miércoles, 29 de julio de 2015

¿Por qué no hay caricatura política?

Este pequeño texto es para producir contenidos en este blog, y para hacer un análisis de un tema apasionante, como es la caricatura política. 

La caricatura política es apasionante, encuentro al menos dos razones: 

- Es la manera de exponer al poderoso, al ruin, al despreciable, mediante un arma mortal: la Risa. 

- Es la forma en que representamos los problemas de un país, de manera económica y concisa. Es una llamada de atención.

No obstante, encuentro que la caricatura política pasa por un momento difícil, a esto atribuyo razones que, de seguro, ya ha intuido el lector de este blog:

- La caricatura política ha sido sustituida por los memes.
 
- El humor toma demasiadas precauciones, lo que hace que la caricatura política no sea graciosa en absoluto. 

- El tema preponderante en la caricatura no tiene que ser necesariamente político. 

Hagamos breves análisis de estos puntos: 

A) Memes: actualmente representan una forma mucho más económica de hacer caricatura política (o de los problemas sociales, de la farándula, de las creencias hacia un asunto polémico). Sólo basta con tener imágenes, copiar fórmulas, poner frases graciosas. Entre más pedestre sea el diseño del meme, tanto más es su encanto y su peso humorístico. 

El problema del meme es la carencia del trabajo manual, del color, de bosquejo: pues es cierto que estas cosas toman más trabajo. Si bien es cierto que el meme es más rápido, puede volverse viral y es más económico el medio y el mensaje, lo que se pasa es la habilidad del diseño de una viñeta, de una línea argumental. Técnicamente, el meme parte de lo ya hecho, de la agilidad mental o chiste inmediato, la caricatura toma licencias con la inmediatez. 

B) Precauciones en el humor. La caricatura parece regirse por el hecho de ser chistosa, pero no demasiado para no restar 'seriedad' a ese humor que pretendía. Muchas de las caricaturas políticas son demasiado regañonas, moralistas y esconden cierto conservadurismo del medio que las presenta. Chistes fofos, edulcorados y de cierta forma ideológicos. No es que la ideología sea mala, lo es cuando lo que cae en el lugar común que tiene que evitar, por ejemplo: si detesto a la derecha por radical, no tengo que ser radical siendo de izquierda o de centro. 

Los atentados a la publicación Charlie Hebdo (de hebdomadarie, hebdomadario o semanario) son una prueba por un lado: 

De la intolerancia y la supuesta corrección política por parte de los grupos extremistas, pero también de la poca sensibilidad y conocimiento de las fronteras culturales por el otro. Eduardo Caccia dice que el humor sin conocimiento del otro, sin saber lo que es un insulto para su cultura, es irreflexivo, es suicida. 

C) Temas no políticos. Muchos temas, que no necesariamente tienen que ver con la corrupción, con la injusticia social, con la impunidad, se ven tratados de mejor manera en los memes, o en otros espacios editoriales. Lo que la caricatura política no trata o peor aún trivializa. 

Moneros como Jis y Trino no hacen necesariamente una caricatura política, están metidos más en el espectáculo, el furor de las series, las referencias de los programas y el cine, las anécdotas personales. Y su humor es tanto o más de calidad que otros caricaturas de la Jornada, El Chamuco o Proceso. La prueba de mi argumento fue la comparación y acceso a diversas fuentes y plataformas para observar el trabajo muestra de Hernández, José Ignacio Solórzano y Jose Trinidad Camacho, Helguera, Magú, por mencionar algunos. 

Finalmente, creo que habrá que adaptar los contenidos en papel a lenguajes de la internet. Después de todo, la pantalla no está mediada por cultura, por rapidez o por tiempo. 



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