miércoles, 28 de septiembre de 2016

Pinche gordo, te amo

Lejos de que crean que perdoné a mi primo (true story), quiero expresar que amo a un hombre por sus ideas, creo que hasta lo veo atractivo pese a ser una versión más obesa y con gorra de mí. Michael Moore... TE AMO, de verdad. 

Su nuevo documental Where to invade next? presenta a un Michael Moore desaliñado, izquierdoso, chairo, molesto, increíblemente sarcástico y desafiante. Y es por eso que lo amo. 

Recuerdo que lo odiaba por su sección Gánale al rico... detestaba sus posturas sobre Cuba y sobre la justicia social. Odiaba sus documentales porque sentía que se metía con la nación más patriota: Estados Unidos. 

Mediante casos como el de Finlandia, Islandia, Eslovenia y Túnez, Moore evidencia los grandes contraejemplos que conlleva la religión mal entendida, la educación deficiente, la dieta inadecuada, el ocultamiento de la historia y la pena de muerte en el extremo que Estados Unidos, la gran nación, quiere sostener. 

Michael Moore ataca a su país bajo su propio argumento: no tenemos que imitar a nadie, porque nosotros tenemos NUESTRAS PROPIAS IDEAS, nuestras propias cosas. Nosotros las dijimos en primer lugar. Y tenemos que llevarlas a cabo con urgencia. 

¿Por qué urge cambiar todo el sistema? ¿Por qué es necesario tener una postura hacia los otros? Porque si no lo hacemos, perderemos la razón. Es toda la respuesta. 

¿Y en qué se manifiesta que perdamos la razón? En que haremos de lado la dignidad humana, seremos insensibles al dolor, nos volveremos tarados morales. Que es lo que las medidas extremas pretenden salvaguardar, pero que fracasan miserablemente. 

Moore no es un filósofo, pero es un gran cineasta e investigador: la forma de contrastación de sus argumentos es la felicidad de las personas. Va a los lugares, los entrevista, le apasiona mostrar y saber que lo que han dicho sus compatriotas y nuestros vecinos, no es lo más razonable. Es un cínico, pero un cínico con el que es difícil no cuestionar a la polis. 

Y ese cínico quiere las cosas más imposibles del mundo: que se reivindique a la mujer, que la gente quiera cosas más justas, un trato más digno, una serie de mejoras en sus vidas (más vacaciones, más tiempo para combatir el estrés y más tiempo de calidad con la familia); un trato como humanos, pese a todas nuestras diferencias y nuestros actos. Quiere que volvamos a un principio básico: que es tratarnos con algo de dignidad y de respeto. 

Muchas cosas aprendí con el provocador Moore: aprendí que el sadismo es innecesario cuando buscas la justicia y comprendí que se puede ser injusto siendo el más humanista y el más analítico. Lo digo porque, hubo un tiempo en mi vida, en que no estaba de acuerdo con la pena de muerte... pero sí con la pena de tortura. ¡Ups!

Y además estaba de acuerdo con el sadismo en el trato a los reclusos: porque NO iban a divertirse ni iba a hacer nada bueno una vez que estuvieran en la cárcel. En el fondo no tenía una idea clara de la rehabilitación y de reducir el número de incidencia... en el fondo nunca estuve convencida de que los presos fueran personas también. Creo que soy una persona terrible e individualista después de todo.

Algo de lo que me hizo darme cuenta Michael Moore, es que soy una persona que no cree en algo así como los valores colectivos, ni que cree en lo que se decía José Ortega y Gasset: Yo soy yo y mi circunstancia. Ciertamente, no lo veía como algo plausible... confieso que todos esos años de Kant, de Popper, de Círculos de Viena, de filósofos analíticos y de creer que su contexto no importaba... creo que perdí de vista que eran personas también.

Las personas que eran hijos de su tiempo, que creían en ideales y cosas igual que yo. Que están tratando de hacer un mundo mejor mediante la ciencia, la filosofía, la política o la educación. Creo que me falta mucho por aprender. Creo que sí importan las circunstancias. 

¿Cómo ser feliz y pedir que no haya quien te moleste, cuando la que te molesta es una madre joven, que tuvo una escolaridad deficiente y que quiere con todas sus fuerzas pertenecer a una clase media? ¿Cómo enojarse con mujeres que son malas jefas en sus trabajos, cuando ni siquiera pudieron encontrar trabajo de lo que estudiaron? ¿Cómo no ser hijos únicos de una circunstancia que nos hace ser terribles también? No me preocupo, porque mis condiciones de vida me permiten ser así... 

Creo que importa lo que hagamos para entender quiénes somos, pero importa más lo que hagamos por los demás para aliviar la circunstancia que tienen.

Michael Moore... creo que eres espectacular. 





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