jueves, 31 de mayo de 2018

La Filosofía me salvó: respuesta a Jaime Altozano

Me caga la escuela: la verdad es que detesto a muchos maestros, me molestan sus ceremonias, me molesta hablar con otras gentes, me caga la gente que va a estudiar por obligación. Me cagan los prefectos, la doble moral de los maestros, los que defienden a los abusones, los que quieren que te largues de la escuela porque no tienen los huevos de sacarte. Los que no enseñan nada y creen que saben todo. Me caga la escuela y la odio. 

Entonces ¿por qué decidí enseñar? ¿por qué me gustó estudiar? ¿por qué me gusta mucho la ciencia, la filosofía, el arte, la psicología y la religión sin empezar a mamar? 

Porque la filosofía me salvó. Es mi carrera, yo la elegí porque yo la quería.

Pero me ha costado mucho, he llorado, me han tratado mal, han inventado cosas sobre mi, me han hecho de lado. Me han humillado, me han tachado de inestable, incapaz, de estúpida, incluso me han censurado. Pensaba que con la universidad, yo saldría del capullo, pero también era un capullo, la verdad. 

Lo cierto es que... con todo lo que pasó, con la filosofía me empecé a interesar en cosas, antes no me interesaba nada, me di cuenta que me pasaban cosas, descubrí que era lo que me dolía, lo que no soportaba y lo que soñaba en verdad. 

Muchas ideas las robé de los filósofos, y ni siquiera sabía que las tenía, quería todo: sus habilidades, su personalidad, su forma de ser, su argumentación, quería todo. La filosofía era mi vida... era porque siento que no tengo mucho futuro.  

No quiero pensar en eso, pero es algo que me asalta cuando veo todos los problemas a los que me enfrento: no sirves, no sirve lo que vas a hacer, sólo eres inteligente para decir mentiras (dicho por un maestro que sabía la paradoja del mentiroso), que nadie me iba a hacer caso, que yo no tenía carácter y por eso sufría bullying, que yo no iba a hacer nada. Que debería ser eliminada la filosofía. Todo puedo recordarlo nebuloso. 

Sólo puedo decir, de forma educada: vayan y chinguen a su madre. 

Yo no les creo, creo en lo que yo quiero, incluso si yo veo creo que no tengo futuro, es de lo que yo extraigo. Y eso razonamiento, esa forma de escribir, no lo habría logrado sin la filosofía. 

No creo que el sistema esté tan mal, creo que hay maestros increíbles, maestros que siempre recordaré, siempre respetaré, que me han enseñado, a punta de fregadazos, lo que tenía qué hacer y cómo. 

También hay muy buenos recursos en línea, de gente que se preocupa por lo humano, pero que hace historia de las ideas, psicofilosofía, teoría crítica, humanismo pragmatista. Gente que te ayuda a leer una serie y una película, pero te recomienda ensayos, libros y reflexiones inagotables de cariz filosófico. 

Hay herramientas de análisis, de evaluación de argumento, seguimiento de discusiones por autor o por argumento. Hay personas que creen en lo que hacen los filósofos, porque la filosofía les ha ayudado. Y ni siquiera son filósofos. 

Siempre habrá otros, que viven en la noche, que siempre creerán que la filosofía no sirve para nada, que hay que cortarle dinero (como si necesitáramos tanto, gooey), que hay que quitarla del plan de estudios, que son reflexiones sin valor, que para qué la ciencia dado que hay filosofía y todas esas idioteces que quienes no han aprendido consideran válidas. 

Pero, si el problema es cómo se explica algo, cómo se difunde el conocimiento ¿por qué no sólo cambian los métodos? ¿Por qué no enseñan cosas que en verdad SIRVAN? La respuesta es porque carecen de metodología filosófica, para plantearse las preguntas y lo que necesita aprender una persona. Al menos a un nivel divulgativo. 

Lo cierto es que un par de maestros no pueden subsanar las carencias, pero necesitamos toda la fuerza posible para que esto funcione. Tenemos qué aprender qué funciona, hablar con el alumno sobre lo que quieren aprender, lo que quieren hacer, que todos somos diferentes y que quizá, nunca vamos a uniformarnos ni en tela ni en la clase. 

He dicho que la filosofía nos salvará, pero no es sólo con metodología, sino con preguntas, con ideas retadoras, en diálogo permanente con la ciencia. Con maestros que les apasione, que toquen cualquier tema y les guste filosofar más que cualquier otra cosa. 

Suena difícil, lo es, pero si puede con una persona que no le interesaba nada y que la filosofía se volvió su vida... imagina qué será con las personas que no les gusta, imagina qué será con quienes deseen otra cosa. 

Mi apuesta es a la filosofía: con todas sus complejidades, sus rarezas, con toda la frustración que trae consigo. Con todo lo obsesivo que te hace y con todos los prejuicios, con todo lo que digan los cientistas y maestros que, como creen de la filosofía, no sirven para nada. 

Mi amor está con la filosofía y como dice Howard Roark, contra el mundo si es necesario. Tal es el video que me ha conmovido, tal es la catarsis que he hecho. 






viernes, 11 de mayo de 2018

2 canciones con filosofía: Roar

En este pequeño homenaje a Katy Perry, quisiera confesar que esta es mi canción favorita de la intérprete, por encima de la hermosísima Teenage Dream, Chained to the Rhythm o Firework. 

Katy Perry vino en esos momentos en los que te está llevando la chingada, en verdad. Que no sabes cómo levantarte y no ves la luz en el túnel. Cuando salió esa canción, no creía que un mensaje positivo me sacara de una mala racha. No era diferente del pensamiento positivo que tanto detestaba, pero el mensaje era honesto, te invitaba a pensar diferente. A ser tu propia heroína, a no quedarte callada. 

Es curioso como cuando crees en una señal, la que sea, puede venir de quien sea, sin importar toda la brillantina o maquillaje de esta chica. No creí que una canción así me levantara, me ayudara. Supongo que era un mensaje que esperaba. Yo y miles de sus fans. 

Ahora bien, se que es pensamiento mágico y que de cierta forma, no me ayudará a cumplir mis objetivos como una rutina de trabajo o una estructura mental. Pero hace que no sea tan pesimista, que me emociones, que me conmueva. Casi al nivel de Moonage Daydream o de Heroes, de The Time is Now... y canciones por el estilo. 

Y la verdad si, es una canción terapéutica, mas no curativa, porque la cura está en dejar de ser prejuiciosos y apreciar a un artista por su mensaje, no por su parafernalia o por distractores de sus shows. 

Perry me vuelve a hablar: que saque mi fuerza interior, pese a haber perdido amigos, mi respeto, malos trabajos (que trabajos en si), mi alegría, mis ideales. Pese a todo debo creer que soy una campeona, que puedo hacerlo y que tengo algo que decir. 

Que alguien me oiga rugir. 

Perry se va a las creencias y necesidades para hacernos entender que debemos cambiar desde ahí, porque las cosas no se harán mágicamente ni cambiarán porque uno lo desee. Uno tiene que moverse, aprender y no dejar que otros lo lleven al vacío. Ni siquiera uno mismo. 

Así que hay que tener el ojo del tigre y rugir más alto que un león. Somos campeones y tenemos que hacernos escuchar. Eso nos lo debemos a nosotros mismos, nos lo merecemos. 

Perry es como esa tarjeta que recibimos de un buen amigo, diciéndonos que estemos mejor: quizá no sirve para que nos aliviemos, pero es bueno tenerla en cuenta. Más si viene en un papel con diamantina, animalitos y brillos espectaculares. 

Me encanta Katy Perry y lo digo filosóficamente hablando. 






2 canciones con filosofía: Wide Awake

A O. Campos. 

Por desgracia, estaba entre comprar boletos para ver a David Byrne o a Katy Perry. Ganó Byrne por lo único de la experiencia y lo místico del evento. 

Pero también me hubiera gustado ir a ver a Katy Perry. 

Katy Perry es una mujer empoderada, que habla de la seguridad de una mujer para encontrar su voz, para dejar de creer en los cuentos de hadas, en el amor imposible que es vendido como posible. Los amores que guardamos en nuestro corazón y que no pudieron ser por orgullo. La credulidad en los cuentos de hadas, la reconciliación con la vida, el despertar sexual y el amor juvenil. 

Sus detractores que oculta la belleza de su canto en artificios y brillos innecesarios, pero, al igual que los grandes artistas, cada artificio que usa la Perry no diluye su discurso, sino que lo acentúa. 

Se que es un cliché al estilo Meg Griffin, poner de mujeres empoderadas a chicas como Katy Perry, en comparación con Virginia Woolf, sin embargo, creo que la síntesis y el poder de sus letras, de sus videos y de su forma de actuar (un rasgo que no se ha explotado cinemáticamente), encantan al público, la hacen digerible y además conectan mucho más que con otras artistas de su generación. 

Además de la emotividad de sus canciones: muchas versiones acústicas han sido interpretadas por Darren Criss o ella misma, dando mayor poder a su voz y su mensaje. 

Tal vez Perry usa esos artificios para hacer ruido, pero una vez que la escuchas, puedes apreciar su belleza, su sencillez y su capacidad de conmoverte. 

En esta canción, Wide Awake, Perry dice despertar de un hechizo de una relación fallida: de un espejismo que ella se fabricó mediante creencias y necesidades emocionales no resueltas. Aunado a un despertar que le dolió muchísimo. 

Dicha canción relata que hay que despertar, para tratar lo que dejemos pendientes con nosotros mismos. Eso nos puede dejar en un estado lamentable, pero hay que encontrar fuerza para destruir lo que nos hace daño y reconciliarnos con la vida. 

Porque nadie va a salvarnos, ni ser ese príncipe, ni cuidador, ni mentor, ni voz que nos ayude a resolver nuestros problemas, ni siquiera nuestro amigo o pareja. Ni un padre intelectual, que sepa de nuestras necesidades y problemas sin que tengamos que decírselo; alguien con quien hablar de filosofía y música... Quizá sólo existe en nuestra cabeza, o no existe. 

Dicha fantasía fue alimentada por creencias, que no eran muy racionales, que aunque sean sinceras, pueden hacernos vulnerables ante alguien que no aprecie lo que somos. O bien, que se aproveche de nosotros. 

Caemos así, de la novena nube. Pero después tenemos que despertar. 

Yo me pregunto, al igual que la bella Katy ¿si hubiera sabido que sería así me hubiera arriesgado? Tenía que caer, estrellarme desde lo alto, pero también tenía que dejarte ir. 

Aún así, te agradezco por haber sido mi amigo. Yo se que no estábamos listos el uno para el otro. 



sábado, 5 de mayo de 2018

10 cosas que aprendí de Cobra Kai

Me caga Karate Kid... detestaba esa película porque el tema del bullying me sigue afectando. El tema de la defensa personal, la búsqueda de fortaleza espiritual por algún mentor sabio, los trajes de esqueletos y el maestro peor que el bully, describen mucho de mi niñez y adolescencia... y paso por la universidad. 

Me decidí a ver Cobra Kai porque estoy ávida de series y por su formato rápido, buena trama y poco abuso de las referencias a la película de la que se deriva. Me gustó el hecho de cómo se puede cuestionar sobre lo que creemos que es nostalgia. 

Ahora presento mis 10 enseñanzas: 

10. Tanto los malos como los buenos están marcados por las pesadillas de tristeza: de lo que hicieron a otros, de lo que les hicieron, de lo que no pudieron hacer, de lo que creían y les causa dolor, de lo que les causa ira. Pareciera que es mejor batirse a golpes, usar la fuerza y la humillación. Pero la realidad es que esa tristeza y ese miedo, en el fondo no se quita y es difícil porque no se ataca el problema central. Si tan solo pudiéramos ver al otro, tal vez no nos sentiríamos tan solos

9. Los problemas y las dinámicas son las mismas, sólo cambiamos nosotros y nuestra forma de reaccionar. Sigue existiendo el bullying, la falta de comunicación, la distracción frente al dolor interno, la deficiente educación emocional y la humillación. Siempre es lo mismo, pero tenemos que esforzarnos, hablar con otros, conocer al enemigo, aprender a luchar para que no entre esa tristeza, ese enojo y esa frustración. La frustración y el dolor de aprender a convivir con los problemas

8. Esto no quiere decir que nos volvamos desalmados, canallas o cretinos de primera. Hay gente que sufre muchas cosas malas, pero encuentra en su alma la compasión y la alegría de vivir y seguir adelante. Hay otros cuyas experiencias los lisiaron emocionalmente para sentir y ser felices. Con ellos hay que practicar la compasión, el perdón y sopesar la propia vida. No todos tenemos las mismas capacidades de sobreponernos al pasado. 

7. Hay que aprender a escoger nuestras batallas: con quién vamos a pelear, para qué nos preparamos, con quién queremos hablar y con quién no vamos a ser amigos. Este aprendizaje, como todo en la vida, requiere de una gran habilidad, de darse cuenta quiénes somos, de hacer mejor las cosas con otros y de ponerse en el lugar de otros. No hay que dejar que guiarse por la furia o la venganza. Podemos guiarnos por la empatía, por la inteligencia, por la comprensión. 

6. Hay cosas en el pasado que se repiten, cosas que creemos que no van a cambiar, pero no es que nos persigan, es que no las hemos enfrentado: seguimos creyendo lo mismo, pensando igual de la gente, de los problemas. Estamos enfocados en lo que nos hace daño, pero como nos obsesiona, sobrepasa nuestros umbrales del dolor, no sopesamos lo mal que nos hace, eso nos vuelve prisioneros del pasado. Como si se repitiera una película una y otra vez.

5. Sobre la compasión con los enemigos, tiene que ver con el tema del perdón: no quiere decir que estemos de acuerdo con lo que pasó; tampoco que olvidemos el daño que muchas veces es irreparable. Tenemos que entender que la otra persona quizá tuvo un mal maestro, no tuvo los elementos necesarios para comprender lo que le pasaba, no supo qué hacer. Igual que nosotros, estaba indefenso, sufrió muchas humillaciones que lo llevaron al punto en que se quedó. Su vida igual puede estar destruida que la nuestra e igual que nosotros, no puede perdonar y no puede ser feliz. 

4. Siempre habrá cosas que recordemos: buenos amigos, amores de juventud, fiestas que hicimos, tomas de consciencia, que nos hagan salir del bache en el que estamos. Aunque sean pocas, insistir en qué hicimos bien, en qué no nos equivocamos y qué buscábamos en ese entonces. Es como rastrear las huellas de lo que nos hacía buenas personas, de lo que nos ilusionaba y de lo que aprendimos en tiempos mejores. Es algo complicado cuando se tiene una depresión o una crisis del sentido. 

3. En una historia hay, al menos, dos interpretaciones. Los participantes se hacen cosas, son responsables, tienen otra versión... y la verdad. Aunque haya espectadores, no se puede decir que tengamos la verdad absoluta, ni que lo que digamos es invento nuestro. Se trata de reescribir nuestra historia, pero con responsabilidad. Se trata de recuperar nuestra vida bajo una nueva óptica, bajo las enseñanzas de esos malos recuerdos. 

2. La nostalgia, bien direccionada, nos ayuda a revalorar y releer cosas con nuevos ojos y con nueva ética: la de descubrirnos con lo que nos da placer, pero también con lo que ayudó a configurarnos como somos. De ahí que haya posturas conciliadoras y con cierto contrasentido como perdonar al enemigo, bendecirlo y hacerlo un sensei. Porque el dolor también es un maestro. 

1. El protagonista de esta serie es: el perdón. Pero también es un gran ausente: vemos a hijos sin padre y padres que no saben qué hacer con sus hijos, vemos todo lo que podría ser si se cambiara la historia, pero esa historia ya es punto y aparte, por lo que tenemos que cambiar las narrativas. Entender que no era un cuento de moralidad ni que somos perfectos o que los otros eran defectuosos. Había tantas cosas sobre las cuales se puede trabajar y avanzar, porque eso es lo que nos ayuda a encontrar el balance. 

Larga vida a Cobra Kai... la serie que me hizo revalorar una película cursi ochentera. Cuando rompes el estereotipo y el prejuicio, reconoces algo que te ayuda a crecer. Como Daniel Larusso y Johnny Lawrence.