sábado, 5 de mayo de 2018

10 cosas que aprendí de Cobra Kai

Me caga Karate Kid... detestaba esa película porque el tema del bullying me sigue afectando. El tema de la defensa personal, la búsqueda de fortaleza espiritual por algún mentor sabio, los trajes de esqueletos y el maestro peor que el bully, describen mucho de mi niñez y adolescencia... y paso por la universidad. 

Me decidí a ver Cobra Kai porque estoy ávida de series y por su formato rápido, buena trama y poco abuso de las referencias a la película de la que se deriva. Me gustó el hecho de cómo se puede cuestionar sobre lo que creemos que es nostalgia. 

Ahora presento mis 10 enseñanzas: 

10. Tanto los malos como los buenos están marcados por las pesadillas de tristeza: de lo que hicieron a otros, de lo que les hicieron, de lo que no pudieron hacer, de lo que creían y les causa dolor, de lo que les causa ira. Pareciera que es mejor batirse a golpes, usar la fuerza y la humillación. Pero la realidad es que esa tristeza y ese miedo, en el fondo no se quita y es difícil porque no se ataca el problema central. Si tan solo pudiéramos ver al otro, tal vez no nos sentiríamos tan solos

9. Los problemas y las dinámicas son las mismas, sólo cambiamos nosotros y nuestra forma de reaccionar. Sigue existiendo el bullying, la falta de comunicación, la distracción frente al dolor interno, la deficiente educación emocional y la humillación. Siempre es lo mismo, pero tenemos que esforzarnos, hablar con otros, conocer al enemigo, aprender a luchar para que no entre esa tristeza, ese enojo y esa frustración. La frustración y el dolor de aprender a convivir con los problemas

8. Esto no quiere decir que nos volvamos desalmados, canallas o cretinos de primera. Hay gente que sufre muchas cosas malas, pero encuentra en su alma la compasión y la alegría de vivir y seguir adelante. Hay otros cuyas experiencias los lisiaron emocionalmente para sentir y ser felices. Con ellos hay que practicar la compasión, el perdón y sopesar la propia vida. No todos tenemos las mismas capacidades de sobreponernos al pasado. 

7. Hay que aprender a escoger nuestras batallas: con quién vamos a pelear, para qué nos preparamos, con quién queremos hablar y con quién no vamos a ser amigos. Este aprendizaje, como todo en la vida, requiere de una gran habilidad, de darse cuenta quiénes somos, de hacer mejor las cosas con otros y de ponerse en el lugar de otros. No hay que dejar que guiarse por la furia o la venganza. Podemos guiarnos por la empatía, por la inteligencia, por la comprensión. 

6. Hay cosas en el pasado que se repiten, cosas que creemos que no van a cambiar, pero no es que nos persigan, es que no las hemos enfrentado: seguimos creyendo lo mismo, pensando igual de la gente, de los problemas. Estamos enfocados en lo que nos hace daño, pero como nos obsesiona, sobrepasa nuestros umbrales del dolor, no sopesamos lo mal que nos hace, eso nos vuelve prisioneros del pasado. Como si se repitiera una película una y otra vez.

5. Sobre la compasión con los enemigos, tiene que ver con el tema del perdón: no quiere decir que estemos de acuerdo con lo que pasó; tampoco que olvidemos el daño que muchas veces es irreparable. Tenemos que entender que la otra persona quizá tuvo un mal maestro, no tuvo los elementos necesarios para comprender lo que le pasaba, no supo qué hacer. Igual que nosotros, estaba indefenso, sufrió muchas humillaciones que lo llevaron al punto en que se quedó. Su vida igual puede estar destruida que la nuestra e igual que nosotros, no puede perdonar y no puede ser feliz. 

4. Siempre habrá cosas que recordemos: buenos amigos, amores de juventud, fiestas que hicimos, tomas de consciencia, que nos hagan salir del bache en el que estamos. Aunque sean pocas, insistir en qué hicimos bien, en qué no nos equivocamos y qué buscábamos en ese entonces. Es como rastrear las huellas de lo que nos hacía buenas personas, de lo que nos ilusionaba y de lo que aprendimos en tiempos mejores. Es algo complicado cuando se tiene una depresión o una crisis del sentido. 

3. En una historia hay, al menos, dos interpretaciones. Los participantes se hacen cosas, son responsables, tienen otra versión... y la verdad. Aunque haya espectadores, no se puede decir que tengamos la verdad absoluta, ni que lo que digamos es invento nuestro. Se trata de reescribir nuestra historia, pero con responsabilidad. Se trata de recuperar nuestra vida bajo una nueva óptica, bajo las enseñanzas de esos malos recuerdos. 

2. La nostalgia, bien direccionada, nos ayuda a revalorar y releer cosas con nuevos ojos y con nueva ética: la de descubrirnos con lo que nos da placer, pero también con lo que ayudó a configurarnos como somos. De ahí que haya posturas conciliadoras y con cierto contrasentido como perdonar al enemigo, bendecirlo y hacerlo un sensei. Porque el dolor también es un maestro. 

1. El protagonista de esta serie es: el perdón. Pero también es un gran ausente: vemos a hijos sin padre y padres que no saben qué hacer con sus hijos, vemos todo lo que podría ser si se cambiara la historia, pero esa historia ya es punto y aparte, por lo que tenemos que cambiar las narrativas. Entender que no era un cuento de moralidad ni que somos perfectos o que los otros eran defectuosos. Había tantas cosas sobre las cuales se puede trabajar y avanzar, porque eso es lo que nos ayuda a encontrar el balance. 

Larga vida a Cobra Kai... la serie que me hizo revalorar una película cursi ochentera. Cuando rompes el estereotipo y el prejuicio, reconoces algo que te ayuda a crecer. Como Daniel Larusso y Johnny Lawrence. 


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