martes, 30 de agosto de 2022

Amparín Serrano o los superjuguetes no tienen discurso

Mi opinión filosófica de los Ksimeritos es: ME MAMAN LOS KSIMERITOS, SON EL MEJOR JUGUETE DEL MUNDO Y SON BIEN CHIDOS, QUIERO JUGAR CON ELLOS POR SIEMPRE PORQUE SOY UNA ADULTA INFANTILIZADA, DADO QUE NO PUEDO TENER ESTABILIDAD POR MI CONTEXTO Y DECISIONES PERSONALES. 

Versión filósofica de mí, concepto: Amparín Serrano. 


Fuera de esto, de las circunstancias de la muerte de la creadora, del supuesto discurso que enarbolan y del diseño que tenían, creo que los Ksimeritos son inofensivos. Sorry not sorry, ustedes son una bola de conspiranóicos si creen esa pendejada. 

Yo jugaba con ellos y soy un vientre esteril: nunca pensaba: cuando tenga a Dylan Alejandro voy a cuidarlo mucho, será de cabello rizado como yo y lo voy a arrullar con Highway 61. No tengo ni idea de cómo cuidar a un bebé, no creo que hayan influido en mí, mas que para el juego y el divertimento. 

Es tan estúpido como decir que porque jugaba con legos iba a ser arquitecta, jugar con micrófonos me iba a hacer cantante o jugar con mi microscopio Mi Alegría me hizo científica. Jugaba a ser enfermera, a cuidar bebés a carreras de canicas, incluso a preparar comida. Tuve muchos juguetes como hija única egoísta y misántropa... pero la verdad, no era feliz, no supe por mucho tiempo lo que quería. 

Todas esas cosas que tuve representaron mis obsesiones y mis juegos, tenía algunas ideas sobre la vida mediante el juego, no eran reflexiones profundas ni filosóficas, pero me gustaba estar absorta en mi mundo. 

Eso si, me mamaban los diseños y me gustaba mucho la creatividad de esa chava: una mujer que no pudo soportar el rechazo cuando la sacaron del grupo Flans, pero que eso no le impidió explotar su mundo interior y compartir su visión de lo que quería. Murió el pasado 12 de agosto, pero dejó un gran vacío en el diseño mexicano. 

Y si, sus comerciales son extraños y dan cringe, los muñequitos no son políticamente correctos y tienen motivos religiosos, pero pensar que un juguete mete ideas en los niños es tratarlos como retrasados mentales: ningún juguete influencia para un comportamiento o rol de género, ninguno da indicios o profecías de cómo será tu hijo o se comportará. 

Esos pinches pendejos que creen eso, son los que sus pinches hijos hacen destrozos, juegan a matarse y se pasan por el arco del triunfo sus propias reglas: creen que sólo su juego vale y repiten cosas que escuchan en sus casas. Yo los escuché, yo jugué con ellos, a veces fui uno de ellos. 

Lo que me lleva a: 

LOS SUPERJUGUETES NO TIENEN DISCURSO. 

Trabajé con un dizque diseñador de interiores, todo fraudulento, todo pendejo y su pendeja sobrina... Qué dolor de huevos eran ambos: el pendejo diseñador creía que los juguetes tenían discurso, que la tecnología era enemiga y que era bueno volver a esa dizque época de inocencia de los niños. 

Claro que pedía que la gente fuera inocente: porque así era más fácil verles la cara y hacerles fraudes ¿o no Luisito? 

Pero bueno, esa romantización de la infancia, honestamente es una reverenda mamada: sólo existe en una versión en la que los niños buenos son dóciles, en la que no dan problemas y no dan guerra con los juguetes, cuando ¿han visto cuando juegan chingón los niños? Es un puto campo de batalla, no hay reglas casi y les gusta hacer chingadera y media. Y luego les dan azúcar y ¡uy, amigo!

Si un niño agarra un transformer, un casi merito y un Bart Simpson y el casi merito los mata: es su juego, sus reglas. Si el Bart revive y lo mata y hace alianza para chingarse al transformer: sus reglas, así el niño lo convino. Si la Barbie se mete a chingárselos a todos, aventándoles tierra o lápices, adivina qué: SUS PUTAS REGLAS, así juegan los niños a, ele, uv. 

Por eso, dejarlos jugar, que sean libres, que usen su imaginación sirve mucho para jugar con ellos y tal vez, sólo tal vez, conocerlos un poco también. 

Murió Amparín a causa de su creatividad, fue una suerte de peligro para ella. Pero sabía lo que vendía, trajo alegría a muchas niñas como yo, que les gustaba jugar con esos monos y algunos juguetes más. 

Nunca fue una estafadora que se creía diseñadora, nunca fue una sobrina pendeja que le lamía las botas a su esbirra por hacer menos a una empleada, creaba personajes y creaba historias, no era copia de chafísima de Winnie Pooh hecha con las nalgas. 

Virgencita, devuélvenos a Amparín y llevate al Oso Fraudes y de paso regálale su sillón a su sobrina pendeja. Necesitamos más gente que llene el mundo de color, no que lo ensombrezca con su ineptitud y pendejadas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario