sábado, 13 de mayo de 2017

Get out o la anatomía del abuso

¿Se han encontrado en una situación de desesperación, de horror, de terrible indefensión o impotencia? ¿Ha sentido que es algo que se relaciona directamente con usted, con algún elemento de su persona? 

Bueno, si y no. 

El filósofo y comediógrafo Jordan Peele (Mad Tv, Key and Peele) explora una cara del abuso, precisamente desde donde no lo esperamos. Esa es la cara más desoladora y más deshumanizante. 

Get out es la historia de una pareja Chris y Rose, quienes van a pasar un fin de semana a la casa de ésta para conocer a su familia. Chris ama a su novia y acepta ir al viaje, pero a medida que convive con los padres de Rose y su comunidad, llena de liberales blancos, Chris no sólo se siente más incómodo, sino una conspiración de la que participan esas personas. 

Chris sólo tiene un amigo, llamado Rod, que le ayudará a resolver este problema. 

Anatomía del abuso. 

Por principio hay un clima de amabilidad, una idea por ayudar a la persona involucrada en la situación o el problema, pero también hay un prejuicio detrás: la persona supuestamente está con nosotros, pero no puede dejar de vernos como lo que somos (para ella, específicamente). 

El agresor te seduce con una idea de algo que podría ocurrir: una amistad, integración, algo que quieres que suceda, pero que no lo permitirán, debido a su profundo resentimiento. 

Después hay una especie de tensión creada, algo que no estaba previsto, algo que, por desgracia, no podía ser de otra manera. Y sólo nos quedamos como espectadores de nuestra propia desgracia.

En eso, el abusador finge ser nuestro amigo, pero en realidad quiere información sobre nosotros, quiere tomar ventaja de esta situación para debilitarnos, para disminuirnos. Eso es lo que quiere en el fondo un abusador. 

El abusador también procurará conocer tus desgracias, tus puntos flacos, dónde y cómo has sido abusado antes para poder tener un poder sobre ti. No se trata de agredirte físicamente, se trata de poseer tu mente, tus ideas y tus sentimientos más profundos.

Esos sentimientos, tu mente, será usada en tu contra para que empieces a dudar de ti mismo. Y, aunque el escepticismo te ayudará, este intento será para aplastarte, para humillarte, que dejes de confiar en tu juicio. Que creas por verdaderas las cosas que él mismo quiera que creas. 

Y cuando te disminuya, el engaño se caerá: mostrará su verdadera cara, intentará que otros caigan en su trampa para que nadie te crea. Si fuiste sumiso o mentiste, sólo te hundirá con ello. Si sientes vergüenza, también se va a regodear. 

Es ahí donde la conspiración empezará a surtir efecto, pero lo que quiere el agresor no sólo es desaparecerte, también quiere (literal) tus cualidades, tu representación, tus ideas. Porque no quiere aceptarte como un igual, ni como otra persona: para el abusador eres un medio más, o un estereotipo. 

El abusador te disminuye, te deshumaniza, para poder poseerte. 

El abusador pretende ser como tu, pretende mimetizarse, sin idea alguna de cómo se siente ser tú, creyendo que tú tienes una especie de superioridad. No desea ver la realidad, desea silenciarte. Es una de las peores formas de violencia. 

Por eso muchos agresores trivializan las acusaciones de sus víctimas, o se burlan de ellas, o mienten a las personas para que sean ellos a los que les crean, y no a las víctimas. Por eso es que pretenden tener todo el afecto o simpatía de un sistema de por sí decadente: para ellos poder salirse con la suya. 

La abstracción que tiene el abusador de ti es lo que le permite seguir abusando. Cree que eres débil, indefenso, que él te va a componer o salvar, que él tiene que hablar por ti. 

Pero cuando tú te defiendes de él y lo acusas de abusador (lo que en realidad es), tú eres un exagerado, paranoico, dramático o incluso, intentan revirar que tú eres el agresor y ellos las víctimas. 

Son unos perros mentirosos, tramposos y manipuladores. 

Hay un componente perverso en este sistema innecesariamente complejo y motivado por la ira y el miedo. El agresor, aunque tiene motivos muy estúpidos y pedestres, a saber, quiere una imagen de seguridad imposible, de amor incondicional, de agrado a todas las malditas personas, la aceptación de sus padres, nunca sentir incertidumbre o desamparo, quiere ser rescatado y estar en un lugar seguro para siempre. 

Ideas que son muy buenas para una idealización pero que, como decirlo de una forma amable, NO SE PUEDEN CUMPLIR. 

Los agresores, psicópatas, narcisistas, en el fondo tienen una profunda soledad y un daño moral que quieren ahogar, que quieren sanar si te quitan la energía, si te deshumanizan, o bien, si logran romperte el espíritu. 

Pero eso sucede porque en alguna parte de nosotros, los dejaremos entrar, porque también creemos sus promesas vacías y sus idiotas comentarios. 

Por eso tienes que salir, de sus vidas, de su radar, de sus ideas, tu no eres un blanco fácil, en el fondo ellos no te quieren fuera, pero toma el consejo del filosófico Peele: ¡Sal de aquí! 

Todos tienen que ver esta ingeniosa alegoría del abuso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario