miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ferris Bueller's day off o el dolor en el recuerdo

John Hughes es un director de los ochenta, ciertamente recordado por hacer comedias adolescentes, basadas en las ideas, aventuras y preocupaciones del joven promedio. 

Sus películas son un retrato de la juventud: la presión social y escolar, los padres castrantes, los amigos inseparables, la toma de conciencia hacia la adultez, la necesidad de libertad y de perder el control de vez en cuando, la idea de madurez en los mayores y en los jóvenes. 

Honestamente, cuando vi el Club de los Cinco (The Breakfast Club, 1985), no me dijo nada significativo. Es cierto que Hughes parte de un estereotipo para dar la vuelta de tuerca de que la adolescencia no son sólo modas, problemas de adaptación o roles sociales. Pero, esperaba algo diferente y algo mucho más emotivo. 

La sensibilidad que esperaba, sorprendentemente vino con Ferris Bueller's day off (que aquí le pusieron Experto en diversión o Todo en un día... bueno, es de esperarse). 

Mi prejuicio venía de que detesto las películas con Matthew Broderick, nada en especial, pero él era de esos actores que nunca dio el salto a actuar bien, que sólo tuvo suerte. Broderick siempre tenía su rostro como de cera, no actuaba bien, arruinó el Inspector Gadget y Godzilla, sus películas en donde actuaba bien probablemente eran alucinación colectiva... Pero en esta película me sorprendió. 

La película trata de un joven llamado Ferris Bueller, un espontáneo y sorprendente Matthew Broderick. Su amigo Cameron Fryes, un sensacional y emotivo Alan Ruck y la novia de Ferris, Sloane Peterson, interpretada por Mia Sara, la cual, a mi parecer sólo es un adorno para aportar algo de trama. 

Ferris tiene planeado no asistir a clases para poder ir a Chicago, con lujosos restaurantes, desfiles, museos, autos deportivos y la compañía de su amigo y su novia. Con todo lo que Ferris trama se observa la ingenuidad de los adultos, lo fácil que es engañarlos y de hacerles quedar ridículos. Y lo fácil que es ser odiado y amado por salirte con la tuya. 

Hay secuencias copiadas por Seth McFarlane (como cuando Ferris tiene que llegar a su casa y salta en cámara lenta), la secuencia del desfile es maravillosa y aporta un elemento sorpresa a la trama, las broma jugada por Ferris es de una frescura y planeación hilarante. 

No esperaba que una película así me conmoviera. Sólo puedo apelar a los lugares comunes. Ahora vamos al análisis. 

El dolor en el recuerdo. 

El mejor elemento de la trama, es el aportado por Cameron: es un joven inseguro, descuidado, que no se sabe defender y que espera lo peor de las situaciones. Cameron se siente deprimido y constantemente abusado... por lo que Ferris decide sacarlo de su miseria planeando ese día para él. Todo el plan que elabora, termina en empujar a Cameron a la acción de revelarse, de ser un hombre y de no dejar que le arrastren las circunstancias. 

Ferris es un amigo: ¿qué amigo logra cambiar la vida de alguien? Uno verdadero, uno que en verdad aporte lo que necesita uno en la vida. Una vida de padres imbéciles, descuidados, cretinos; de escuela inútil como el pensar en el futuro, de hermanos y personas envidiosas y rencorosas, Que odian a alguien por salirse con la suya, algo que Ferris orquesta deliciosamente.  

Y es que eso, el odio de los otros cuando nos salimos con la nuestra, es de las peores experiencias que pueden vivirse: los demás te atacan, los demás te odian, porque saben que tu eres feliz, que no los necesitas para vivir, que haces lo que tu quieres aunque te encuentres solo. 

Imagino a Ferris actualmente. No podría hacer nada (urdir, dirían los padres mamones que creen que uno anda de más y que todo les pasará a los hijos que tienen), sería odiado y molestado, más o igual que Cameron. 

Cameron es el grito de desesperación y ansiedad: cuando explota lo hace bajo este supuesto: Estoy harto de tener tanto miedo. Y ese miedo es lo que nos provocan día con día: no salgas, no hagas, no hables, todos te molestarán, nadie te va a aceptar, vas a fracasar, te van a violar, no puedes hacer nada...

Pero nadie se pregunta por lo que hace Ferris: él sólo fluye, hace lo que quiere, quiere lo mejor para sus amigos. Así deberían de ser todos los días de nuestra vida: con un buen baño, sin ir a clases, con buenos restaurantes, con cosas que nos interesen, en medio de un desfile, con las personas que amamos y con quien sí queremos hacer nuestra vida. 

Y Ferris revela que no se puede respetar a alguien que le besa el trasero a los otros, así no funciona. Cameron tiene que defenderse, porque si no, los demás abusarán de él. 

Y es doloroso pensar que lo mucho que uno se lee en esas líneas, de una película, aparentemente menor, de un director que no expone vueltas de tuerca o tramas complejas: es tan difícil pensar que uno se reconoce en Cameron cuando en realidad, quería ser Ferris. 

Yo solía ser como Ferris... desafiando, urdiendo, exponiendo la idiotez de los adultos... ¿cuándo empecé a besarle el trasero a los otros? ¿cuándo dejé de vivir para mí? ¿hace cuanto que no me veo en un cuadro como Cameron? 

A mi me decían que urdía, qué palabra tan fea, tan horrible, como si fuera a inyectarme heroína o a fumar crack en un picadero, como si fuera a ejercer la promiscuidad... cuando lo único que quería era un día libre. Con ese tipo de gente, es obvio que como Cameron, enfermara y tuviera miedo todo el tiempo, la diversión era lo único que me permitía enfrentarme a mis temores. No salía huyendo, pero ya no me afectaban más. 

Tal es el día libre que quiero tener: con gente con quien en verdad desee estar, con música, con desfiles, museos, recordando que hago lo que quiero, que siempre me salgo con la mía aunque me odien... que los maestros y las instituciones son idiotas y no sirven para nada. Tal vez sea un defecto de la juventud... tal vez sea su mayor virtud y privilegio. 

El sentir otra vez que urdo algo, que no estoy en donde debería, que no me va a pasar nada y que haré lo que yo quiero: ese es mi día libre, ese es un tiempo para mi, eso es lo que yo quiero hacer, ya después vendrá el futuro. 

Porque la vida se mueve muy rápido, si no te detienes y miras a tu alrededor, te la puedes perder. 


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