigir en donde laborábamos... en mi mente empezó a sonar esta canción: 

    


Abba tuvo razón una vez más cuando cantaron: Y si tuviera que hacer todo otra vez, lo haría, mi amigo Fernando. Él es mi mejor amigo, mi compañero y quien me enseñó a trabajar y seguir adelante. 

Fue ahí que me dí cuenta que asimilé lo que había vivido. Todo tal cual pasó, lo volvería a vivir por llegar a él y que me sonría de nuevo. 

Y de ahí, él me dijo que todo iba a ser muy diferente, lo cual fue cierto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario