viernes, 30 de octubre de 2015

Cuando castré a un ceceachero

CASTRAS HASTA LOS HUEVOS. Me sentenció aquel muchacho que unos ayeres me gustaba. La razón fue porque difundí un escrito sobre él y porque, supuestamente, escribí una historia con temática gay que lo mencionaba. 

El escrito que difundí no eran más que halagos. Lo de la historia fue un chisme en aquel entonces difundido por mis supuestos amigos o hipócritas (uno de ellos si era gay) que fue de corre-ve-y-dile. Nada se pudo comprobar, por cierto.

Las maestras ineptas de aquel entonces, en el cch de cuyo nombre no quiero acordarme, se pusieron de lado de él, sus amigos, mis enemigos. Todo el maldito sistema. La razón es muy simple: ni siquiera tiene que ver con que él haya ganado, el chiste era que yo perdiera. 

Cuando se es una persona que tiene convicciones, cualidades que salen del margen y cuando siempre retas y provocas a tu audiencia (que es la que te hace caso en primer lugar), siempre salen enemigos, envidiosos, personas rastreras que se quieren colar de tu fama. Y cuando te niegas, tú eres el malo casi de forma automática. 

Me disculpé sin sentirlo, a la otra semana ya nos echábamos tierra. Él argumentaba para todo que tenía problemas de ira, yo la verdad no tenía grandes problemas, pero no le echaba la culpa a algo externo. Ni me hacía la víctima ni iba de chismosa como otros. 

Él le gustaba a la maestra que me reprendió por mis actos. No la culpo, espero hayan gozado cuan graduado y señora Robinson de su affair, que mínimo hayan echado a volar el quinto. La otra maestra era una estúpida de izquierda, que sólo usa su posición de directora del cch para fastidiar a los maestros QUE SI ENSEÑAN, no que roban las ideas de filosofía de la historia de Miralba Pastor y las presentan como si fuera un curso que elaboraron, cuando son unas huevonas. Besos a mi maestra, no me enseñaste nada. 

Antes me enojaba mucho revivir esa historia. Pero hubo algunos factores, además de mi inteligencia, que me ayudaron a superarla CON MADUREZ y sobre todo, valiéndome un carajo y más lo que me valen las opiniones de los otros: 

1. La maestra que lo defendió no actuaba sola. Además de que consideraba que se tenía que escribir con la pura entraña (lo cual no es malo, pero no lo vendas como lo único que hay, sé profesional, mija), era muy mediocrita enseñando. Honestamente, nadie en la clase sabía citar, ni redactar, ni escribir sus ideas claramente. Había uno que otro que decía algo medio chistoso, pero era una clase muy deficiente y nada formativa. 

Además de que tenía grandes problemas en casa... estaba sola y descuidada. No la culpo de ver al muchacho espaldón, con pantalón ceñido de la entrepierna y que llega a su clase a echarle ojos de cachorrito, pidiendo ayuda, observándola, en un salón en donde nadie puede oirlos y... Carajo, hubiera hecho de eso mi historia. 

No actuaba sola porque tenían que ir a decirle varios para que la acusación y sus prejuicios tuvieran realidad. Cuando, científicamente hablando, bastaría UNA SOLA PERSONA, para demostrar mi equivocación. Como muchos maestros mediocres, estaba de acuerdo con el bullying, por lo que nada se podía hacer si se cometía una injusticia. Y como varios compañeros me echaban hasta lo que no había hecho... Uta. 

2. Las personas que me acusaban o que creían que me hacían un daño, de hecho se lo hicieron ellos. Uno tuvo que postergar su salida del clóset, hasta hoy día. La gente que lo apoyaba, sus uniones se fueron disolviendo. La gente que me insultaba era gente que tiraba la piedra y escondía la mano. Que me odiaba secretamente. ¿Qué es peor que vivir con eso? Yo al menos saqué mi enojo y mi indignación, pero ¿y ellos? Se traicionaron a ellos mismos. YO NUNCA ME TRAICIONÉ, AUNQUE ME OBLIGARAN A OFRECERLE DISCULPAS. Al final, lo resintieron más ellos, porque no me sacaron de la jugada. 

3. Una historia erótica o pornográfica, aun con temática gay puede ser FICCIÓN o REALIDAD. En este caso mi supuesta "historia" (que él no vio ni leyó ni me vio hacer una sola página), era una FANTASÍA. Ni la historia ni la fantasía te hacen ser gay, o tomar la decisión de ser gay. A mi me gustaría besar a Katy Perry en la boca, pero no soy gay, ni he decidido serlo como si se tratara de una moda. 

4. Nunca lo ofendí para nada. Él actuó de mala manera: reaccionó así por un halago no por un problema de ira, sino porque es un imbécil, una persona falta de criterio. Si hubiera leído lo que yo escribí se hubiera reído. Como yo me reí una vez que lo escribí y como se rieron todos cuando lo leyeron. La risa libera y puede hacer un problema inocuo. Lo que me lleva a: 

5. RÍANSE de las cosas. Tragedia con el tiempo, y sin tiempo, vale madres, se convierte en comedia. Y me reí de mi apendicitis y de lo ridículo que me dijeron algunas personas disfrazado de broma y de aparente compañerismo. Lo que diga una persona, o muchas o mil, no se hace realidad. Eso es pensamiento mágico. Tengan criterio para analizar una situación, no para contarse historias en su cabeza ni para convertir en enemigo al que no toleran. Superen que hace mucho tiempo uno es mejor, no tiene que vivir anclado a situaciones estúpidas e irrelevantes. 

Finalmente, vean el episodio seis de la temporada 19 de South Park, fue algo parecido lo que pasó, nada más que me hizo pensar: le hubiera hecho una pintura, hubiera durado más que el cuaderno que se me mojó. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario