miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cabaret o el espectáculo es la vida

¿Qué es la vida sino un escenario? ¿Qué son las personas a nuestro alrededor más que actores y mascaradas? ¿Qué es una alucinación musical sino una especie de momento privado en el que la canción es extensión de nuestros sentimientos. 

Cabaret, esta joya de 1972, representa la ideología americana: el esconder la tragedia, el esconder los verdaderos sentimientos, el ideal del sueño americano, tras los bailes, el maquillaje y las lentejuelas. Después de todo... Estados Unidos es un gran país, acomplejado como todos, con hambre de poderío y de vigilancia del mundo, el gran cosmopolita que critica a sus hermanos menores de mundanos. ¡Pero gran industria de espectáculo y entretenimiento tiene! ¡Grandes series, late night show y música! 

Tiene razón Sally Bowles: la vida es un cabaret. 

Sally Bowles es la protagonista, interpretada por una magnífica Liza Minelli, la cual vive en un apartamento en Alemania y trabaja en el Kit Kat Club, en donde se ofrecen los más maravillosos y emotivos números musicales. Sally conoce a Bryan Roberts (interpretado por un jovensísimo Michael York, quien después haría de Basil Exposition en Austin Powers, una de las mejores parodias sobre espías); en ese momento, la vida de Sally se trastornará por la simpatía y cortesía de Bryan, con quien vive eróticas y emotivas aventuras. 

Bryan es apuesto, considerado y comprensivo con Sally, de quien se enamora a primera vista, pero el loco estilo de vida de Sally lo arrastrará a cuestionarse sobre su vida y hacia dónde quiere ir. Esta es una historia de amor peculiar: porque es un ejemplo de que, para amar a una persona, para querer estar con ella, es preciso no atarla a tus ideas y a lo que parece ser una vida normal. Y esta película logra ilustrar eso maravillosamente. 

Porque, si de algo estamos seguros, es de que Sally ama a Bryan, pese a las circunstancias, pese al libertinaje sexual, pese a no tener nada en común y lo que parece ser un cliché se convierte en una reflexión sobre el amor y aprovechar las oportunidades que la vida nos da, para que el otro crezca y nosotros nos conozcamos. 

El espectáculo es la vida

Destaca también en la película la sutileza, la sobriedad para tratar temas como la ideología gestada en ideas aparentemente pedestres; la intolerancia por las creencias religiosas y una historia de amor que, aunque no es la principal, desearían millones de telenovelas; el libertinaje contra los más arraigados valores y educación; los horrores de una de las peores guerras y lo que todo mundo quería ocultar sobre el nazismo; el sufrimiento más crudo que puede ser superado en un número musical.

Lo que da sentido en esta vida es la esperanza: la esperanza es como una especie de música, que tranquiliza cuando no todo está bien, el espectáculo, es la respuesta a este gran teatro del mundo: en donde se canta desgarradoramente, sobre una idea que nos molesta, nos hace sentir inseguros y apaleados... pero con un vestuario bello, con humor, con lentejuelas y coreografías adelante de nosotros. 

Quita eso y tienes el alma humana, el corazón del hombre, cuyo único motor, cuya única música es la que está en su cabeza. Todo cambiará: tal vez, esta vez, yo gane. 

Dato curioso

Vean Chicago de Rob Marshall, les resultará un excelente copista y un caramelo de pie de página. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario