A mí me gusta Bob Dylan, me
gustan mucho Radiohead, Lennon, Tom Petty, Led Zeppelin. Eran para mí
intérpretes que ejecutaban canciones racionales. No me gustaba la música cursi,
ni la música que pasaba Raúl Velasco o de festivales de la canción. Hubo un tiempo
en que despreciaba las canciones que hablaban de sentimientos.
Pero hubo una navidad
en donde lo vi: era el concierto de Juan Gabriel en Bellas Artes. El público,
la música, las maravillas que causaba en la gente, el fenómeno Juan Gabriel,
era algo que no había visto.
Por mi papá me encontré
en la emisora del Fonógrafo que había un programa llamado La hora de Juan
Gabriel, ciertamente yo lo escuchaba y algunas veces redescubría a mi nuevo
ídolo. Pasaban a los intérpretes que habían cantado sus canciones, pasaban
canciones poco conocidas del de Juárez.
Recuerdo la película Es
mi vida, su película con Estrellita; los increíbles conciertos en Bellas Artes
y en sus presentaciones con Verónica Castro, con Isabel Pantoja y su serie
Hasta que te conocí: un documento televisivo que muestra la incursión de las
series en el competitivo mercado del entretenimiento.
Hasta que te conocí
cuenta la historia de Alberto Aguilera: el hombre, la persona. El artista y la
personalidad quedan a un lado para relatar la vida de un hombre que sufría, que
toda su vida fue un rechazado, un hombre al que no quería su mamá, al que
agredían sus hermanos, sufría numerosas injusticias de gente voluble y gente
ignorante... pero su fortaleza, su amor por la música, lo hicieron sobrevivir y
tener éxito.
Siempre lo intentó,
siempre tuvo a la música como su salvavidas, su proclama, su grito de guerra,
su enojo y su felicidad.
Juan Gabriel sufrió
mucho. Por su condición humilde, su personalidad, su ingenuidad. Nadie sufrió
tanto como él y aún así expresó en sus canciones la forma de sentir de muchos
mexicanos. En un país en donde el machismo recalcitrante y la violencia es lo
normal, Juan Gabriel rompía con lo establecido y sensibilizaba a los mexicanos
con su forma de cantar y sus letras.
Hasta que te conocí es
una canción de reclamo, de enojo contenido, pero también, como lo anuncia en la
serie homónima de reconciliación, con él mismo y con su madre. Una mujer que lo
abandonó y en el que hipostatizaba sus desgracias.
La serie tiene muchos
simbolismos: Juan Gabriel hace un viaje con el maestro Magallanes. En el viaje
se descubre a sí mismo y observa su circunstancia. La serie habla también de la
industria musical, el proceso creativo, la corrupción, el machismo y las relaciones
familiares.
Toca con sutileza y
respeto el tema de la homosexualidad y de las desgracias del intérprete.
Hasta que te conocí es
el reconocimiento con justicia de la personalidad de Juan Gabriel, no como la
insufrible y estúpida película que le hizo la ignorante de Teresa Suárez.
Odié sin medida la
infame película ¿Qué le dijiste a Dios?, la cual ni siquiera recuerdo de qué
trataba. Es el peor musical que he visto y eso que vi Rock of Ages...
La configuración de mis
sentimientos.
Fue cuando tuve mis
primeras decepciones amorosas que encontré canciones que me hacían llorar: por
ellos y por lo que sentía... y eso era lo increíble: la música de Juan Gabriel
coincidía con lo sentía, era la configuración de mis sentimientos, era la economía
de una canción que los hacía salir. Y me sentía mejor.
Lloré con Me despertó
la realidad, La diferencia, incluso pensé en Si quieres como mi tema de boda...
porque yo creo en el amor: el amor así es como decía el de Juárez.
Le dediqué a un hombre
que conocí Yo no se que me pasó... a otro Una oración, a otro De mi
enamórate... todas eran la representación de mi corazón, fragmentado en
pedazos. Todas me representaban, todas hablaban de lo que yo quería. Dylan,
Prince, Lennon, era la parte racional de mi cerebro, Juan Gabriel eran la
emociones y mi corazón. Un corazón que latía con fuerza.
Y así como cantaba Free
Falling, When Doves Cry, Positively 4th Street, también cantaba la Muerte del
Palomo, Luna, No discutamos, Y si, Querida, Yo no nací para amar... con
lágrimas en mis ojos, a todo pulmón: porque abría mi boca para que saliera el
sonido, para expresar mis sentimientos en lo cantado.
Y evocaba a mi hombre
ideal: con barba, con bigote, con la piel blanca. Maestro o músico. Siempre
enamorado de mi, siempre con su vista en mi. Me reconocí como una muchacha
soñadora, sensible y enamorada. Juan Gabriel me había hechizado, quería sus
discos y escuchaba sus canciones cuando me pasaba algo.
Sin más, Juan Gabriel
me gustaba mucho: porque el componente emocional es importante, porque los
sentimientos salen aunque no quieras, porque no puedes huir de ti, y, si la
estética se conjunta con el psicoanálisis: el arte es una configuración de
nuestras problemáticas internas. El arte es en donde confluyen los
sentimientos.
Y hoy, el día de su
muerte, lo recordamos en The Goodphilofellas.
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