domingo, 14 de agosto de 2022

Miércoles de Ceniza o la realidad del amor

Decidí tomarme un tiempo porque mi cuerpo ya no soportó un periodo de estrés laboral y asuntos personales. Lo que derivó en un segundo contagio de covid. El viernes terminan mis mini vacaciones. 

Una de las películas que decidí ver fue la de Miércoles de Ceniza con la superestrella Elizabeth Taylor, Henry Fonda y un gran elenco... 

Miércoles de ceniza es una telenovela, bien puede ser un capítulo de Lo que Callamos las mujeres... de hecho lo fue, estelarizado por Anette Michel por ahí de los dosmiles. Recuerdo que Jorge Dorantes, en la taquilla, comentó esto a Zurita y Horacio Villalobos, a lo que remató con el gran comentario de: si, nada más que cuando la operen, el cambio es que le sueltan el pelo. Gran resumen del episodio y de la anécdota. 

Es la historia de Barbara, una mujer que decide operarse para retener a su marido Mark (Henry Fonda), pero, tras un pequeño viaje en donde la corteja un hombre más joven y en donde habla con su hija, Barbara tendrá que encarar a su marido para encarar una cruel realidad. 

La película está muy bien hecha: las locaciones son espectaculares, lujosas y representan lo que vive la gente rica. Taylor actúa de manera sublime: es una mujer sofisticada, con clase y que está renuente al cambio, pero que sabe todo se va a derrumbar. 

Muchas de las escenas son un caramelo visual, Taylor se muestra imponente, increíble: con una belleza perfecta, una piel y una figura envidiables. Es altanera, preciosa y orgullosa como la Bikina. 

Hay una escena en donde ella se contempla que es exquisita, porque es como si apreciara su nueva belleza, no obstante Taylor siempre ha sido así, pero logra transmitir que se siente poderosa, que es un nuevo comienzo. No hay actores pequeños y Taylor es un ejemplo que la belleza es un apoyo de las cualidades histriónicas, no un sustituto. 

La realidad del amor 

Tenía una compañera de nombre Jazmín, no se parecía a Elizabeth Taylor, de hecho, era fea persona y tenía cara de pierdra y cuerpo feo. Humillaba a las mujeres, se creía doña fregona, pero era una pobre estúpida.

Y eso no fue por todo lo que me decía, esperando que yo me ofendiera como ella. Un día que yo dije que el día estaba bonito, ella volteó a verme con ojos de odio, porque le había ido mal. Así su nivel de neurosis y pendejez. 

La razón de que Jazmín me odiaba, era yo no me arrastraba con los hombres. Su amigo, Alfredo Miranda, un acosador del que ya he hablado en el blog, la mandaba a preguntarme cosas, como por ejemplo, si él me gustaba o con quien andaba para ir de lleva y trae. Jazmín, la dizque mujer independiente y chingona, en todo lo obedecía. 

Cierto día me dijo que por qué no era más amable con esos viejos horribles y miserables, yo me harté, porque aprovechó un momento en donde yo me encontraba mal de ánimo y de salud, entonces le dije: - Si a mi me gusta alguien, le hablo, si quisiera salir con uno, no le diría a la gente; pero no es el caso, porque ninguno me gusta. Jazmín se quedó trabada del coraje, no se podía contener porque se le notaba en los ojos y en sus puños. 

Jazmín no entendía que no cualquier atención es solicitada, incluso si es masculina, incluso si no tienes nada que perder. Y que no tienes que aceptar todo lo que te digan que hagas. 

Jazmín siempre creía que había razones para actuar, pero, paradójicamente, nunca tenía la estructura mental de pensar por qué me detestaba. Hacía cosas nada más por chingar y creía que si se justificaba se veía menos amargada o resentida. 

Creía que yo necesitaba atención, que era halagador recibir esas migajas porque, según ella, yo no era atractiva, pero ella tampoco lo era para estos imbéciles, que siempre difundían rumores y hablaban bajezas de ella. 

También ella traía sus problemas domésticos al trabajo y estos siempre implicaban a un hombre que no la aceptaba, que la había decepcionado o cuya pareja la había amenazado. De esas mujeres que creen que bajarle la pareja a alguien le da más valor como mujer. De esas que inventan cosas sobre la gente que no está así de necesitada de hombres como ellas. 

Desafortunadamente yo me enteré de su drama familiar una vez que me estaba chingando en el trabajo. Y ni siquiera me sentí mejor, ni siquiera sentí que fuera karma o justicia poética. Eso no era divertido, era triste ver cómo rogaba por migajas, por ser vista y aceptada por alguien que nunca la amó.

Como me gustaría que Jazmín viera esa película, o al menos el capítulo de Anette Michel. Ojalá esta tonta viera que no es que seas bonita, no es que seas una sacerdotiza del sexo o una mujer fatal, no es que seas la mejor mujer, ni siquiera tiene que ver con el rol que es impuesto o que decidas llevar: cuando una relación ya no funciona, cuando él ya no te ama, no importa nada de lo que hagas. 

Él se alejara de todas formas: aunque le pases a los amantes por la cara, aunque te veas mejor cada día, aunque vayan a terapia y crean que estas diferencias no son irreconciliables, nada de eso importa porque él ya te lo ha dicho: Ya no te ama. 

Cuando entendí eso, cuando empecé a creer lo que me decían sobre que ya no me amaban o que ya no me querían, fue más fácil para mi decir adios, decir que no a las relaciones tóxicas e inconvenientes. Fue más fácil estar con alguien que en me gustara y al que yo le gustara en verdad. 

Algunas relaciones tienen fecha de caducidad, algunas personas te lo dirán, de otras, tendrás que verlo por ti mismo. 

Y eso pasará, independientemente de que te veas como Elizabeth Taylor. 




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