viernes, 30 de agosto de 2019

Adolescentes maníacos vs adolescentes detectives privados

La más reciente temporada de 13 Reasons Why fue una oportunidad perdida. 

Y es que con series como Euphoria de Hbo, Skins o ya en la prehistoria, My so called life, uno pensaría que habría una representación mucho más acertada o plausible sobre la psique adolescente. Pero sólo terminan siendo telenovelas en donde el misterio son los propios protagonistas que un conflicto que nos haga considerar los problemas de la edad. 

Muchas romantizan los desórdenes mentales y le dan un aire de profundidad a algo que no lo tiene. Magnifican problemas en donde sólo bastaba que los personajes adultos no fueran unos idiotas. 

Y otros representan un estilo de vida aspiracional, que, si bien tocan temas profundos, rara vez hay cosas coherentes o conflictos de los que valga la pena hablar. Gossip Girl y Pretty little liars es un buen ejemplo de ello. 

Lo único rescatable de estas series es el soundtrack que nos permite conocer el espíritu de la época, pese a que algunas series lo intenten demasiado. 

Gossip Girl, Skins y Euphoria tienen grandes temas en su soundtrack, representativos y emotivos. Pero 13 Reasons Why insiste en lo terribles que son sus personajes y en lo jodidos que están con todo lo que guardan y lo que se ocultan... cuando en el fondo son seres humanos terribles. 

En Euphoria y en Skins veíamos un diálogo con el pasado, con la trama, las canciones y los protagonistas... las canciones no sustituían ni eran un artificio de la trama, sino que obligaban a repensar la letra y el contexto. La polisemia de una canción es parte de lo que la hace increíble y buena. 

Algunas series de adolescentes como Glee repensaban la música y los mensajes para el público adolescente, pero por desgracia caían rápido en el cliché y la trama barata o sinsentido para compensar que se alargaron y que no importaban más. 

Charlie Brooker dice que los adolescentes se sienten inseguros de sus cuerpos porque son representados por gente que no es de su edad, aunado a que ya tienen diversas operaciones estéticas. También se habla poco de la esperanza, amistad, buen comportamiento o formas de involucrarse con la sociedad y los adultos. Hay poca gente que se represente como fuerte o como buena mediadora, por lo que tendremos que esperar un poco más. 

Aunque hay series buenas en cuestión de entretenimiento (Sabrina, Riverdale, Veronica Mars, Gossip Girl), son superficiales y pasajeras cuando hay identificación y diálogo con el adolescente. 

Creo que Euphoria de HBO es la menos terrible de todas, francamente es un retrato fiel de la doble vida, la desesperación y la mentira por protección y cierto remordimiento. Se habla del narcisismo y de las enfermedades mentales sin tapujos y se habla la humillación y la violación de la privacidad. 

Aunado a esto: los adolescentes si se ven así, si hablan y bailan así, si se visten así. No son niñatos lloricas que tienen una falta de criterio enorme y que están rodeados de adultos imbéciles o que no investigan por cuenta propia algo de ellos. 

Abunda el misterio, el enigma que son los otros, el crimen no resuelto, pero esto es un artificio de lo agitada que es esta edad, porque el verdadero misterio es saber quién es uno y si todo lo que a uno le pasa lo configura como persona. 

Sin más, espero que sobrevivan las series que en verdad tengan algo qué decir. 


Canciones con filosofía: Colour my world

Antes de que te fueras, sonó esta canción en mi mente. 

Y me sentí mejor. 

Las cosas mejoraron entre nosotros, lo reconozco. Es cierto que hay que madurar y entender a las personas que nos rodean. No siempre vamos a estar de acuerdo. 

Pero se puede sentir ambivalencia o tener sentimientos complejos cuando hablamos de lo que vivimos con la familia... Recuerdo que lo que más me molestaba de alguien es lo que más extraño. O lo que más recuerdo es lo injusto o lo incómodo... Pero es familia y aunque no siempre nos tratamos bien, pesa más lo bueno y lo que veo. 

Muchos cretinos me han dicho que por qué ahora sí trato bien a alguien cuando al principio no lo aceptaba, pero es que a veces uno se reconoce en el otro, sabe que hay rasgos en su forma e enojarse, de hacer las cosas, de chocar con el otro. Sabe que no puede escapar aunque se resista y entonces lo quiere mucho más. 

Siempre hiciste lo que quisiste tía, incluso hasta el último momento. Me cuidaste y consentiste mucho, un curso de verano, aprender a nadar. Comer lo más delicioso en las cenas, en los antojitos... El sabor de lo que cocinaste, siempre estará en mi memoria. 

Los juguetes, cada uno más bonito que el anterior, me ayudaste siempre, con lo que tenías. Siempre hubo algo para mi de parte tuya. 

La muerte no nos vuelve santos ni perfectos, con todo nos aceptamos y aprendimos a estar juntas. No siempre te pude acompañar y no siempre pude estar. No te cuidé como merecías. Hice todo lo que pude y me dolió cada vez... 

Y pensar que malgastamos cada canción con malos recuerdos, cuando podemos tener los buenos y sentirnos aliviados un poco. Pensar que erramos en nuestros afectos cuando sólo necesitamos a nuestra familia. 

No me hubieran importado los choques, los problemas, lo que me decías y lo que pasara... preferiría muchas veces eso a esto que pasó. 

Siempre faltará una persona, cuesta llegar a casa, cuesta despertar. Vivo a veces en la negación y en el hecho de que no verás muchas cosas. Será la primera navidad sin ti, la primera fiesta de la niña, siempre vas a faltar. Siempre es así de injusto. 

Siempre dí por supuesto a mi familia, siempre quise que estuvieran conmigo hasta que fuera muy vieja... eso es egoísta, pero me daba mucha seguridad, una seguridad que internamente no tengo, pero ahora tengo a alguien que me cuide, desde arriba. Es un consolador pensamiento. 

Ahora ya estás con tus papás, niña, como una mamá chiquita que al fin tendrá la felicidad que esperaba. Al fin, eres uno con el universo. 

Descansa en paz, Consuelo. 



10.8.19

martes, 13 de agosto de 2019

La polisemia de las canciones y el cambio de circunstancias

Dicen que si dedicas una canción, a quién se la dediques se quedará a vivir en ella. 

Yo digo que esto no es cierto. 

La canción Baby de Marina and the Diamonds fue el soundtrack de mi historia de amor no correspondido, hacia un hombre palurdo, burlón e ignorante. 

Esa canción me dió esperanza y me hizo ver que hay cosas buenas en la vida, seguí escuchándola cuando supe que anduvo con una licenciada, cuando abrazó a otra compañera más crédula, cuando se rió de mi en mi cara y me dijo que anduviera con su ídolo, el chófer más despreciable y amargado que he conocido. Sí, su héroe era ese chófer... en fin. 

Esa canción no tiene la culpa de mi estupidez ni de mi credulidad... siempre será un himno de amor no correspondido, pero no le correspondía a mi historia ni mucho menos a él. Él no merecía ni mi consideración ni mi cariño, ni lo que sentía, era demasiado para él, que él me mostró que no podría ser. 

Stay, faraway so close, fue la canción que dediqué a una amiga malagradecida, que alegó que yo quería comprar su perdón (cuando no había nada que comprarle). Siempre he pensado que si hubiera sido taaan madura como decía que era, no me hubiera aceptado el objeto con el que supuestamente la compré, porque, eso si, lo aceptó y lo disfrutó y todo eh, tonta no era. 

Luego se convirtió en un canción de amor no correspondido, en un análisis de la obra de Wim Wenders, pero jamás se la dedicaría a alguien ojete e inestable, que veía raro que alguien la quisiera porque no se quería a sí misma. 

Lost Cause de Beck se la dediqué a un supervisor muerto de hambre, que, después de ayudarlo me traicionó y me descartó. Era un puto narcisista encubierto, que estafaba, mentía y también robaba. Un envidioso infeliz que no tiene ni para ser padre ni es amigo de nadie. Siempre esperó para tratarme así: me odiaba en secreto porque nunca podría ser como yo. Yo puedo ayudar aunque otros me detesten, pero él no. 

Lo que trato de decir es que los sentimientos, el amor y la intención se quedan, el análisis del momento y el reconocer cómo realmente nos hicieron sentir, sin mentiras ni miedo, eso es lo que se queda. 

Pero una sarta de imbéciles y un desfile de estúpidos, eso no permanece. 

Porque las situaciones cambian, las mismas cosas las podemos ver de manera diferente. Lo que pensábamos que nos destruiría nos hará más cautos en un futuro, las pérdidas, aunque dolorosas, nos hacen más fuertes, a veces más sabios. 

Una misma canción puede aplicarse a distintas situaciones, distintas personas, distintos amigos, cosas de verdad. 

Pensemos: la gente que es narcisista y mala siempre actúa de la misma manera. Le dedican canciones y las detesta, porque no quieren ser amados. Siguen siendo iguales porque miden a la gente desde su pequeño ladrillo, son enanos emocionales y llenos de rabia. Creen que uno es el estúpido, el que no sabe, el que no se defiende. 

No es que la vida se defina por lo que ocultamos, sino por todo lo que nos mentimos a nosotros, en eso está nuestra paradójica verdad. 

Tal como lo dice la siguiente canción, que se la dediqué a un mocho infeliz que fingió que me amaba y que se había enamorado de mí... Pobre imbécil, pretencioso y envidioso: creyó que me quitaría el amor, el brillo y mi valía, pero eso yo lo he construído y no es tan frágil como lo que pretendía tener él. 

Él, que yo le atribuía cualidades que no tenía, siempre me detestó en secreto, creyó que nunca iba a superarlo y que viviría en esa canción. 

El sábado, la resiliencia y la sabiduría, me mostraron que no es cierto.