lunes, 1 de abril de 2019

El cocinero insatisfecho.

O estudia gastronomía, cuando pides trabajo en Los Autobuses, ellos te lo ponen de ejemplo. Es favorecido y apoyado por supervisores de campo y de ruta. Es un buen vendedor y te explica lo que le pidas. 

Desgraciadamente, hay un problema con O: es profundamente envidioso, aunque tenga todo o parezca que tiene todo. Aunado a que no sabe inglés, que si no fuera por las ideas irracionales de O, no sería un problema porque lo podría aprender para vender y ya. También, creo que tiene padecimientos, pero como no parece importarle, no tengo idea si se cuide o no. No me interesa.

La vida de O no ha sido fácil, dice que nadie lo ayuda, que nadie le hace las cosas, que se fue en ceros muchas veces, que vendía cosas en la calle, pero no estoy segura de esa historia porque no es mi amigo ni lo considero. 

O se burló de mi, cuando un chofer naco me tiró una venta que yo había trabajado. No mostró piedad y no le importó que me afectara en mi comisión. Me tiraba ventas con cualquier pretexto, pretendía enseñarme, sin éxito, a vender, porque en el fondo, gozaba con verme miserable, Cuando vendía, intentaba sobrecompensar con su falsa modestia y su supuesta productividad. 

O siempre hablaba de que no tenía privilegio, que todo fue porque él lo hizo... cosa que no era cierta porque muchos choferes lo ayudaban, les agradaba y, aunque se burlaran de él, no parecía que fuera con saña o con ganas de humillarlo. Como si hacían conmigo. 

Cabe señalar, que como O es hombre, no comprenderá lo que es ser acosado sexualmente por un montón de hombres morbosos. No será calumniado de acostarse con hombre para subir de puesto o en números. No será apodado más que con lo evidente. 

A O tal vez nunca le pidan prestado y no le paguen, nunca le aventarán la lista de asistencia en la cara porque les cae mal, nunca le tirarán ventas porque no cae bien. De hecho, si lo piensa, si aprende inglés, será aún más ejemplo de lo que ya es. Ojalá que lo haga. 

A O no lo han perseguido, humillado, amenazado con correrlo, no se han burlado de él por no saber explicar, por lo que estudia. No es un fracasado que no ha podido levantar sus proyectos. No está en un empleo que no es propio de su área. 

A O no le han hecho ese mobbing propio de empresas que parecen importantes. A O no le tiraron la venta para que parezca que no le deben dar ese punto. Si O demuestra que es buen vendedor, le premian, no lo castigan como hicieron con otros. Como hicieron conmigo. 

O estuvo al pendiente de mi vida para disminuirme, para burlarse, incluso para difundir rumores sobre mi. Incluso le fueron con el chisme de lo que me había pasado y siguió burlándose con el lavador y el chofer naco. 

A O le dijeron que yo había hablado de él cuando finalmente denuncié. Y empezó a tratarme con su falsa amabilidad. En un día "logré" que se acercara lo que no se acercó en tres meses. 

- Primero me intentó saludar y le hice el chiste que febrero es el peor mes porque pura gente horrible, empezando por mi, nace. O debatió mi chiste con el hecho que su mejor amiga nació en ese mes, me cuestionó que si yo pensaba eso, no quería decir que fuera verdad. Le contesté: Tienes razón. Y me puse a trabajar. Primer strike

- Más tarde O iba a la tienda por sus bocadillos favoritos y me ofreció "amablemente" comprar algo para mi. Yo le dije que no, que ya había comido. Le agradecí, porque no soy maleducada ni hipócrita: el que quiera darle un puñetazo en la cara no significa que un día pueda hacerlo. Yo si tengo límites. Segundo strike. 

- Cuando compró sus bocadillos me ofreció... sin tomar en cuenta que le dije que YA HABÍA COMIDO, me negué tres veces. Tercer strike. 

- Finalmente, O me llamó de la peor manera posible: me dijo Andy, señal inequívoca de que una persona es hipócrita conmigo o va a pedirme algo como su amigo, el voluble. A lo que, francamente harta, le contesté: Me llamo Andrea, no me gusta que me digan Andy. OUT, ya no se acercó más. 

Porque estuve tres meses O, en los que nunca me trataste bien, en los que sólo te dedicaste a burlarte con tus amigos, en los que, en una ocasión me gritoneaste como si fueras mi jefe, y, aunque me explicaste, parecía que mi sola presencia te era repulsiva. 

Cuando viste que las cosas no iban bien, ¿a quién creías que ibas a engañar? Tu no me hablaste porque quieras hacer las pases, ni me hablaste porque de repente te agradara: lo que quieres es estar bien sólo contigo. Quieres que todos digan lo agradable que eres, que todos te digan que si. 

Pues yo no: imagino tu triunfo si me hubieras convencido y me repugna. Jamás participaré de que te creas tu propia mentira, yo soy un contraejemplo a este teatro que haz armado. 

Cuando me fui, O estaba visiblemente molesto: porque me ayudaron, porque, según su argumento del privilegio, yo no iba a estar más en ese trabajo tan maravilloso (sarcasmo). Porque yo sabía inglés y porque me veía feliz, porque me dieron cosas y tuve nuevas experiencias. 

O es la muestra de muchos de los especímenes de Los Autobuses: que con tal que seas tan o más miserable que ellos, no son capaces de dejarte ir. 

No te entiendo O: tú tienes días productivos, tienes amigos y compañeros que te respetan y quieren, tienes a gente que respeta tu trabajo y te compra, te favorecen, te ayudan. Tienes un privilegio también, aunque sea diferente del mío. 

Cuando subí a mi torre de marfil, no pude evitar contemplar que lo del inglés fue sólo una farsa: O no quiere aprender por cultivarse o por entender, O quiere que otros no sean mejores que él. 

Deja esos cuestionamientos profundos y contradictorios para mi, un Sócrates insatisfecho, no para un cocinero insatisfecho como tú. 

¿O será que te cuestiono porque en realidad eres un tonto satisfecho? 

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