lunes, 30 de septiembre de 2019

Hasta siempre, Pagliacci

Terminó la serie Baskets, se fue Christine con Kent, Martha, el juggalo, Penélope, Eddie, los gemelos y por supuesto, Chip y Dale. 

Se fue como el tren de la vida y se va con una de las mejores enseñanzas. Se va como se fue Consuelo: cuando no quería que se fuera. 

Baskets la veía en las noches y a media tarde, cuando empezaba mi melancolía. Me sentía como Chip en el amor, estaba igual de perdida y no entendía muchas cosas. También puedo decir que era como Chip Baskets en cuanto a que era un chiste... y se reían de mi, no conmigo. 

Chip Baskets (el enorme Zach Galifianakis), es un payaso, que fue a estudiar a una prestigiosa escuela de Francia el arte de clowning. Ahí se reinventa y se construye la personalidad de Renoir, un payaso que combina la mímica y la sutileza de sus actos. Chip se enamora perdidamente de Penélope (Sabina Schiuba) cuando se va de fiesta por las calles de París. Lo que cualquier payaso quisiera tener. 

Pero Basquets no habla francés ni lo aprende... poco a poco vemos que todo esto es una breve mascarada: Penélope sólo lo usa para obtener su green card, no es un estudiante dotado para las artes del clowning, su enamoramiento responde más a su incapacidad de comprometerse a una relación real. 

Las fiestas sólo duran un momento: Chip no tiene dinero suficiente y regresa a casa, en donde la cosas tampoco mejoran. Su mamá, Christine (un increíble Louie Anderson), lo ama demasiado al grado de una sobreprotección paralizante, su hermano gemelo (el mismo Galifianakis) no se lleva bien con él, no tiene trabajo, ni sabe cómo valerse por sí mismo. 

Baskets es una historia con la que nos podemos identificar: todos conocemos a alguien que tiene ideas elevadas y que planea huir de su pasado para reinvertarse, pero en el fondo sólo quiere huir de sí mismo porque la idea que tiene de sí, no corresponde con su realidad. Tiene problemas con su familia, con su pareja y para encontrar estabilidad. En parte por las relaciones que ha aprendido, en parte por las decisiones que ha tomado.

Todos hemos sido un Chip Baskets, tal vez en algún momento de nuestra vida, por eso es tan fácil sentir empatía por él, tener piedad de él. 

A través de duros golpes de la vida: como cuando un escape de su casa deriva en terribles consecuencias, la soledad, las pocas respuestas del suicidio de su padre, la frustración, la búsqueda de respuestas rápidas y poco realistas: Chip Baskets se presenta ante nosotros como el héroe absurdo: que sabe lo irrelevante de su tarea, pero que continúa porque eso le da sentido a su vida.

Porque en el fondo, aunque todos seamos payasos, podemos elegir si somos un payaso triste o uno feliz. 

Baskets entra en el género de dramedy, pero también tiene momentos cringe: como los intentos de Basket de hacer reír, la personalidad excéntrica de Dale, cuando Christine trataba a sus hijos como pequeños de menos de 10 años y casi todos los momentos en donde salía Martha Brooks. 

Baskets es una serie filosófica, que aborda los problemas del sentido y de las crisis existenciales: es un payaso sí, que se supone debería darnos risa, pero que sólo hace que lloremos y pensemos (a veces más lo primero que lo segundo), un pez fuera del agua, sólo da problemas porque no sabe qué hacer ni cómo, cuya vida es un desastre... Todos hemos sido él y Baskets nos muestra que bastan ciertos dolores, asuntos no resueltos y falta de conexión para serlo. 

También aborda el problema de las representaciones erróneas: si tan sólo Basquets leyera a Spinoza sabría que las ideas incorrectas producen dolor, dolor que se transforma en enojo y de ese enojo a ira. Baskets sólo lo desquita algunas veces (es más explosivo su hermano Dale), pero sabría que todo lo que le produce dolor viene de lo que ha entendido mal, que no es su culpa, pero que debe aprender de la compasión y de la vulnerabilidad que acompaña su persona. 

El viso de esperanza que nos da Baskets, es mostrar que dentro de la excentricidad de una familia, las infortunadas circunstancias en las que conocemos a los amigos, la ambivalencia con los que amamos y la resiliencia y aceptación, podemos entender e incluso perdonar a nuestra familia. 

Ellos son así porque tampoco supieron lidiar con un dolor insoportable, saben quiénes somos, se enojan igual que nosotros, nos apoyan sin importar qué tan irreales sean nuestros proyectos. Están ahí cuando necesitamos ayuda. 

Christine fue una madre sobreprotectora, pero ayudó a Baskets como pudo y en lo que pudo, al final se perdonaron. Ken y Dale se convirtieron en la familia que necesitaban para ellos, Chip pudo perdonarse, pese a que no obtuvo todo lo que quería. 

Un elemento de Baskets era la aparición de trenes como viso de una tragedia terrible para los protagonistas: algo que se llevan de ellos o de su simulada estabilidad, algo que irrumpía su tranquilidad, pero la vida, como ese tren es intempestiva, imparable y se lleva lo que una vez tenías, sin respuesta y sin que puedas hacer nada. 

Aún con pequeños visos, podemos ser lo que nosotros pensamos ser y la vida se llena de una poderosa esperanza. Pagliacci somos todos, pero también podemos hacer reír en esta vida de negro sentido del humor. 

Baskets fue dirigida por Jonathan Krisel y fue transmitida por la cadena FX.