miércoles, 14 de abril de 2021

La otra familia

-Soy su compañero, jamás me notó, porque la verdad sólo piensa en sí mismo. 

El Conde de Montegordo. Los Simpsons. 

Algunas veces pienso en mi familia: estoy distanciada de algunos miembros y de otros, me separó la pandemia. 

Me siento identificada con ciertos miembros en características negativas: me enojo como muchos de ellos, he aprendido a hacer ciertas cosas igual a ellos. Son como una presencia abstracta, pero viven en mi. 

De otros pude aprender que soy algo como ellos, a veces generosa, a veces directa, a veces con ganas de aprender y de seguir adelante. Somos iguales, están dentro de mi. 

Creemos cosas equivocadas, creemos en cosas buenas: en el fondo estamos de acuerdo en lo mismo. Por eso peleamos. En el fondo creemos en lo que es justo. 

Por eso, cuando alguien comete una injusticia, nos alteramos, nos distanciamos y pensamos seriamente en cómo solucionar el problema. Es una herencia que nos ha traído problemas. 

Recientemente se cometió una injusticia en mi familia, esta vez no entraré en detalles porque aún es doloroso: pienso en ese familiar: ¿algún día nos reprochará como hemos sido con él? ¿será efectiva y oportuna la ayuda? ¿podrán años buenos contrarrestar los malos? 

Ojalá no viva en su imaginación, ojalá no viva de especular y se esclavice de sus fantasías. Ojalá nos quiera, nos perdone. Siga adelante con nosotros. 

Cierto día, una persona desagradable dijo que "se acabaría mi reinado cuando llegara", pero la verdad, es que yo tuve cosas buenas. Ahora le toca a ella y tenemos que ser comprensivos igual. No tuve un reinado: tuve muchas adolescencias y fui muy inmadura. Pero me toca también comprender y que no pase por los mismos derroteros. 

Yo no soy nadie para decirle o aconsejarle: soy un pésimo ejemplo, construído con malas decisiones y pésimas habilidades para la vida. Pero si algo se, es que hay que cambiar las acciones, que hay que fijarse más en lo que hace la gente que en lo que dice. 

Y que mis obsesiones me han hecho enfocarme, no hay que perder el enfoque de la vida: hacer algo que ames incondicionalmente, hacer lo que quieras, probar otras cosas, entender a otros, buscar un amigo que te quiera y que tu quieras. Que hagas algo que te guste en un día malo y que los días buenos, los atesores. 

Yo he sido muy intolerante con mi familiar... me salió mi falta de empatía, pero también tengo que buscar enmendar y revertir lo que he hecho. Ojalá y me perdone...

Mientras tanto, pensaré en mi familia con mi corazón: cómo ayudarlos, cómo aceptarlos más, quererlos más, arreglar las cosas con ellos; estar más saludable para ayudarlos. Comprar algo para que estén bien (tal vez desinfectantes y verduras), tal vez ver una película con ellos. 

Y pensaré en ese pedacito de alegría que es mi familiar: cuando llegó todo fue mejor y me ayudó a ver cómo era de niña. Pienso en darle cosas buenas, para que tenga algo bueno y para ser resiliente. 

Pienso si ya comió, si no le han dicho nada. Si lo que le digo le afectará o me tendrá algún recor de por vida o si me tendrá en su corazón. Pienso en alguien y en algo más que en mi, más grande que yo y que debe cultivarse como una flor, que debe cuidarse día con día. Sueño, en mi imaginación, en mi fantasía, que no concibo que no esté con nosotros. En especial porque la necesitamos más. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario