lunes, 21 de abril de 2014

11 cosas que no entendía, cuando llegué a la carrera

Si de algo saben los filósofos es del error, no crean que tenemos una vida llena de contemplación, cine de arte, música clásica, libros raros. Para demostrarles lo contrario, les traigo esta lista de las cosas que no me hicieron nada de sentido antes de decidir que quería esta carrera. Es una lista vergonzosa, demuestra lo estúpida que puedo llegar a ser. Y me enorgullece, porque gracias a eso soy lo que soy. 

Las cosas que no entendía, ahora pues más o menos o de plano no, son: 

1. Las palabras y las cosas. Michel Foucault. Lo único que recuerdo es el análisis de las Meninas. Todo lo demás me hacía pensar: si así lo hacen los filósofos... entonces no quiero ser uno. No quiero saber de este libro más. Lo odié mucho tiempo, después volví a él, pero sigue sin convencerme. Aún así, valoro el reto y no olvidaré que abrió puertas de mi percepción en cuanto a la sexualidad, la política y el arte. 

2. El mito de Sísifo. Albert Camus. Aunque mi consigna en la vida es: Todo somos Sísifo, la primera vez que leí el libro no le entendí para nada... Y si, lo leí otra vez, leí el Extranjero y como que vi otras cosas. Pero la primera vez, parecía griego. Pero es de esos primeros libros que te retan y que lees una y otra vez, descubriendo algo nuevo e inspirador. 

3. Mullholand Drive. Neta, no le entendí ni jota: quién sabe si porque me distraje, si porque era la primera vez que la veía... pero no le entendí a Lynch. ¿Por qué termina así Naomi Watts? ¿Que pasó con Camilla?  Me la tuvo que explicar Zizek para que la entendiera. Una vez más el poder de la filosofía me salvó de la filosofía misma. 

4. Naranja mecánica. Stanley Kubrick. Esta obra de Anthony Burgess recuerdo que la vi en la secundaria... Nada, para mí no tenía sentido, no le entendí para nada: los términos, la ultraviolencia, las secuencias... Nada, sólo me impresioné, nunca había visto nada igual. Sólo recuerdo que me hicieron sentido ciertas secuencias de los Simpsons. Pero en sí, era como ver una película turca sin saber el idioma o el contexto. 

5. Eyes Wide Shut. Stanley Kubrick. También la entendí por Zizek... Mi lección aprendida es: si quieres ver una orgía sofisticada, espera la parodia triple XXX, pero no veas la película con ánimos de morbo, porque habrá muchas mentiras en la secuencia. Esta película es una disertación sobre la libido femenina, lo sexual y el mundo de las posibilidades. No es para prenderse ni nada. 

6. Yepa, yepa, yepa. Silverio. Ok, estoy en una fase (en filosofía estoy en mi etapa analítica), pero en música y filosofía estoy en una etapa de redescubrimiento silveriano. Al principio no me hizo nada de sentido... incluso no estuve de acuerdo. Pensé: ¿esto qué es? No lo podía creer, era malo per se. Pero, no podía dejar de mirar. Incluso su canción El iluminado, como que despertó una especie de morbo y después la pura fascinación porque la ponía una y otra vez. Después que lo redescubrí, se convirtió en un filósofo del caos. Se convirtió en algo significativo lo que hacía. 

7. El nexo entre estética y cine. Mucho menos el nexo entre estética y psicoanálisis. La verdad es que sólo veía las películas pasivamente... de hecho no consumía cine de arte en mi adolescencia, porque no lo entendía, lo cierto es que fui entrenando mi sensibilidad con historias del cine, apreciación, lectura de planos, análisis de secuencias a lo Zizek (pero sin psicoanálisis); espacio y tiempo en cada toma. En verdad que era un tema apasionante. Cambió mi modo de ver cine, de elegir películas. Cierta vez tuve una pelea con un snob del cine, pero quedó claro lo que era para mí: Para ti - le dije- el cine es una forma de arte, para mi, es un lugar donde se consumen pelis y palomitas. 

8. La moda no es superficial. Un poco de esto lo entendí por Gilles Lipovetski. La verdad es que no me gustaba la moda, pero después supe que era una forma de arte. Una vestimenta jamás será un disfraz, la ropa que usamos es una extensión de nuestra personalidad, no es verse como piñata para aparentar originalidad, nacionalismo o apoyo a una causa. Es un mundo interior en donde nos ayuda la alta costura, las tendencias y el estilo. Aún leo mis revistas de moda y veo: qué razón tienen los diseñadores, las editoras exigentes, los fotógrafos y los publicistas. 

9. La vocación, la virtud y el esfuerzo se resumen en una pregunta: ¿qué estás dispuesto a hacer? Gene Simmons (si, el de Kiss) se levanta todos los días a las 5, trabaja, da conciertos y administra junto con sus otros tres amigos judíos, trabajadores y listos lo que es la empresa musical que han creado. Tolousse Lautrec, enano, deforme, enfermo: ha hecho el mejor impresionismo que se ha creado, la mejor publicidad de su tiempo (un cartel para Moulin Rouge), Balenciaga perfeccionaba su estilo a diario, Mozart trabajaba arduamente. Pregúntate, seas lo que seas, no interesa, qué estás dispuesto a hacer. No sólo horarios, hábitos alimenticios, sacrificios en mayor o menor grado; pregúntate si estás dispuesto a sufrir, a cambiar de opinión, a creer lo imposible, a aceptar que hay algo más grande, fuerte y mejor que tú, a entender al otro, a aceptar, a frustrarte. Eso es lo que no derrota al hombre. 

La gente cree en cosas ideales, pero imposibles: cree que para hacer algo es necesaria omnisciencia lógica, ningún principio filosófico, habilidades extraordinarias, perfección, ser poco menos que dios padre. Huevos: la vocación es que vamos a hacer día con día para hacernos lo que queremos ser. Si algo me enseñó The goodfellas es que, hasta para ser un desgraciado, hay que tener vocación: estar dispuesto a hacer para ser. 

10.  Que Sokal NO tenía razón. El Sokal affaire es uno de los episodios más controvertidos para los filósofos: un hombre de ciencia manda un artículo chafa a una revista de posmos. El artículo es publicado, desatando una de las mayores cazas de brujas de la historia. La filosofía del posmodernismo es un chivo expiatorio, incluso se cuestiona la utilidad de la filosofía entera. Sokal es un héroe... nosotros, un manojo de sinsentidos. 

¿Será esto el fin de la Filosofía? Pues claro que NO: si algo me enseñó esta disputa es que, el que no entiendas algo no quiere decir que sea basura. Es más, cuanto más lo desprecies y censures, tanto más morbo genera haciendo que sea imposible su destrucción (vaya paradoja, Alan). Que elijas fragmentos de Marx y expongas sus sinsentidos, no destruye el marxismo per se, que digas que algo no sirve para nada, no alejará a quienes quieran conocerlo, practicarlo y hacer de ello su forma de vida. Quien es prejuicioso, no es una especie de lógico del sentido, sólo expone su problemática con eso y ya. 

11. Ser filósofo, ser cualquier cosa, no implica superioridad de ningún tipo. Que practiques algo bien te hace capaz en ese campo, pero eso no cura tu vida personal, no te hace incuestionable en otros campos ni te aleja de lo malo del mundo. No tienes ni idea de lo que pasará y son pocas, nulas, tus certezas para creer que por tomar una posición ya no hay peligro. No trato de educar con el miedo... sólo quiero que sepan que hacer algo que te gusta no significa una medicina para lo que no funcione contigo: muchas cosas de las que reniegan o te han traído problemas en el pasado se pueden agudizar y puede ser que no encuentres lo que quieres en el mundo. Eso no quiere decir que no seas competente, pongámoslo así: que tu actividad y proyecto sea una extensión de ti, no lo único que hable por ti: nada de lo que hagas hará que te dejes de equivocar, o que dejes de ser quien realmente eres. 

Un bonus 

Y lo que más me cuesta trabajo admitir que no entendía es: 

12. La Filosofía Analítica. Si, de hecho no sabía ni por qué era una división de la carrera. En serio: no entendía por qué estaba ahí. Hasta que leí El miedo al conocimiento de Boghossian, entendí la forma en que trabajaban los filósofos. Leí después ¿Qué significa todo esto? Y un libro que me ha ayudado en la carrera: Introducción a los problemas y argumentos filosóficos. Cuando leí con atención este libro, observé las discusiones, el rigor, las referencias y los argumentos (premisas y conclusión), la terminología... todo eso me encantó, me convertí a la filosofía analítica. Así quiero escribir: porque me despertó, me obligaba a poner atención, a estar atenta y a hablar cuidando mi lenguaje. Y era algo en donde tenía que trabajar, en donde no podía ser improvisada: es todo lo contrario a lo que yo, confieso, soy. 

Descubrí ese mundo y me quedé en él: eso es lo que quiero hacer aunque no siempre lo entienda, sea avanzada o vaya lento. Yo estoy dispuesta: es como las propiedades y la lógica modal temporal: que hoy tengas una propiedad, no quiere decir que mañana será así. Hay algo en la filosofía que se llama cambio y, aunque es difícil de explicar, existe. 

En conclusión, aunque no entienda muchas cosas, y no haya vida para todo lo que quiero saber o que pueda conocer, es obvio que no siempre será así. Creo que el cambio principal se da en el conocimiento, después, llega el sinuoso camino de la acción, pero ese camino sólo tiene sentido con el esfuerzo, con no esperar a que llegue eso que buscamos: salir y enfrentarnos con él. 

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