martes, 30 de agosto de 2022

Hay algo podrido en el Centro Histórico

No sólo estuve encabronada por lo de Amparín, sino porque recordé otras cosas junto con los fraudes y mi reseña de Miércoles de Ceniza. 

He aprendido a comer sola, en especial porque ha cambiado mi relación con la soledad. Mi relación con la comida, bueno, he aprendido a disfrutar y a gozar con lo que, en otro contexto sería un desórden alimenticio. 

Aprendí a no comer encabronada, con buena compañía, o sola pero tranquila, siempre he procurado comer cosas que me gusten y probar de vez en cuando cosas nuevas con ingredintes de alta calidad. 

Dentro de las malas experiencias es que he comido con gente que no sabe comer, que comen lo que sea y que no les parece que alguien coma mejor que ellos. Y eso no tiene que ver con el clasismo ni las posibilidades, tiene que ver con la dignidad. 

Aunado a esto, he notado que la gente más delicada para comer, la que más critica las decisiones de otros, es la que peor come, es un tipo de esnobismo y narcisismo, en las que sus ganas de chingar se extienden a que uno disfruta la comida. 

He llevado comida tanto con ingredientes de calidad como con buen sabor. Rara vez he llevado algo que no me gustara a mi o que no comería. Siempre busco llevar algo para quedar bien y cuando elijo algo voy a la segura. 

No me gusta comer de franquicias como Burguer King o Kentucky, porque ha bajado mucho la calidad. Además, considero que es caro y que no quedo satisfecha. Eso no me pasa con otras cadenas y restaurantes de franquicia. 

Si hablo de algo, me gusta hablar de series o poner un podcast bueno, también me gusta ver algo de YouTube, conversar de cosas interesantes, no como la vida y los chismes de los demás. 

Desgraciadamente me ha tocado todo lo contrario: gente que sólo sabe hablar de otros, o de sus vidas aburridas. Se las da que le vale madres todo pero está al pendiente de lo que hacen o dicen otros porque en el fondo, su vida es miserable y desastrosa. 

Una vez me tocó un pendejo que quería comer conmigo para sacar información para una vieja mamona, ante mi negativa, el esbirro comenzó a insistir para invitarla a ella a comer junto con nosotros, siendo que era una persona burlona, culera y dos caras. Además era vulgar y acomplejada. 

Otra vez comimos de franquicia y siento que pagué mucho por un pedazo de pollo grasoso. Y otras, he comido tranquilamente y he descubierto al envidioso y baboso que no deja de verme porque traigo una galleta o una cosa que naturalmente, él no puede comer, pero que la puede comprar una vez que termine el turno. Y otras es pura mala leche: porque he ofrecido amablemente algo rico de comer y ponen muchos peros, pero luego se esconden a comprar un producto más barato y que devoran en segundos. 

Pero hubo una vez que dejé de preocuparme por otros, porque mató mis buenas intenciones y ganas de comer con gente pendeja y mamona: fue en Capital Bus, por supuesto. 

Según tenían un tiempo para comer y siempre presumían que comían lo mejor y que según la pasaban muy bien en el Zócalo, pero ahí, lejos de ser un ambiente de camaradería, sólo se prestaba al robo y al acoso sexual de muchos de los que trabajaban ahí. 

Cuando yo me iba a comer empezaban a vender, como si los envidiosos vendieran menos por mi culpa, cuando había días en que se iban en ceros estando solos ¿verdad Omar? 

Un día comenté que se ponía el tianguis en mi casa los miércoles y que, de acomodarse todo, podría llevar unos ricos dorilocos. No me parecía mucho: el cacahuate con chile era fresco y el chile no estaba picoso, las verduras estaban frescas y los cueritos eran de buen tamaño. Además, podía llevar un poco de miguelito en otra bolsa. Unas dos o tres bolsas con los ingredientes: una con las verduras, otra de cacahuates y otra de salsas. 

Pero entonces, nunca falta una pendeja que no está de acuerdo con nada. Esa pendeja era Jazmín, la cual se validaba por la aprobación masculina y consideraba a toda mujer independiente una amenaza; Jazmín dijo que a ella no le gustaba la jícama y que, por lo tanto, sus dorilocos no debían de tenerla. Craso error porque no en todos lados le echan las verduras que uno quiere... depende del puesto y la preparación. 

Y, como no falta una lamezuelas, en este caso era Carmen, apoyó el comentario de Jazmín sugiriéndome que tenía que traer los ingredientes en cajitas, con pinzas para que todos pudieran servirse. En una mesa con acabado de caoba, bueno, esto último no, pero se sentía su mamonería en el aire. 

Yo asentí y dije: bueno, tal vez después, ya que lo planeé mejor. Osea, las mandé a chingar a su madre y sin escalas. Viejas mamonas. 

En mi siguiente rol me tocó trabajar con ellas y pidieron unos mariscos cerca del zócalo. Pasó un tiempo, terminaron de comer, a mi me colocaban en lugares donde no pudiera vender dada su envidia y mala leche, pasó otro rato y escuché decir a Jazmín: puedes llamarle al señor, es que estaba echado a perder. 

Entre confusión y contener la risa, vi cómo Jazmín estaba indignada: se comió su empanada de camarón y no notó que estaba descompuesta ¿por qué esperó hasta este momento? ¿por qué no fueron a reclamarle? ¿por qué no le piden que les ponga las putas cosas para que puedan comer bien? La Jazmín que maltrataba y odiaba a las mujeres se hizo chiquita, se empezó a quejar, pero se tragó la puñetera empanada. Como también se la tragó Carmen, Omar y los otros pendejos que estaban ahí de chismosos y que se sentían la gran cosa. 

Y ahí aprendí mi lección: NUNCA volver a tirar piedras a los cerdos, a los que todo aceptan y a los que se terminan las cosas, aunque sean de mala o nula calidad, NUNCA ofrecer algo bueno al que se conforma con lo que sea. Nunca prostituir mi tiempo por compañía que ni se aguanta sola. 

Esos mamones, que tanto se paraban el cuello, se terminaron las empanadas podridas del señor de los mariscos, no le cuestionaron lo que les daba, como a mi, que me ponían un chingo de peros cuando se han de tragar hasta su rabia. 

Y lo más seguro, es que, después de eso, regresaron y pidieron más. 

Tengo un chiste bien mamalón sobre comidas especiales y sobre comesolos: hoy comí bien rico y a gusto, no por la comida, sino porque nadie me estaba chingando. 

Amparín Serrano o los superjuguetes no tienen discurso

Mi opinión filosófica de los Ksimeritos es: ME MAMAN LOS KSIMERITOS, SON EL MEJOR JUGUETE DEL MUNDO Y SON BIEN CHIDOS, QUIERO JUGAR CON ELLOS POR SIEMPRE PORQUE SOY UNA ADULTA INFANTILIZADA, DADO QUE NO PUEDO TENER ESTABILIDAD POR MI CONTEXTO Y DECISIONES PERSONALES. 

Versión filósofica de mí, concepto: Amparín Serrano. 


Fuera de esto, de las circunstancias de la muerte de la creadora, del supuesto discurso que enarbolan y del diseño que tenían, creo que los Ksimeritos son inofensivos. Sorry not sorry, ustedes son una bola de conspiranóicos si creen esa pendejada. 

Yo jugaba con ellos y soy un vientre esteril: nunca pensaba: cuando tenga a Dylan Alejandro voy a cuidarlo mucho, será de cabello rizado como yo y lo voy a arrullar con Highway 61. No tengo ni idea de cómo cuidar a un bebé, no creo que hayan influido en mí, mas que para el juego y el divertimento. 

Es tan estúpido como decir que porque jugaba con legos iba a ser arquitecta, jugar con micrófonos me iba a hacer cantante o jugar con mi microscopio Mi Alegría me hizo científica. Jugaba a ser enfermera, a cuidar bebés a carreras de canicas, incluso a preparar comida. Tuve muchos juguetes como hija única egoísta y misántropa... pero la verdad, no era feliz, no supe por mucho tiempo lo que quería. 

Todas esas cosas que tuve representaron mis obsesiones y mis juegos, tenía algunas ideas sobre la vida mediante el juego, no eran reflexiones profundas ni filosóficas, pero me gustaba estar absorta en mi mundo. 

Eso si, me mamaban los diseños y me gustaba mucho la creatividad de esa chava: una mujer que no pudo soportar el rechazo cuando la sacaron del grupo Flans, pero que eso no le impidió explotar su mundo interior y compartir su visión de lo que quería. Murió el pasado 12 de agosto, pero dejó un gran vacío en el diseño mexicano. 

Y si, sus comerciales son extraños y dan cringe, los muñequitos no son políticamente correctos y tienen motivos religiosos, pero pensar que un juguete mete ideas en los niños es tratarlos como retrasados mentales: ningún juguete influencia para un comportamiento o rol de género, ninguno da indicios o profecías de cómo será tu hijo o se comportará. 

Esos pinches pendejos que creen eso, son los que sus pinches hijos hacen destrozos, juegan a matarse y se pasan por el arco del triunfo sus propias reglas: creen que sólo su juego vale y repiten cosas que escuchan en sus casas. Yo los escuché, yo jugué con ellos, a veces fui uno de ellos. 

Lo que me lleva a: 

LOS SUPERJUGUETES NO TIENEN DISCURSO. 

Trabajé con un dizque diseñador de interiores, todo fraudulento, todo pendejo y su pendeja sobrina... Qué dolor de huevos eran ambos: el pendejo diseñador creía que los juguetes tenían discurso, que la tecnología era enemiga y que era bueno volver a esa dizque época de inocencia de los niños. 

Claro que pedía que la gente fuera inocente: porque así era más fácil verles la cara y hacerles fraudes ¿o no Luisito? 

Pero bueno, esa romantización de la infancia, honestamente es una reverenda mamada: sólo existe en una versión en la que los niños buenos son dóciles, en la que no dan problemas y no dan guerra con los juguetes, cuando ¿han visto cuando juegan chingón los niños? Es un puto campo de batalla, no hay reglas casi y les gusta hacer chingadera y media. Y luego les dan azúcar y ¡uy, amigo!

Si un niño agarra un transformer, un casi merito y un Bart Simpson y el casi merito los mata: es su juego, sus reglas. Si el Bart revive y lo mata y hace alianza para chingarse al transformer: sus reglas, así el niño lo convino. Si la Barbie se mete a chingárselos a todos, aventándoles tierra o lápices, adivina qué: SUS PUTAS REGLAS, así juegan los niños a, ele, uv. 

Por eso, dejarlos jugar, que sean libres, que usen su imaginación sirve mucho para jugar con ellos y tal vez, sólo tal vez, conocerlos un poco también. 

Murió Amparín a causa de su creatividad, fue una suerte de peligro para ella. Pero sabía lo que vendía, trajo alegría a muchas niñas como yo, que les gustaba jugar con esos monos y algunos juguetes más. 

Nunca fue una estafadora que se creía diseñadora, nunca fue una sobrina pendeja que le lamía las botas a su esbirra por hacer menos a una empleada, creaba personajes y creaba historias, no era copia de chafísima de Winnie Pooh hecha con las nalgas. 

Virgencita, devuélvenos a Amparín y llevate al Oso Fraudes y de paso regálale su sillón a su sobrina pendeja. Necesitamos más gente que llene el mundo de color, no que lo ensombrezca con su ineptitud y pendejadas. 


martes, 16 de agosto de 2022

This is us: la plausibilidad de lo falso

 Estamos de acuerdo en que This is us es una telenovela, pero con una gran historia, personajes entrañables y pistas acerca de cómo tratar problemas difíciles dentro de la familia. 

También estamos de acuerdo, o al menos deberíamos, que This is us habla de una familia inexistente, de cierta forma de actuar de las personas, pero, llega un momento en que es tanta perfección que resulta chocante, resulta cursi. Pero es de esas series que tienes que ver si quieres aprender a hablar sobre la familia. 

Sus puntos buenos fueron que mostraban de forma muy bella cómo es que nos parecemos a nuestros padres, aunque nos intentemos resistir, aunque creamos que nunca seremos buenos y aunque ellos no tengan un lazo directo con nosotros. 

Personalmente, mi episodio favorito fue el de Don't let me keep you, porque habla de la pérdida, de la tristeza y de todas esas cosas que ya no se dicen pero que siempre se tuvieron en mente. Recordé cosas bellas de mi familia, cosas que nunca pude decirles y cosas que, por más que intenté, nunca pude cumplirles. Pero la grandeza de este episodio es que te ayuda a aceptar tu pérdida. El actor Milo Ventimiglia, que interpreta a Jack (el verdadero protagonista de esta historia), llena la pantalla, te hace empatizar con él; como actor, logra superarse. 

Ventimiglia iba de monigote de acción en Héroes, pero, desafortunadamente, esa serie dejó de ser buena a partir de la tercera temporada. Luego intentó ser muñequito de aparador en comedias tontas y actuaciones pequeñas. Por fortuna, logró conseguir el papel de uno de los mejores padres de la televisión. 

Mención aparte para los actores John Huertas y Mandy Moore, cuyos episodios y arcos se cerraron de una forma emotiva. Dos personas que se encuentran y que superan su duelo juntos, sin importar las consecuencias que eso conlleva. Otra historia de amor, poco desarrollada a mi parecer, pero que muestra cómo se unen las personas en circunstancias inusuales. 

La temporada no fue la mejor, pero si nos dice algo sobre cómo cerrar una historia de amor, cómo estar mejor cuando se toman otras decisiones de vida y cómo continuar el legado de las personas que nos aman y que se preocuparon por nosotros. 

Sin duda, Jack Pearson quedó como el protagonista definitivo de la historia, Randall hizo de su filosofía del cuidado su proyecto de vida y está seguro que puede continuar esa empresa a través de sus hijas, incluso de sus nietos. Randall confesó a sus hermanos que, aunque soñaba con encontrar a su familia, siempre los tuvo a ellos en sus pensamientos y siempre fueron los primeros. Con Randall la serie es consecuente del concepto de familia: es quien te cría y con haces una verdadera conexión. 

Kevin aprendió sobre responsabilidad y sobre dejar de compararse. Kate aprendió a convivir con su mamá mediante el cuidado. Superó sus problemas con Toby y practicó una de las mejores moralejas de la serie: Sólo porque nuestra historia haya acabado, no significa que no pueda seguir. Esto es una muestra de negociación con el dolor y ejercicio de la inteligencia emocional.

Finalmente, eran una familia ficticia, todos tienen historias muy buenas y por supuesto que iban a solucionar sus problemas. Me agradó ver que hubo soluciones plausibles, soluciones de sentido común y algunas soluciones que implicaban conversar como adultos. Pero es una serie que cumple, te conmueve y que no te olvidas tan fácil de sus personajes. 

Larga vida a This is us, una telenovela de un padre bueno bueno y una mamá buena buena, que querían a sus hijos, desorientados y con problemas, pero buenos buenos. Un clásico contemporáneo. 


domingo, 14 de agosto de 2022

Miércoles de Ceniza o la realidad del amor

Decidí tomarme un tiempo porque mi cuerpo ya no soportó un periodo de estrés laboral y asuntos personales. Lo que derivó en un segundo contagio de covid. El viernes terminan mis mini vacaciones. 

Una de las películas que decidí ver fue la de Miércoles de Ceniza con la superestrella Elizabeth Taylor, Henry Fonda y un gran elenco... 

Miércoles de ceniza es una telenovela, bien puede ser un capítulo de Lo que Callamos las mujeres... de hecho lo fue, estelarizado por Anette Michel por ahí de los dosmiles. Recuerdo que Jorge Dorantes, en la taquilla, comentó esto a Zurita y Horacio Villalobos, a lo que remató con el gran comentario de: si, nada más que cuando la operen, el cambio es que le sueltan el pelo. Gran resumen del episodio y de la anécdota. 

Es la historia de Barbara, una mujer que decide operarse para retener a su marido Mark (Henry Fonda), pero, tras un pequeño viaje en donde la corteja un hombre más joven y en donde habla con su hija, Barbara tendrá que encarar a su marido para encarar una cruel realidad. 

La película está muy bien hecha: las locaciones son espectaculares, lujosas y representan lo que vive la gente rica. Taylor actúa de manera sublime: es una mujer sofisticada, con clase y que está renuente al cambio, pero que sabe todo se va a derrumbar. 

Muchas de las escenas son un caramelo visual, Taylor se muestra imponente, increíble: con una belleza perfecta, una piel y una figura envidiables. Es altanera, preciosa y orgullosa como la Bikina. 

Hay una escena en donde ella se contempla que es exquisita, porque es como si apreciara su nueva belleza, no obstante Taylor siempre ha sido así, pero logra transmitir que se siente poderosa, que es un nuevo comienzo. No hay actores pequeños y Taylor es un ejemplo que la belleza es un apoyo de las cualidades histriónicas, no un sustituto. 

La realidad del amor 

Tenía una compañera de nombre Jazmín, no se parecía a Elizabeth Taylor, de hecho, era fea persona y tenía cara de pierdra y cuerpo feo. Humillaba a las mujeres, se creía doña fregona, pero era una pobre estúpida.

Y eso no fue por todo lo que me decía, esperando que yo me ofendiera como ella. Un día que yo dije que el día estaba bonito, ella volteó a verme con ojos de odio, porque le había ido mal. Así su nivel de neurosis y pendejez. 

La razón de que Jazmín me odiaba, era yo no me arrastraba con los hombres. Su amigo, Alfredo Miranda, un acosador del que ya he hablado en el blog, la mandaba a preguntarme cosas, como por ejemplo, si él me gustaba o con quien andaba para ir de lleva y trae. Jazmín, la dizque mujer independiente y chingona, en todo lo obedecía. 

Cierto día me dijo que por qué no era más amable con esos viejos horribles y miserables, yo me harté, porque aprovechó un momento en donde yo me encontraba mal de ánimo y de salud, entonces le dije: - Si a mi me gusta alguien, le hablo, si quisiera salir con uno, no le diría a la gente; pero no es el caso, porque ninguno me gusta. Jazmín se quedó trabada del coraje, no se podía contener porque se le notaba en los ojos y en sus puños. 

Jazmín no entendía que no cualquier atención es solicitada, incluso si es masculina, incluso si no tienes nada que perder. Y que no tienes que aceptar todo lo que te digan que hagas. 

Jazmín siempre creía que había razones para actuar, pero, paradójicamente, nunca tenía la estructura mental de pensar por qué me detestaba. Hacía cosas nada más por chingar y creía que si se justificaba se veía menos amargada o resentida. 

Creía que yo necesitaba atención, que era halagador recibir esas migajas porque, según ella, yo no era atractiva, pero ella tampoco lo era para estos imbéciles, que siempre difundían rumores y hablaban bajezas de ella. 

También ella traía sus problemas domésticos al trabajo y estos siempre implicaban a un hombre que no la aceptaba, que la había decepcionado o cuya pareja la había amenazado. De esas mujeres que creen que bajarle la pareja a alguien le da más valor como mujer. De esas que inventan cosas sobre la gente que no está así de necesitada de hombres como ellas. 

Desafortunadamente yo me enteré de su drama familiar una vez que me estaba chingando en el trabajo. Y ni siquiera me sentí mejor, ni siquiera sentí que fuera karma o justicia poética. Eso no era divertido, era triste ver cómo rogaba por migajas, por ser vista y aceptada por alguien que nunca la amó.

Como me gustaría que Jazmín viera esa película, o al menos el capítulo de Anette Michel. Ojalá esta tonta viera que no es que seas bonita, no es que seas una sacerdotiza del sexo o una mujer fatal, no es que seas la mejor mujer, ni siquiera tiene que ver con el rol que es impuesto o que decidas llevar: cuando una relación ya no funciona, cuando él ya no te ama, no importa nada de lo que hagas. 

Él se alejara de todas formas: aunque le pases a los amantes por la cara, aunque te veas mejor cada día, aunque vayan a terapia y crean que estas diferencias no son irreconciliables, nada de eso importa porque él ya te lo ha dicho: Ya no te ama. 

Cuando entendí eso, cuando empecé a creer lo que me decían sobre que ya no me amaban o que ya no me querían, fue más fácil para mi decir adios, decir que no a las relaciones tóxicas e inconvenientes. Fue más fácil estar con alguien que en me gustara y al que yo le gustara en verdad. 

Algunas relaciones tienen fecha de caducidad, algunas personas te lo dirán, de otras, tendrás que verlo por ti mismo. 

Y eso pasará, independientemente de que te veas como Elizabeth Taylor. 




miércoles, 10 de agosto de 2022

Los Simpsons y los ídolos adolescentes.

I. 

El pasado domingo 18 de abril, los Simpsons se pitorrearon de uno de los ídolos de los morros pretenciosos y edgy que piensan que descubrieron el post punk: Stephen Patrick Morrisey. 

Como la vida es un gran cliché y se encuentra en una referencia de los Simpsons, quiero confesarles que conocí a Morrisey por una persona que se llama como yo, le apodaban La Bruja y era por su pinche carácter insoportable y su forma de ser, inmamable. Pero en realidad, pretenciosa y medio pendeja sin razón. Criticona y envidiosa a madres, pero nada más porque conocía a un autor ruso y a Morrisey, creía que eso le quitaba lo horrenda que era. 

De esas estúpidas que creen que porque algo hace reír es una pendejada, que creen que todo mundo es un pendejo, menos ellos, que nada más andan chingando porque los otros no tienen la misma opinión que ellas... ¡Qué dolor de huevos! Si, la opinión es el escalón más bajo del conocimiento. 

Un día que la hice reír, no dejó de destrozarme porque ella era "seria" y yo sólo era un chiste, una pendeja que no sabía lo que ella. Pues no idiota ¡si no estoy tan traumada como tu!

Ojalá y chingue a su madre cada que respire. 

Ella recomendaba siempre Let me kiss you. Una canción que, por desgracia, me recuerda muchas de mis malas decisiones en la vida. A eso volveré más tarde. 

II. 

Como cada domingo me encontraba viendo los nuevos capítulos de Los Simpsons, serie que ha definido mi sentido del humor y mi conocimiento sobre el mundo. Esperaba un capítulo bastante equis, como han sido desde la temporada 25. Y si, lo admito, me costó 25 temporadas darme cuenta de que los Simpsons ya no son lo que eran. 

Sin embargo, este capítulo me sorprendió, porque los Simpsons volvían a sus raíces y a esa crítica irreverente y ácida de las primeras temporadas: retrataron tal y como es a Morrisey. 

Morrisey, cuya imagen e interpretaciones llegan a muchos adolescentes que tienen crisis de identidad y descubren el concepto de melancolía. Si bien les gusta a muchos adultos, sus desafortunadas declaraciones sólo evidencian que es un inmamable y un caime bien, que le gusta a inmamables y caime bien... 

En el capítulo Lisa está insatisfecha con todo y nada le gusta de la vida, como a esa compañera, pero en chido. Y ya que odia todo, su spotify le recomienda una banda que serían los Smiths. Lisa cae rendida ante Morrisey, o la imagen que se ha creado de él, hasta que, por la máxima de No conozcas a tus ídolos, ella se desengaña de su representación. 

El capítulo es muy bueno, hizo enojar al mamón ese y la verdad si, no porque la gente te vea como un representante de un género o le guste tu música tiene que estar de acuerdo con todo y te tiene que soportar. 

Pero tampoco implica que sólo te critique y se crea dueño de tu trabajo: los fans tienen que apoyar y admirar el trabajo del artista, se puede separar en algún momento, pero también reconocer cuando no están de acuerdo. No es ser un cretino ni un ciego. 

III 

Let me kiss you me parece una canción de desesperación y angustia existencial, conmovedora, maravillosa. De lo mejor que ha escrito Morrisey, no voy a negar que es un genio y que me hizo ver lo poco que conocía del amor. 

Como todas las canciones y las tragedias: uno nunca cree que le va a pasar hasta que le pasa, a veces, con hilarantes consecuencias. A mi me gustaba un pendejo al que le gustaban los Simpsons y se creía edgy porque le gustaban las bandas del episodio de Reventón (Homeropalooza, temporada 7) y OEZIZ, si, porque el mamón así lo decía. Creo que hasta decía Merreseyyy. 

Pues les cuento que, en una movida muy pendeja le dediqué la canción y el imbécil ni siquiera se dio cuenta de que me gustaba. Me sentí ridícula y él sólo alcanzó a decir que no se imaginaba que se la dedicarían. 

PUES CLARO QUE NO IDIOTA, PORQUE NO VES NADA MÁS QUE A TI MISMO Y ESTÁ CLARO QUE DAS PENA. PINCHE POUSER. 

Me sentí con ganas de darme una patada: nunca estuve ciega por un artista, nunca me apendejaba por ellos... me apendejaba por un pendejo. No lo veía así, pero, si tenía que solucionar mis asuntos: yo quiero confirmar que ellos son pendejos, los busco así para que yo me vea bien. 

Esto no me prepara para una relación de verdad, al contrario, me predispone a no tener compromisos y estar bien. 

Esto no me hace una persona inteligente, me hace detestable y miserable, como ese pendejo. 

Dejé de escuchar a Morrisey y mejor me puse a escuchar a Johnny Marr, el verdadero genio: el colaboró con Neil Tennant en Electronic, un bandón. Hizo Let me get what I want, de una de mis películas favoritas... Es un genio de la guitarra y la composición. Él no es como los otros, es diferente. 

Da mucha flojera ir con un discurso que ni uno mismo se cree y que sólo resulta en que uno sea más miserable. Larga vida a los Simpsons y a Johnny Marr. Vamos por una hamburguesa. 


This is pop o el enamorarse de la música

Comenzó desde que tenía 4 o 5 años, después de aprender a leer. Era lo único que escuchaba, era lo que hacía sentido, era lo que había en todos lados y lo que hace latir mi corazón: Era la música. Siempre hubo algo en ella que hizo un eco en mi. A ella le debo miles de momentos y el hecho de no sentirme sola. 

Este documental de Netflix es un trabajo divulgativo, histórico, argumentativo y con muy buenos ejemplos de lo que significa un cambio en la industria: aquellos actores que marcaron un hito en los noventas. De dónde vienen, qué ideas e influencias tenían. Cómo hicieron la música que hicieron. 

A manera de sumario, voy a resumir los 8 episodios y lo que más me ha gustado. 

1. The Boyz II Men effect. En este episodio el efecto Boyz II Men es aquel en donde se busca un grupo cuyas armonías y cuya imagen logre hacer un buen grupo pop. Aunque Boyz II Men venían del Rythm and Blues, el sonido setentero de Motown y las letras autorreferenciales, el bajón fue que las agrupaciones como Back Street Boys y N'sync tomaron rápidamente la delantera en la industria del pop. Gracias a esa idea es que existe One Direction. 

2. Auto tune. El efecto autotune tuvo como principio una especie de radar para escuchar las vibraciones de la tierra, dependiendo de ese sonido era como encontraban petróleo y minerales. El principio de encontrar ese sonido fue que hubo un doble estándar: mientras significó una dura crítica para unos, fue un éxito y una celebración para otros. 

3. Stockholm Syndrome. El mejor pop viene de Suecia, los suecos tienen una filosofía de vida y una formación en donde el trabajo, la humildad y la diversión se conjuntan para hacer música. Se rescata el trabajo del productor y el compositor para hacer un verdadero éxito, pero también se cuestiona la flexibilidad del lenguaje, porque muchas frases de las canciones que hicieron los suecos, no tienen sentido en el idioma inglés, pero funcionan dentro del lenguaje común. Se reconoce el trabajo de Ludwig Goransson. 

4. When Country goes Pop. Ahí se aborda el éxito de Dolly Parton: canciones como 9 to 5 y se explica el éxito de Old Town Road del rapero Lil Nas X. Ciertamente el country es un género muy plástico pese a enarbolar el concepto de autenticidad. Se puede combinar con el rock y la balada, como hizo Shania Twain y Billie Ray Cyrus. Se establece que no hay una pureza en los géneros, pero no es por la naturaleza del pop: es porque todos los géneros tienen algo de otros intrínsecamente. 

5. Hail Britpop. De los mejores capítulos del documental: aunque los exponentes del llamado Brit Pop no están de acuerdo con el término, este fenómeno redefinió la música inglesa y fue una respuesta al grunge. Mientras que el grunge tenía aire destructivo, el brit pop era más introspectivo, melancólico y vibrante. Ciertamente hubo una batalla de bandas entre Oasis y Blur. Musicalmente hablando la batalla la había ganado Blur, pero Oasis tuvo una difusión mayor de su música. 

6. Festival Rising. Aunque los festivales son el negocio menos rentable de la industria musical, las personas quieren conectar y compartir su gusto musical mediante los conciertos masivos. Parece que la experiencia y la conexión ayudan a que se extienda el mensaje de la música, aunado a que permiten que las bandas tienen una actuación y experiencia que no se podrá repetir. Sobresale la canción 7/4 Shoreline. 

7. What Can a Song Do? Este capítulo trata sobre las canciones de protesta y de la trascendencia del mensaje de una canción. Aunque sigue una buena premisa, la serie decae un poco en cuanto al tema de la trascendencia. Entre líneas, el documental arroja una lectura de las canciones de protesta como una evolución de la propaganda sobre el pensamiento positivo y la aparente aceptación. 

8. The Brill Building in a 4 Songs. Mediante la historia de la canción Sugar Sugar, de Andy Kim, el documental cierra con la anomalía que puede ser una canción en un tiempo aparentemente equivocado. Sugar sugar no podía ser obra de su tiempo, 1969, en donde el rock existencialista empezaba a ganar auge. El mensaje de Kim es sencillo, es ingenuo pero es un mensaje de felicidad y de vitalidad que pretendía cambiar el mundo de la música, en especial, para recordarnos las cosas que valen la pena. 

Además, es la mejor canción de rock sobre algo que nos debería gustar a todos: EL AZÚCAR. Bueno, uno tiene desórdenes a veces. 

Enamorarse de la música. 

Esta serie me hizo darme cuenta de lo mucho que amaba la música y la sigo amando: que fui una niña que le gustaba mucho el rock, pero que en realidad, sus confusiones conceptuales la llevaron a investigar sobre los temas más apasionantes de la cultura. Mi corazón estaba con el pop y muchos de los productores visionarios se lo dieron al pop electrónico. De esos programas que te hacen comprender por qué te gusta lo que te gusta. 

Porque una interpretación histórica requiere de lectura: de las canciones, de las circunstancias, de los bandas, productores e ingenieros que confeccionaron una canción para todos, pero que tu sentía que sólo te hablaba a ti, un conocimiento exotérico: el lenguaje secreto que solo compartían contigo, después de todo, sólo tu los escuchabas ¿cierto? 

Un mundo en donde nadie era pouser o era un pendejo por lo que escuchaba, en donde saber el nombre de una canción era el mundo y donde encontrarla en la radio cambiaba tus días y tus emociones. Esa era la vida que tenía. 

Luego cambió todo: empecé a escuchar nuevamente esas canciones con base en lo que vivía y la cultura pop que consumía: Blur y Pulp empezaron a sonar como Trainspotting. Baby One More time ahora hablaba de mi desesperación, con Travis covereándola. Dolly Parton me parecía la mejor cantante de country y de pop, no sólo por White Stripes, sino por 9 to 5. Escuchaba electropop sueco sin darme cuenta y lo amaba. Todo era mágico y nuevo, aunque hablaba de angustia, dolor y existencialismo. 

La música también fue una forma de relacionarme con la gente: yo sabía como eran mis familiares por lo que escuchaban. Todos esos sentimientos que embotellaban, salían en una canción, a veces era angustia, otras desamor o desencanto. Yo sabía que la escuchaban, impasibles, pero su mirada me decía que su mundo interior no era el mismo. Ellos me hicieron así, sin culparlos. Mas bien es un derivado de mi personalidad, de lo que significa conocer a alguien. 

He dedicado canciones de lealtad a mis amigas, nunca a un hombre, nunca a un amor, porque nunca dura. Pero a mi familia, a amigos, a gente que no olvidaré: ellos viven ahí, en esa canción que otro hizo para mi, en la que está una parte de mi corazón. 

viernes, 5 de agosto de 2022

Canciones con filosofía: Both Sides Now

En mi rumiación, siempre llego a las mismas conclusiones. Sobre la gente, se que es una cretina. Se que los que me lastimaron están más lastimados que yo. Pero, a veces, no puedo evitar pensar que se salieron con la suya. 

Hoy veo, con tristeza, que, aunque hayan tenido lo que hayan querido, aunque me echaron de donde yo estaba, aunque hicieron lo que ellos quisieron y aunque la gente los apoyó... siguen siendo un fracaso en muchas empresas de su vida. 

Pienso que pude haber hecho más si me los hubiera ganado, pero también veo que la gente que se los gana, son de los que peor se expresan a sus espaldas. 

Siempre son dos lados de la misma moneda. 

En el show Afterlife, recuerdo haberme sentido como Tony: una cínica, pero que piensa que tuvo dos pérdidas al mismo tiempo en la vida. Antes no podía concebir un duelo prolongado, hasta que lo experimenté en carne propia. Antes no pensaba en todos los dilemas, en todos los sentimientos embotellados, en la tristeza. Hoy no lo romantizo ni me regodeo en el dolor: hoy lo acepto y quiero entender a otros. 

Muchas personas necesitan consuelo, pero pocas están dispuestas a escuchar, esto da a un círculo que se repite. Estuve enfrascada en mi dolor muchos años, mucha gente se aprovechó de esto y además se burló de lo que yo sentía, pero observo que no tienen mucho que decir ni que dar, además de su hostilidad. Viven otros duelos, son miserables, pero viven en negación. Esas lágrimas atoradas, fluyen en forma de su dolor. 

He notado que la soledad no es un fracaso personal: yo ya he tenido algunos amigos, algunos de ellos me decepcionaron mucho. Otros conocidos no podían ser mis amigos en estos momentos. De muchos pienso que hubiera sido mejor no conocerlos, pero otros, puedo decir que fueron amigos en el momento en que los necesitaba y ya. 

La gente que cree que mi vida fue fácil, está equivocado, pude ser más miserable pero yo decidí no serlo. Hay ventajas y desventajas en estar solo, como se puede sentir la mayor soledad con familia y amigos. 

Siempre vamos a estar agradecidos con quienes estuvieron con nosotros. Ellos hicieron cosas que no esperábamos, no fue un tiempo perdido, pero también parte del duelo es dejarlos ir. Hacer lo posible por recordarlos, pero dejar espacio para vivir en el presente. 

Y, aunque un duelo nos ayuda a comprender lo más bello que hemos pasado, no podemos dejar que se prolongue. Porque esto nos alejará de lo que tenemos hoy: porque esto se vuelve contra nosotros y hace que se pierda la esperanza. 

Cuando empezó la pandemia, pensé que no hubiera querido que una persona cercana a mi sufriera por contagiarse de COVID, no hubiera querido separarme de las personas a quien les importaba. No me hubiera gustado que las cosas empeoraran. 

Era como estar ante unas ruinas, pero voltear a ver el horizonte: las posibilidades eran desconocidas, pero aún había un camino delante mío. 

Nunca tendremos un amor, una amistad, un padre o un familiar como el que hemos perdido. Pero esta aceptación y nuestros recursos para negociar con el dolor, es lo que nos deben sacar de ese estado. 

Es mejor hacer lo posible en vida, que recordar todo lo que se pudo haber hecho. Es mejor cortar ahora que se puede, cuando se sabe que ya no da para más una relación, que sentirse solo y abandonado con aquella persona.