martes, 29 de marzo de 2016

Una razón más para ser bueno

En las épocas oscuras de la vida, es cierto que buscamos el desquite, de nuestra suerte, de nuestras malas decisiones, de la estupidez que creíamos era cierta.

Es bueno alegrarse del mal ajeno, pero es cierto que esa alegría es efímera cuando hay un buen corazón y unas ganas inexplicables de hacer el bien.

Cuando se da con buena fe, se observa, se siente, no es algo teológico, ni algo que no tenga razón de ser, es el bien por el bien puro.

Nada en la vida es más fácil que hacer el mal, nada de esto hace más feliz al insensato, al envidioso, al competitivo y al que va por la vida insatisfecho. Pero ¿qué sucede cuándo no hay respuesta a esos males?

He conocido personas que envidian hasta que uno tenga algo viejo, y no es por el hecho de eso sea maravilloso o que les favorecería: odian por el simple hecho de odiar, de sentirse miserables, es su modus vivendi.

Y todo el tiempo barajan su insatisfacción, en cada momento, como si la otra persona no mereciera ser feliz. Como si ser la misma porquería fuera una condición sine qua non para que tengas cabida en su grupo.

Ser bueno es más difícil, ser feliz es aún más difícil, pero lo que sucede cuando se intenta y se construye es el poner en perspectiva lo bueno que tenemos y lo malo.

Digo lo bueno y lo malo, porque hay errores que favorecen, hay conductas que acarrean algo bueno aunque no sea de la mejor manera. Aún así se tienen que hacer cosas buenas, a menudo no porque las necesitemos, sino porque otros las necesitan.

Nada enfurece más al envidioso, al insatisfecho y al insensato que no encontrar un motivo para molestarnos… nada molesta más que revertir el odio, que envenenarlo a él con un comentario que el esgrima, que usar sus términos para mostrarle cuan equivocado está.

Con el tiempo, sabrá que no solo somos buenos y competentes, sino más listos que él. Y de esa imagen vendrá un odio más grande, odio que nunca sacará por completo, puesto que no habrá momento en que lo saque, y si lo intenta, se contrarrestará. Es una promesa.

Siempre el malo está al acecho, buscando, examinando debilidades, pero las debilidades son fortalezas, son fuente de aciertos, fuente de felicidad. Lo que tenemos que hacer nosotros para que esto surta efecto, es aceptar quienes somos, tomar el error como una fuente de aprendizaje y de enriquecimiento, así ya no será un punto débil que el enemigo quiera usar.

Imaginen cómo sería la vida si todo ese odio se revirtiera, si el enemigo no encuentra de donde molestar, donde desahogar su desencanto por la vida, donde verter su río purulento de porquería. Imaginen a un espía que no encuentra novedad, ni el secreto que derribe al que está espiando. Ser así de cuidadosos es un ideal, pero que bien cuando sucede. Que bien cuando algo nos sale bien, porque supone muchos enojos de los otros.

Hace no mucho me iba mal por mala actitud y comportamiento… me espiaban, inventaban calumnias y me deseaban el mal, deseaban que me fuera, que no hubiera un solo momento de paz en mi vida. Bastaba el más mínimo error para que se echaran encima y destruyeran mi acierto.

Ante tanto mal, sucede que cambié mi forma de pensar. Comencé a portarme bien, a tener un bajo perfil, en lo que trabajaba para ser un nuevo yo. Tomé inspiración, leí bien mis señales y empecé a hacer cosas por mi, para que no hablaran de lo que no les importaba.

El resultado si que me sorprendió: cuando era la misma mierda que ellos, les alegraba, cuando me encontraba en una dificultad, me veían como su igual, hasta llegaban a darme consejos para enterarse de lo que me pasaba. Creían que yo merecía estar en su denominación.

Cuando acertaba, cuando hacía las cosas bien, cuando me salía con la mía y mis herramientas funcionaban… vaya nudo que les hacía el intestino, su hígado se hacía papilla, me echaban miradas que de existir el mal de ojo, me daría mil veces. Era como si quisieran contagiarme de su mediocridad, era como si sus triunfos, los que hayan tenido, se anularan con cada buena acción que efectuaba.

Pero ahora he aprendido… tal vez sirva para algo, algunas cosas:

-          Los errores se pueden perdonar, pero eso no anula el criticismo. Es un término medio en donde no vamos a recordarlos siempre, pero si hay que tenerlos en cuenta para no cometerlos más.

-          La gente aplica muchas estrategias para hacerte sentir mal: decirte que todo lo que haces es un error, recordarte que no vales la pena, apelar a tus defectos para que no te consideres valioso, fingir que es tu amigo para luego traicionarte, echar montón con otros débiles para que creas que la mayoría tiene razón. Pero déjame decirte que todo argumento tiene objeciones, patrañas, mentiras, generalizaciones absurdas y puntos débiles. Todo argumento se cae, y uno es más hábil siempre para contraargumentar. 

-          Para hacer ese contraargumento es necesario conocerse, no creer todo lo que nos digan, observarse y saber que podemos hacerlo mejor, que tenemos nuestro proceso y es natural equivocarnos, tener dudas y no ser los mejores, pero podemos aprender y trabajar para convertirnos en los mejores.

-          No vamos a vivir con miedo, no tenemos por qué y no nos ayudará a sobrevivir: Gödel tenía miedo de que lo envenenaran y murió de inanición. No dejemos que nos maten nuestras contradicciones y paradojas, tenemos que salir de ese atolladero o la vida misma nos alcanzará. Aunado a esto, no todo lo que nos amenazaba en un momento de nuestra vida, tiene que ser amenazante hoy. Crecemos y nos adaptamos sin que nos demos cuenta. Y a menudo funciona.

-          No hay tales cosas como una gran convivencia, hay medios efectivos, estrategias para convivir sin gente tóxica, pero tenemos que aceptar que esa idea se basa en una creencia de que los demás estarán de acuerdo con nosotros, a todas horas y con el fluir de los hechos. Eso no es cierto, puede ser que sea esa ocasión y ya.

-          Hay gente que le gusta más ser gustado, que gustarse de hecho. He conocido personas brillantes, con gran talento, con buenas herramientas y saberes, pero cuya vida se ve afectada porque no les gusta a los demás. Es un dilema, porque hay que elegir que se guste más uno… lo cual implica soledad y a veces rechazo por parte de la masa.

-          Usa tus defectos para ser el mejor, tanto como tus cualidades: a lo mejor eres nervioso, pero sabes cuándo hay que actuar; te equivocas demasiado, pero aprendes más cosas. Tal cosa como el alumno ideal y modelo, es eso, un modelo.

-          Sonríete, eres la primera persona que necesita eso, los otros también, pero ni siquiera ellos mismos se sonríen, corta esa cadena de insatisfacción.

-          Los otros son un ente extraño, incomprensible, pero mucho de los problemas que parecen ser importantes, confusos, irritantes, resultan ser pseudo problemas o usar su defecto como fortaleza para hacer creer que no hay una solución. Los otros, son un supuesto a un problema más grande, mas no son el problema que hay que resolver.

Finalmente, haz cosas buenas, no solo para que el malo no gane, sino porque verás, que con el tiempo, lo bueno en tu vida debe cobrar importancia. Las pruebas se descubren en menos de lo que imaginas.




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