lunes, 16 de mayo de 2016

Baila mono, baila

Los blogueros, influencers y demás personalidades de la internet te hacen reír... un par de veces y luego dejas de verlos. 

Algunos sobreviven, pero es porque tienen una formación diferente de la que vemos en otros blogueros. Sabían de algo o tenían una pasión que se ve reflejada en la nueva televisión. O bien, tenían una carrera que no podía terminar y continuó de alguna forma en internet. 

Pero la mayoría tienen que hacer cosas muy chistosas, más ridículas o más arriesgadas para sobrevivir. O bien, tienen que arriesgarse a intentar empresas nuevas o crear alianzas para ser, supuestamente, más divertidos, de lo que eran antes de sus colaboraciones. Los cameos que presentan a veces funcionan... otras veces ellos creen que funcionan. 

Lo que caracteriza a los blogueros y las estrellas de internet es que tienen una fórmula menos desarrollada que un guión. Es fácil ver los hilos, saber a dónde van con el remate y con la circunstancia. A veces hay una que otra broma brillante y un lenguaje privado que se traduce en público. No son exigentes con el público, lo que es su mayor virtud y su mayor defecto. 

Después de una fórmula, de un ritmo perfeccionado (o de una forma repetida de hacer las cosas) tenemos a otro grupo, otra personalidad, que tiene otras cualidades: hace chistes más atrevidos, dice cosas más locas e irreverentes (dentro del marco de la internet). O bien, hace una misma fórmula... pero mejor. Duele decir, que es más joven que tú. 

Aunque no tenga nada que ofrecer, sube como la espuma, aparece en las publicaciones, en otros portales de internet y en otros comerciales. Ahora le haces sombra a Eve y tu eres Margo Channing. 

Y comienza la desesperación. Hay que producir contenido y rápido y nuevo. Pero ya no eres fresco, ya no eres divertido. Tienes que esperar a que otro desplace a ese joven y ese joven un día caiga con otro más joven. 

Un mono que baile más, que se mueva y que tenga una vida corta, rápida, increíblemente superficial. Alguien que nos dé más, por muy poco, pero que será relegado también. 

No importa que ese mono se canse, hay muchos más, uno igual que el otro. Y uno que haga lo que el otro no quiere hacer. El mono baila y el número de vistas crece. El número de likes y de comentarios. Esperamos al mono siga bailando. 

Esos monos, de la internet cuya efímera vida bailando les impide incursionar en trabajos más serios. Baila mono, baila, debería ser la consigna de los youtubers. 






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