miércoles, 3 de febrero de 2016

El Renacido o la lucha por... ser un clásico

Antes de ver El Renacido de Alejandro González Inárritu, analicé una serie de películas que dividían opiniones. O bien es un clásico memorable o era una película mala y olvidable. 

Escuché dos opiniones, donde El Renacido era una película brillante y otra en donde parecía que era una cinta de superhéroes, inverosímil. 

Sobre esta última impresión, no se qué vieron. 

El Renacido es una cinta de grandes secuencias de acción que trata un tema filosófico: la venganza. La venganza está en la naturaleza del hombre: queremos cobrarnos lo que nos han hecho, no pasar por alto la afrenta, no dejar que el otro se salga con la suya. En un mundo cuya ley es el estado natural, la venganza es justicia. 

Hugh Glass es un explorador que tiene que guiar a sus hombres hacia el río Yellowstone, pero en el camino es atacado por un oso grizzly, lo que lo deja al borde de la muerte. Uno de sus hombres ofrece una recompensa para que lo vigilen mientras sana, pero los encargados de esa tarea, un hombre llamado Bridger y otro llamado Fitzgerald (el cual asesina a su hijo), lo traicionan y abandonan a su suerte. 

Ellos regresan al campamento, en donde le comunican a su oficial al mando que Glass está muerto. Pero Glass sobrevive al ataque y a otras vicisitudes de su camino, para cobrar venganza contra Fitzgerald. A partir de ese momento, Glass arriesga su vida para algo más grande.

Quisiera señalar que El Renacido es una película de acción, con secuencias muy bien logradas, motivaciones claras y fotografía que no sólo ilustra la naturaleza, sino las emociones por las que atraviesan cada uno de los personajes. 

La lucha por... ser un clásico.

Uno podría pensar que es una película intensa, que las tomas parecen sacadas de los documentales de la BBC sobre el planeta tierra, que los actores no actúan porque el cruento escenario hace que sientan lo que tienen que mostrar en pantalla... pero no: es una historia de un hombre que lucha contra su propia naturaleza, para después rebelarse, elegir, entender que se autodetermina y que lo que merece su enemigo, está en la naturaleza misma. 

Tal es el giro de trama: porque no es sólo la fantasía de ver al malo morir, no sólo es ver al héroe renacer y vencer sus obstáculos: es que cada persona tenga lo que merece. Es que uno luche contra el dolor, que cierren sus heridas. No es un poema ni algo obvio, pero tampoco es una cinta superflua o pretenciosa. 

Lo cierto es que si es una película que dividirá opiniones, en parte por: 

- La personalidad de su guionista. Lo cual no tiene nada que ver con su nacionalidad (v. g. Von Trier). 
- La personalidad de sus actores principales.
- El mensaje (supuestamente) místico, (supuestamente) violento
- La reiteración del tema de la naturaleza en la personalidad del hombre y de su entorno. 
- La imposibilidad de la situación. 

Pero lo cierto es que la película no se trata de alguna de esas cosas. Es una película redonda, versa sobre el conflicto de un hombre para hacer un tema universal; el artificio de la violencia de la naturaleza está bien empleado, (tanto en la circunstancia como en inclinación del hombre), pero no es lo único que dice.

Parece que el problema es que confundimos el artificio con el artista: los grandes cineastas tienen personalidades polémicas, pero también tienen películas buenas o malas. El artificio bien puede estar empleado de la peor manera posible, o bien, hacer una interpretación abierta. Bien puede ser un mal guión con grandes momentos y viceversa. Sin duda no siempre se van a apreciar con el tiempo, pero lo que en un momento era increíblemente ofensivo o poco entendido, después logra ser brillante o retador. 

Parece que el rechazo es más grupal, por contradecir a sectores que pensaron que es buena; pero, yo considero que en tiempo y en solitario, bien puede disfrutarse y darle el espectador el lugar de clásico que tiene. 

Y que definitivamente es.  


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