domingo, 31 de mayo de 2015

Cuando tener sexo se volvió complicado

Por desgracia no he escrito últimamente, por algunas cosas: 

- Tengo mucho trabajo
- Tengo mucha tarea
- No le doy a ninguna de las dos
- Estoy cansada. 

Sucede que cuando uno busca a una persona, tiene qué conocer sus ideas respecto al noviazgo, del romance, de la forma en que prefiere a las personas. Eso por si le interesa platicarlo o si al menos está interesado en ti. 

Foucault dice que la educación sexual se divide en scientia sexualis y en ars erotica. En la scientia sexualis tenemos el conjunto de conocimientos, de información sobre la práctica sexual. Lo nombres de nuestros órganos, cómo funcionan. Básicamente, es todo lo que contiene un libro de texto, cualquier manual. Lo que científicamente se tiene qué hacer con ellos. 

Por otro lado, tenemos la complicada ars erótica... y es complicada por el hecho que, de elementos no sexuales, elementos de diversos tipos, de otro carácter, vamos a una situación sexual. 

Tengo diversas interpretaciones de este texto, uno de los primeros que me convenció de no ser filósofa, como de serlo. Creo que si se entendiera más la ars erótica, no habría necesidad de tanta scientia sexualis.

Y más allá: la educación, además de tener ad nauseam la scientia sexualis, la usamos para el miedo: no uses tus órganos así, no te toques de cierta manera, no te embaraces a cierta edad, pero tampoco a otra edad, si haces esto tendrás enfermedades..., cómo tienes que ser. Algo de eso lo encontrarás aquí.

De igual manera, cuando conocemos a alguien sólo se trata qué scientia sexualis, (pero disfrazado de curiosidad y de morbo): qué sabes hacer, saber poner un condón, sabes hacer tal práctica sexual (y la calidad de esa práctica se mide con tu calidad de persona); qué conoces del sexo y si te gusta... es una presión muy grande. 

Y lo peor: tanto si tienes práctica como si no la tienes, es lo que vales: o una zorra o una mocha, no hay punto medio, no hay ars erótica. 

La ars erótica se mete con lo sentimientos, con el conocer, con entender lo que te gusta. Qué flojera, mejor scientia sexualis: mejor perder el respeto e intelectualizar lo que sentimos y lo que queremos en ese momento, la inmediatez. Lo sencillo: a la mierda tu ars erótica. 

Y por desgracia, la scientia sexualis es lo único que importa, el sexo puro y duro. El sexo con toda la técnica que le rodea, sentir, eso es para débiles. Conocer, es para imbéciles. 

Tener sexo se ha vuelto muy complicado. 




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