miércoles, 16 de agosto de 2017

Charlottesville, Trump y el Narcisismo

Fue hasta que sufrí abuso narcisista que me di cuenta que el mundo lo era. Mi mundo se cerró y mi ánimo no pudo más. 

Seguía adelante, busqué estrategias, pero una parte de mí estuvo negada a la felicidad o la esperanza por un tiempo. Perdí el sentido. 

Las personas que deben encargarse de garantizar tu seguridad, son las que más daño te hacen. Los empleadores se guían por la simpatía, en vez de la empatía, te culpan, te humillan, te deshumanizan y no aceptan sus responsabilidades. 

Se burlan de tus creencias y desprecian lo que eres, quieren quebrarte el espíritu. 

¿Y todo eso es por...? Les diré: en el fondo tienen tanto odio, tantos traumas y prejuicios, tantas ideas equivocadas y confusas, tanto miedo a la soledad, tantos problemas por los que se sienten humillados. Quieren que el mundo sea como ellos y casi lo logran conmigo. 

Lo de Charlottesville era increíble, terrible. Y el documental de Vice News fue incluso peor de lo que esperaba: personas con una vibra espeluznante, enojados todo el tiempo, con una neurosis que pondría hasta al más estoico a prueba. 

Cuando trabajé en una tienda, no daba crédito a todo el odio que sentían las personas para las que trabajaba: lo dispuestas y enfocadas (todas mujeres) que estaban a destruirme, a insultarme y a desmoralizarme. Lo mucho que se despreciaban por ser mujeres y lo destructivas que eran. 

En el fondo, es porque un supuesto líder los avala: si el jefe o maestro les dice a otros que está bien acosar a un compañero, que este no tendrá consecuencias, es un insulto a la ley, a su autoridad, es una total falta de respeto. 

Si alguien cree que puede evadir sus responsabilidades, que tiene la razón haga lo que haga, no sólo creamos un criminal, creamos a una persona no puede vivir en sociedad y que jamás hará progreso alguno con sus actos o creencias. Y esa persona no sólo acabará con el supuesto enemigo: también acabará contigo, porque Tú lo permitiste y lo creaste. 

¿Cuándo nos volvimos tan ciegos a la responsabilidad? ¿Cuándo la libertad de opinión nos hizo apoyar la intolerancia? ¿Cuándo nos volvimos una sociedad en que la simpatía por el diablo eliminó a la empatía? 

Ellos, los narcisistas, creen que el abuso no sólo es justificable sino necesario, para acabar con lo que ellos consideran que es el enemigo: no importa si son hijos únicos, si se esfuerzan, si no les hacen nada: el chiste es odiar, el quid de la cosa es sentirse cómodo en el odio y que los otros los odien igual. Pues conmigo fallaron: no se merecen ni mi odio ni mi desprecio. 

Sólo se merecen que les tenga una profunda lástima: porque yo se lo que es odiar y se que deben estar cansados, se que deben estar perdidos y odiándose, porque, en el fondo, saben que no pueden acabar con otros como nosotros y saben que no pueden acabar con la humanidad, por mucho que se esfuercen por desmoralizar y eliminar a otros. 

Yo se que deben estar tristes, que en el fondo siempre han necesitado ayuda y que sus enfermedades mentales no han sido atendidas. No lo digo por descalificar, pero su depresión, su neurosis, su falta de habilidades sociales: les hacen daño a ustedes, por mucho que se esfuercen en dañarnos a nosotros. 

Finalmente: Los recordatorios que pretenden hacer a nuestra historia, sólo son una lectura, una parte de nosotros, una parte que no siempre importa porque la podemos superar, su abuso es una forma en la que fallamos, pero no somos nosotros. 

La lucha entre el bien y el mal está en todos nosotros: pero nosotros, las personas buenas, los que buscamos día a día hacer lo correcto, somos más fuertes, tal vez cada día seremos menos, pero tenemos una fuerza sobrehumana dentro, que nos permite que cada vez tengan menos razón sobre el mundo. 

Para un narcisista como Trump, Charlottesville es el principio del fin. 

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