lunes, 11 de mayo de 2020

13 Razones de hecho sí ayuda

Antes de que me juzguen por el título, quiero aclarar que, me refiero a la primera temporada de esta serie, que fue una oportunidad perdida para entender a los adolescentes y sus conflictos hacia la adultez. 

Y, voy a relacionarlo con la pérdida, que aún no supero, de mi ex amigo, que fue la manera en que me ayudó a ver que no era una buena amistad. 

La primera temporada tenía capítulos con ideas muy buenas: por ejemplo, el ejercicio de la empatía mediante la figura de Hannah Baker, la figura del chico bueno (tan bueno que está en una inacción paralizante) de Clay, la psicopatía de Bryce y las relaciones de dependencia entre Justin y Jessica. 

Yo vi la primera temporada con interés: vi a una chica con hipersensibilidad, que era ninguneada y buleada a veces sin razón, por un psicópata. Pero que también tenía problemas, tenía una ambivalencia y tenía depresión. Pero se juntó la tormenta perfecta y decidió quitarse la vida. 

Pero, por desgracia, muchos de los elementos no convergieron para hacer una reflexión sobre el dolor y la angustia de los adolescentes: no la hicieron una historia universal, porque todos podemos sufrir injusticias, ser valorados desde la indiferencia y ser deshumanizados, fueron muchas oportunidades perdidas y mala ejecución. 

Al final hay una trivialización del suicidio: porque se observa que todo se arreglará cuando uno caiga en la desesperación, cuando uno tome esa decisión otros pagarán, al fin se tendrá la visibilidad, al fin importarás y al fin serás reinvidicado. Lo cual es un asunto delicado si lo presentas a personas con ideación. 

Además había un juicio a Hannah porque sólo era una adolescente dramática, una reina del drama, una atenida y una persona que culpaba a otros de sus problemas... Hannah no era una víctima, se hacía la víctima. 

Recuerdo ese momento y sigo pensando ¿después de todo, por qué creía eso? Debí haberlo escuchado más, pero por desgracia, la comunicación ya se había desgastado. Pero vaya que pude haber hecho algo. 

Yo podía leer en cada personaje sus sentimientos, sus motivaciones, no sólo en Hannah, que era la que sufría mucho del villano y sus compañeros, que, le hacían mal sin razón o como una forma de desquite por algún malentendido, pero me cuesta creer que era un personaje que se suicidara por ser narcisista o por ser una bruja vengativa y manipuladora. 

Ella era sensible, conflictuada, introvertida. Tenía ciertamente un anhelo de que la quisiera, porque no había logrado superar la infidelidad de su padre. Tenía mucha culpa y verguenza, que ciertamente se volvía contra ella porque veía que no agradaba a nadie. Quizá eso se pudo haber analizado, se pudo haber dicho algo para empatizar, para entender o al menos para saber quién era Hannah. 

Al final se trivializa a los sensibles, a los indefensos: ella es tonta, es dejada, está necesitada, ella es la que tiene la culpa por estúpida... o sólo decimos, ella tiene mala suerte. Pero nunca vemos quién es, qué quería o si alguien la había lastimado. 

Mucho de lo que piensan de Hannah, de cómo la perciben, nos podría ayudar a saber con qué clase de gente estamos, quiénes son y cuál es la verdad en su corazón. Tal vez, en donde hay una víctima, ellos ven a alguien dejado. Así como en donde hay codependencia, otros ven la romantización de una relación tóxica. 

Como en uno de los capítulos de la última temporada, en donde Anie y Clyde están hablando de su serie favorita, sería bueno que conocieran a las personas mediante la abstracción y percepción de un personaje. Tal vez no nos engañaríamos tanto cuando, finalmente, apliquen esto con nosotros. 

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