martes, 20 de abril de 2021

Cuento: Dos gatos, una Gata y un Michito

Inspirado en: El podcast del perro, de El Warpig, para la productora Dixo. 

Chuy era un chico inmaduro e irresponsable, tenía algunos amigos y unos padres que le consecuentaban todo, pero aún así, sentía que le faltaba algo. Neceó mucho y manipuló a sus padres, los cuales le manipulaban también, pero consiguió un par de gatitos con los cuales entretenerse. 

Parecía niño con hostal nuevo: todo el dinero que era de sus domingos y que le daban para sus gastos se iba en los nuevos inquilinos. Un gimnasio para gatos, latitas de las más caras, juguetes y chacharitas para los felinos. 

Chuy tenía una amiga a la que apodaban la Gata, era así porque iba con él a todos lados, la Gata a veces servía como apoyo de Chuy, otras veces Chuy le jugaba bromas pesadas, otras más, tenían buenas conversaciones y reían juntos. La Gata era fiel, porque ya la habían dejado antes. 

Cuando conoció a los dos gatos, la Gata parecía agradarles, pero con el tiempo, se dio cuenta que estaban descuidados: Chuy sólo jugaba con ellos un rato y después se aburría. A veces, les jugaba bromas y los abrazaba y otras, parecía que los quería mucho. Eso tenían en común los dos gatos y la Gata. 

Ya había pasado mucho tiempo y Chuy empezó a idear tener un perro: un perrito obediente, juguetón y chistoso, que lo entretuviera y al cual enseñarle nuevos trucos. Los dos gatos como que ya le daban hueva. Y, con la Gata, pues como que era lo mismo. 

Chuy le dijo abiertamente a sus padres que quería un perro. A lo que su mamá Dragona le respondió: Y ¿qué tal si no se lleva con los dos gatos? ¿no querrás que los mandemos al dormir o si? A lo que el caprichoso Chuy exclamó: ¡PUES LOS DORMIMOS, NI PEDO! 

Bueno, eso último no lo dijo, pero pues para él nunca había pedo. Eso fue algo de lo que la Gata se daría cuenta después: era muy común para familias clasemedieras, que las anteriores mascotas fueran dejadas a su suerte o dormidas porque se habían dado como un juguete a niños y niñultos caprichosos. 

Había un chingo de adultos que, una vez que crecía aquel simpático cachorrito o que tenían noticias de que esperaban hijos, se deshacían de ellos durmiéndolos o envenenándolos. ¡Qué mas dá, si animales hay un chingo! Pero los recursos y el amor son limitados, recuerden eso. 

¡Incluso eso se podía hacer con otro ser humano!

Cierto día, Chuy perdió un anillo que le recordaba que había terminado su tercera carrera: le hizo una broma a la Gata y se lo dio. Luego se lo pidió sin razón en una fecha en la cual era imposible que se lo devolviera. Ciertamente, la Gata movió algunos compromisos que tenía ese día y se lo regresó. 

Le pidió a su Gata que se lo trajera y la Gata obedeció. Pensaba que era por su amistad, pero la realidad era que Chuy le estaba dando una orden. Ella era la culpable de sus errores, tenía que devolvérselo y tenía que darle las atenciones que él quisiera. Después de todo, para eso eran amigos. ¿Cierto? 

La Gata, a raíz de esto, tuvo muchos problemas. Su madre le reprochó que era su mandadera, que cómo era posible. Le gritoneó, la estuvo chingando, se lo recordaba cada que se equivocaba. No conforme con eso, le echaba en cara haberla apoyado para que él no la valorara. Hasta el día de hoy, la Gata perdió mucho contacto con ella. 

Pero aún le quedaba Chuy, en él estaban puestas todas sus esperanzas. Esa pelea era nada ¿cierto? Él en el fondo la valoraba y nunca le haría algo malo. Intentó hablar con él otra vez... pero se dio cuenta que era todo lo contrario. 

Chuy le respondió con evasivas, él creía que no había consecuencias de sus actos y que, si la Gata había decidido que ella iría, era problema de ella, que él no la había obligado. La Gata se dio cuenta que ese egocentrismo y esas ideas tan ridículas de Chuy eran ciertas para él. Según Chuy, esas pendejadas eran su vida. 

Una vida muy pobre para una persona corta de ideas. 

Cuando uno de los familiares de la Gata murió, Chuy se comportó como un verdadero imbécil: en vez de tener palabras de Consuelo, escuchar o al menos quedarse callado, empezó a decirle a la Gata que si ahora si quería a su tía, esto fue porque ella le dijo que tenían problemas... Muchas discusiones, algunas cosas que no debían decirse. La Gata fue muy abierta al respecto... pero él sólo tomó esa vulnerabilidad para ser culero con ella. Supongo que a mucha gente le importan más sus ideas que las personas que los han ayudado. 

La Gata se fue llorando porque Chuy le dijo que se hacía la víctima. Además, se enteró que Chuy se había aburrido de ella y la había mandado al matadero, a que le pusieran su inyección final. La Gata se sintió traicionada y huyó, ¿cómo podría tratarla así, después de todo lo que habían vivido? 

Pues la respuesta es fácil: su amistad había acabado, ya no le servía, ya no había nada qué hacer porque la Gata no le decía lo que él quería escuchar. Ya no era su Gata... Nunca más. 

La Gata poco después conocería a un Michito que gustaba de probar las mismas cosas que ella: comieron helado, comieron una hamburguesa, comieron rico por toda la ciudad, riendo y buscando música en las tiendas de discos y en su celular. 

Honestamente, era mucho mejor que estar atada a ese peso muerto. 

Y ese Michito rompió un hechizo: la Gata dejó de ser una mandadera y junto con él, se convirtieron en personas. 

Por desgracia eso no pasa con muchas mascotitas y amiguitos abandonados, de esos que olvidamos en la azotea de nuestras memorias y que nos cansamos rápido de ellos... ¿Verdad? 

Yo soy Andreoida y por suerte, ustedes no. 

miércoles, 14 de abril de 2021

La otra familia

-Soy su compañero, jamás me notó, porque la verdad sólo piensa en sí mismo. 

El Conde de Montegordo. Los Simpsons. 

Algunas veces pienso en mi familia: estoy distanciada de algunos miembros y de otros, me separó la pandemia. 

Me siento identificada con ciertos miembros en características negativas: me enojo como muchos de ellos, he aprendido a hacer ciertas cosas igual a ellos. Son como una presencia abstracta, pero viven en mi. 

De otros pude aprender que soy algo como ellos, a veces generosa, a veces directa, a veces con ganas de aprender y de seguir adelante. Somos iguales, están dentro de mi. 

Creemos cosas equivocadas, creemos en cosas buenas: en el fondo estamos de acuerdo en lo mismo. Por eso peleamos. En el fondo creemos en lo que es justo. 

Por eso, cuando alguien comete una injusticia, nos alteramos, nos distanciamos y pensamos seriamente en cómo solucionar el problema. Es una herencia que nos ha traído problemas. 

Recientemente se cometió una injusticia en mi familia, esta vez no entraré en detalles porque aún es doloroso: pienso en ese familiar: ¿algún día nos reprochará como hemos sido con él? ¿será efectiva y oportuna la ayuda? ¿podrán años buenos contrarrestar los malos? 

Ojalá no viva en su imaginación, ojalá no viva de especular y se esclavice de sus fantasías. Ojalá nos quiera, nos perdone. Siga adelante con nosotros. 

Cierto día, una persona desagradable dijo que "se acabaría mi reinado cuando llegara", pero la verdad, es que yo tuve cosas buenas. Ahora le toca a ella y tenemos que ser comprensivos igual. No tuve un reinado: tuve muchas adolescencias y fui muy inmadura. Pero me toca también comprender y que no pase por los mismos derroteros. 

Yo no soy nadie para decirle o aconsejarle: soy un pésimo ejemplo, construído con malas decisiones y pésimas habilidades para la vida. Pero si algo se, es que hay que cambiar las acciones, que hay que fijarse más en lo que hace la gente que en lo que dice. 

Y que mis obsesiones me han hecho enfocarme, no hay que perder el enfoque de la vida: hacer algo que ames incondicionalmente, hacer lo que quieras, probar otras cosas, entender a otros, buscar un amigo que te quiera y que tu quieras. Que hagas algo que te guste en un día malo y que los días buenos, los atesores. 

Yo he sido muy intolerante con mi familiar... me salió mi falta de empatía, pero también tengo que buscar enmendar y revertir lo que he hecho. Ojalá y me perdone...

Mientras tanto, pensaré en mi familia con mi corazón: cómo ayudarlos, cómo aceptarlos más, quererlos más, arreglar las cosas con ellos; estar más saludable para ayudarlos. Comprar algo para que estén bien (tal vez desinfectantes y verduras), tal vez ver una película con ellos. 

Y pensaré en ese pedacito de alegría que es mi familiar: cuando llegó todo fue mejor y me ayudó a ver cómo era de niña. Pienso en darle cosas buenas, para que tenga algo bueno y para ser resiliente. 

Pienso si ya comió, si no le han dicho nada. Si lo que le digo le afectará o me tendrá algún recor de por vida o si me tendrá en su corazón. Pienso en alguien y en algo más que en mi, más grande que yo y que debe cultivarse como una flor, que debe cuidarse día con día. Sueño, en mi imaginación, en mi fantasía, que no concibo que no esté con nosotros. En especial porque la necesitamos más. 



viernes, 9 de abril de 2021

Canciones con filosofía: Mary

 A Scissor Sisters le debo la música de mi alegría, del ritmo de mi corazón, de mis fantasías más coloridas. Pero también le debo que le pusieran palabras a mi dolor, el dolor de no ser aceptada por ser quien soy. 

La literatura, el arte y la conversación ayudan a establcer un puente entre sentimientos, acontecimientos y apreciaciones. Cuando lees, te puedes leer a ti mismo. Cuando comprendes un cuadro, es porque te has sumergido en esa sensación que te provoca. Cuando hablas con otro ser humano, cuando escuchas, puedes decirle: yo he estado ahí. Yo te comprendo. 

Mary es la historia de la mejor amiga de Jake Shears, la cual murió tras una complicación quirúrgica cuando se colocaba un bypass gástrico. Mary era una mujer con obesidad mórbida y le escribía a Shears y lo apoyaba. Shears, a cambio, le hizo esta canción como homenaje, porque Scissor Sisters eran quienes la ayudaban a seguir adelante. 

Aunque Mary tenía un gran corazón, quería operarse para tener una vida más digna, lejos de burlas, de intimidación y de enojos. Desgraciadamente, en esa búsqueda perdería la vida. 

Y, sin hacer apología de la obesidad, sólo quiero que piensen: ¿qué hubiera sido de Mary si la hubiesen aceptado, si hubiera tenido más amigos que la comprendieran en vez de burlarse de ella? Tal vez habría reconsiderado todo. Tal vez, en su búsqueda, hubiera seguido su vida. 

Cuando entré a la universidad me dio depresión: todo mi mundo se cayó y el umbral del dolor que tenía desapareció. Mi familia me dio la espalda, estaban muy molestos conmigo. Tenía pocos amigos y a esos pocos, no les importaba. Nunca se hablaba de esto. Mucha gente me rechazó y secretamente quería que no me recuperara. 

Mucha gente me hizo enojar. Y el enojo se fue contra mi, mezclado con autodesprecio, culpa y con fantasías sobre desaparecer. La vida se me hizo insoportable, porque ya no quería seguir viviendo. 

Desgraciadamente, uno no puede cambiar a las personas, pero si puede cambiar uno: hace poco me di cuenta de lo mucho que me entristecía Mary, de lo mucho que me dolía su historia... Pero yo no tenía amigas así ni compañeros o algo... Pero me podía esa canción. 

Y eso era porque, al fin lo descubrí: yo soy mi propia Mary. Yo soy a la que hicieron enojar y que piensa mágicamente que el que la acepten todos solucionará sus problemas. Yo soy la que fantaseo, la que sueña, pero que a la vez, vive anhelando en vez de aceptar su situación. 

Tanto tiempo pensé que algo o alguien me rescataría, tanto que dejo a otras personas, cuando sólo soy yo: yo soy la única que me tengo para curarme, para consolarme, para darme fuerza y el amor que tanto busco. El amor puede ayudar ante tanto rechazo. 

Y es que, en mi búsqueda de la felicidad, me olvidé de una tristeza que me consumía y a la cual nunca le dí una voz, es por eso que un día no pude más y decidí ya no seguir, decidí morir en vez de pensar cómo seguir eligiendo la vida. 

La ayuda no va a llegar, nosotros somos nuestra ayuda. Nosotros somos nuestro principal apoyo. A veces dejarle eso a otros, es injusto y es una carga también. 

No puedo cerrar con mis palabras, mejor le dejo lo que quiero decirme a Shears: 

    Porque daría todo lo que tengo, olvidaría todas las cosas que     me dan alegría, porque tuvieras un día de pura y simple felicidad. Hasta que sea el momento, estaré ahí, como siempre. Seré tu amiga, hasta el día que me muera. 

    Andy, no dejes que te hagan enojar, tú eres lo mejor que puedes. Y Andrea, después de que todo el dolor se haya ido, siempre viviré para estar contigo. 

Te quiero, Andrea. 




Mi vida a través de Scissor Sisters

Scissor Sisters es un grupo que tuvo su auge en 2003, año de formación de la banda, hasta 2012, año en que la banda decidió tener una pausa. 

Yo los conocí en 2006 cuando iba en la secundaria. En aque entonces ya me habían decepcionado gente que decía ser mi amiga. No me juntaba con nadie ni me interesaba mucha gente. Salvo Ana Laura, amiga que recuerdo por el sencillo de Scissor Sisters, Laura, y de la que finalmente me separaría en 2009, antes de entrar a la universidad. 

Ana Laura y yo compartíamos ese gusto por la música, por disfrutar las canciones, por llevar la contraria a la gente con argumentos que les inomodaban, por tener humor negro y creer que nada nos era suficiente. 

Hacía lips sync con Comfortably Numb, me encantaban Laura y Filthy Georgeous, una canción sobre los fetiches sexuales y el sexo sucio. Ciertamente, tengo muy buenos recuerdos de esas canciones. El Scissor Sisters es de los discos que más me ponen de buenas. 

Luego, me separaría de Laura, pero no de Scissor Sisters. Aunque quité Laura de mi playlist, decidí pedir el Ta Dah para mi cumpleaños y mi vida cambió: sus letras eran divertidas, los videos ingeniosos, las armonías pegajosas y llenas de vida y color. Las letras eran brillantes: como Elton John, Culture Club, Roxy Music, Bee Gees, Blondie. Sus voces y sus vestuarios: ESPECTACULARES, ¡era como tener glitter en los ojos!

Y mientras que Ana Laura decía identificarse con Ana Matronic, yo pretendía ser Jake Shears, de quien estaba enamorada y le dediqué muchas fantasías.

Me enamoré de Jake Shears como cuando me enamoré de Boy George: un amor puro, sin orientación, sin género o etiqueta. Por aquel entonces me llamaban lesbiana para burlarse de mi. Mote que sigo cargando cuando no le agrado a la gente. 

Por eso es que comprendo la lucha, comprendo que es ser discriminado y ser juzgado por ser diferente. Comprendo por qué la consigna es Love is Love

Mientras que muchas lesbianas manoseaban a compañeras hetero o bi curiosas y que maestras lesbianas cometían injusticias contigo por ser heterosexual y no ser de su agrado, yo soñaba con cantar como Jake Shears, tener una pizca de la sofisticación de Ana Matronic o ser ingeniosa como Paddy Boom. Ponía I don't feel like dancing y Take your mama para seguir adelante, sin saber lo que me esperaría de la vida. 

Cantaba a todo volumen Paul McCartney: estaba convencida que mis clases de solfeo me quitarían la inseguridad y me darían el falsete de Jake Shears. Porque lo amaba.  

Me refugio en esa nostalgia, llena de color y de apertura a la diversidad, porque en el fondo yo sólo tenía a Ana Laura. A ninguna de mis compañeras les caía bien y a las pocas que lo hacían, sus amistades les manipulaban para que no me hablaran. 

Recuerdo a una chica, llamada Gaby, ella me aceptaba y decía que le gustaba cómo escribía. Cuando leyó mi autobiografía me dijo uno de los mejores halagos que he recibido: está chida tu vida... Parece simple, pero ella dejó una gran huella en mi. 

Yo por mi parte, seguía cantando y bailando. Y riéndome de She's My Man, uno de los videos de mis grupos favoritos de la vida. Sus presentaciones en los Brit Awards, aún me hacen sonreír. 

Recuerdan que dije que yo no sabía lo que me esperaba en la vida... Ana Laura dijo que yo quería comprar su perdón cuando le regalé un disco, en orden de reparar un error que había cometido. Jamás me perdonó y jamás la perdoné. Y, aunque le guardé luto, su forma de contestarme me enoja muchísimo. 

Y Gaby... aquella mujer que yo no consideré una amiga, resultó ser una persona entrañable y una mujer increíble. Desafortunadamente, murió en un accidente que no puedo describir, porque fue espeluznante. Y la persona responsable nunca fue condenada por ello: una juez ignoró la evidencia. Nada es más terrible que una mujer en contra de otra. 

Cierto día, cuando tomé terapia de grupo, decidí contar esa experiencia y el trauma que me había producido, una persona a la que no le caía bien y que conspiró con otras dos brujas horribles, decidieron que desestimar mi relato: me acusaron de "inventar la historia para llamar la atención", fastidiaban todos mis argumentos, criticaban mi capacidad para relatar historias, me acusaron de narcisista, cuando ellas eran unas culeras ojetes. 

Me salí del grupo, porque eran insoportables. 

Pero, en el mundo de la música, me devolvía la esperanza Fire with Fire. Recordé por un momento todas las cosas que me hacían feliz, que seguían que siguiera mi ritmo. Estaba entrando a mis veintes. 

Finalmente, vi Glee y me sentí atraída por una canción, cuyos beats me recordaron esa energía que sentí en mis años de secundaria: era Let's Have a Kiki, que sonaba mejor con ellos y que no era tan absurda como la hicieron en Glee. Iba como en mi tercera adolescencia. 

Mi corazón latía con el poder de la música, con el poder de Scissor Sisters. 

Ya como en 2013 supe que Jake Shears había sacado un disco en solitario, pero, injustamente lo valoré como una extensión del trabajo de Scissor Sisters. Ya hablaré de su trabajo después. 

Me encantaba bailar Only The Horses, actuar como Ana Matronic en Any Which Way y I can't decide. Me recordaba todo lo que amaba de la música: vitalidad y universalidad. Porque, en cualquier época, Scissor Sisters hubieran triunfado y hubieran trascendido. 

Me alegra no haberlos olvidado: porque ellos me recuerdan una buena etapa de la música, mi despertar sexual y algunas buenas cosas. Sólo me gustaría quitar las partes que asocio con esas compañeras de la secundaria. 

Sin embargo, lo que quiero agradecerles toda mi vida, es haberme dado la fuerza para aceptar mi tristeza con esta canción. Porque es una canción de deuda con alguien que amamos, pero, resultó ser que no era nadie que yo conociera. Era yo misma.