viernes, 30 de diciembre de 2016

La mejor película de Navidad de la vida

Si algo detesto en Navidad son las películas de Navidad... eso y los mensajitos de esperanza, dizque honestidad, moralismo chato, ideales fofos y demás sinsentidos. A mi no me gustan las cosas que tienen ese mensaje que a fuerza te quieren meter por la garganta: quiero algo real y algo que no sea predecible. 

Un día, gracias a TV Unam, pude ver completa la mejor película de Navidad de la que pude haber tenido experiencia en mi maldita vida. Llegó a mi en forma de antihéroe, borracho, ladrón y pervertido. Mi ídolo Billy Bob Thornton es Bad Santa. 

Bad Santa es una gran película, no sólo es una película de asaltos, violencia infantil, sexo anal y asesinatos, sino que tiene un ingrediente que falta a todas esas películas tontas de navidad: Honestidad. 

Y no es el humor negro, ni el cinismo, ni lo oscuro de la trama. Ni siquiera es como se burla y destroza los lugares comunes de esas películas tan idiotas: es el hecho de que lo hace con integridad y es brutalmente honesta en cuanto a la cursilería se refiere. Porque no da consejos baratos ni cosas que se puedan olvidar en cuanto cambie la estación, no es de esas películas que son imposibles de realizar y que sólo son pornografía emocional. 

Bad Santa de la historia de un ladrón (Billy Bob Thornton) y su cómplice (el genial Tony Cox) que se alquilan como Santa Claus y elfo para robar la tienda ancla de un centro comercial. Los días del ladrón Willie, quien es capaz de abrir cajas fuertes, transcurren entre la bebida, el sexo con prostitutas, las peleas y pequeños trabajos, pero un día se encontrará con un niño al que bulean y es descuidado por su familia. 

A medida que lo visita en el centro comercial, el bandido comienza una amistad, que desembocará en enseñanzas para ambos y la revaloración de las personas a su alrededor. 

Vemos a un Thornton inmenso: con toda su personalidad problemática para ser un Santa mala onda, ojete y borracho, pero con sus momentos de humor, de compasión y de empatía con el chavito. Este Santa es el mejor de todos, porque se echa a Octavia Spencer como prostituta y a la madurita de las Gilmore Girls. 

Ciertamente, la película es risa tras risa, pero también se resuelve magistralmente, porque el Bad Santa entra en conciencia de lo que es importante y que la única forma de ayudarse es ayudando a alguien más. Alguien de quien no se espera la ayuda. 

Y es precisamente el mensaje al que quiero llegar: Bad Santa no es una película que promueva el pensamiento mágico, los mensajes para engaña tarados y que se olvidarán rápidamente. Además de que uno recuerda los chistes, hay una parte en donde se comprende que serán una nueva familia, que las personas malas en verdad pueden hacer mucho daño, que lo que pensamos sobre nosotros influye en las decisiones que tomamos en la vida. 

Hay una parte en donde el antihéroe Willie le escribe algo a su nuevo amigo, pero se lo escribe como padre, como mentor y como futuro guía, es el mejor consejo que he escuchado: No dejes que nadie te trate mal, ni siquiera tú mismo

Y eso es con lo que me quedo de la película: la honestidad y la sensibilidad con la que este hombre se ve a sí mismo y la sabiduría que puede compartirle a una persona que es frágil y necesita un poco de compasión. De alguna forma, son dos seres rotos, que necesitan compañía y cariño. Eso es precisamente de lo que se trata la Navidad: de estar y de hacer algo por otros, de ser honestos con nosotros y con las personas que nos rodean. 

Quisiera ser el Bad Santa para decirle a la gente eso tan valioso que me enseñó la película, pero la verdad, sólo puedo recomendarles que vean la película y desearles felices fiestas. 

Sin más Philosofellas, feliz Navidad. 

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