martes, 25 de octubre de 2016

Charlie Brooker: un filósofo contemporáneo 1

Jamás podré expresar lo mucho que admiro a este hombre, jamás podré agradecerle lo mucho que ha hecho por mí y lo mucho que me ha enseñado. Ha renovado mi fe en la filosofía y probablemente, en mi misma. 

Y es que Black Mirror es TODO. ¿A qué me refiero? A que es todo lo que un gran escritor y personalidad tiene que ofrecer al mundo de la literatura, el entretenimiento y la filosofía, tres mundos íntimamente relacionados. 

Black Mirror es Shakespeare, es Sófocles, Esquilo, es novela policíaca, es Huxley, Orwell, Platón, Dumas, Montaigne, Hobbes, Mark Twain, Balzac, Arthur Miller, Sartre, Camus, Philip Kendrick Dick. En cinematografía es Hitchcock, Kubrick, Tarkovsky, Fincher, Lynch, Giger, Haneke, Von Trier. Es cada cosa que he visto, que he entendido pero potencializada a una pesadilla, como tiene que ser el pensamiento basado en impresiones. 

Es enajenante, filosófica, humorística y llena de dilemas y retos que pondrían a pensar desde el más lego hasta el más intelectual. 

Conocí Black Mirror por una recomendación de Horacio Villalobos en Farándula 40. En palabras del periodista, era una serie que te dañaba, que estaba muy bien escrita y que te quitaba el aliento por semanas. También Álvaro Cueva habló de la serie como lo mejor del año, pero nadie hacía justicia a todo lo que se pueda decir de ésta obra. 

Charlie Brooker es guionista, columnista en The Guardian, conductor en 10 O' Clock Live, reseñó videojuegos en sus veintes y estuvo a cargo de la serie de culto Dead Set (una serie de Zombies y comentario sobre el Gran Hermano). También es responsable de los seriales Charlie Brooker's Weekly Wipe, Charlie Brooker's Screenwipe y How TV Ruined your life. Todo lo que toca Brooker es rico en referencias, chistes y profundos asuntos filosóficos. 

Pero, considero yo, que la obra en donde Brooker concentra su genio, oscuridad e ironía es Black Mirror: una serie que aborda todos los géneros, las problemáticas de siempre (sobre el alma humana y el dolor, sobre lo difícil que es domar a las pasiones humanas y lo difícil que es estar con los otros). Y descubre a Brooker como el hombre obsesionado que es. 

Pasemos a un análisis por capítulos. Que no había hecho principalmente por: desidia y porque ninguno de los intentos que hacía satisfacían lo que quería decir. Pero sepan que nada de lo que se escriba, incluso una tesis, le hará justicia a lo que Black Mirror es. 

Analizaré, en estas líneas, las dos primeras temporadas y el especial de Navidad. Esto es así, porque tengo dos entregas para habla de esta obra 

1. The National Anthem. El primer ministro de Inglaterra es chantajeado por un terrorista (o pseudo activista, es una discusión que plantea el capítulo). Si no tiene relaciones sexuales con un cerdo, en cadena nacional, el terrorista no soltará a la princesa Susannah. Ante la presión del pueblo, de la familia real y de convertirse en paria, el ministro accede. Aunque en público su imagen se ha fortalecido, no se puede decir lo mismo de su vida privada, en relación con su esposa. 

Brooker no tiene piedad con nosotros. El protagonista de la serie NUNCA es la tecnología, la tecnología es un artificio para exaltar al verdadero protagonista de la serie: la crueldad humana, torcida bajo las ideas de justicia punitiva, del manejo de las vidas humanas por los medios y del escarnio público. La discusión es un eje muy sencillo: el conflicto entre las esferas públicas y privadas. No es fácil determinar si hay incidencia o si una puede ser independiente de la otra. No es fácil tampoco determinar si una consecuencia de la esfera privada nos afectará en la pública. 

Algo que veremos a lo largo de la serie, es que no es una crítica al progreso moral, esta lectura es: a medida que avanza el progreso tecnológico disminuyen los avances morales de lo que se supone debemos ser. Pero, ciertamente, la lectura de Brooker es que estamos condenados: aunque haya un progreso tecnológico o moral, las personas seguirán moviéndose por sus más oscuros deseos y pasiones. 

2. 15 Millions of Merits. En una sociedad distópica, a lo 1984 o a lo Un Mundo Feliz, dominada por los reality shows y por la discriminación, chico conoce a chica. Chico escucha cantar a chica y queda cautivado, porque es una bella flor en el ambiente tan artificial. Chico hace que chica logre su sueño de cantar ante los jueces del reality show principal, el cual cuesta lo 15 millones que recibió el chico de la muerte de su hermano. Ya en el concurso, chica es convencida de que acepte otra propuesta, por ejemplo, ser actriz porno y permanecer constantemente drogada, para no volver a sentir jamás. Chica acepta, ante la insuficiencia de su talento. Chico tiene que presenciar la escena de chica, porque ya no tiene créditos para quitar los anuncios. En ese momento, chico se propone que convencerá a los jueces de concursas y así hablar con la verdad. 

No sólo es lo maravilloso en que está construido el universo distópico, lo mucho que está inspirado en Orwell o Huxley, que Brooker tiene excelentemente bien estudiado, sino en lo aterrador que puede llegar a ser una dictadura basada en la tecnología: hay discriminación a las personas por ser obesas, lo que implica una biopolítica basada en impuestos por la forma del cuerpo. Lo aterrador que es perder algo real en un mundo de apariencias. Lo mucho que está relacionado el reality show con la cultura del odio y lo mucho que esto incide en la política. 

Por otro lado, nuestro protagonista es un Otelo, que muerto de celos y coraje por su amada, no puede evitar lo trágico de su destino, no puede dejar de ver que ha sido engañado y que su amada ha tomado una decisión, que lo ha sacrificado a él. Dentro de su caída al abismo está el flagelarse con comida, con sacrificios de sus necesidades básicas... para aceptar entra en otra prisión, mucho menos dura que sus celos. También es Rosencratz y Guilenstern, porque se deja comprar por el poder, se deja anestesiar para no sufrir, fingiendo ser contestatario. 

3. The Entire History of You. El adelanto tecnológico de esta historia es una especie de lentes de implantados en la retina que te permiten estar conectado permanentemente. El mecanismo permite grabar eventos que se almacenan en la memoria del sujeto, además de que pueden proyectarse los recuerdos o eventos que el sujeto elija y grabe. Es la historia de un hombre que usa este adelanto tecnológico, primero para ver sus fallas en las entrevistas de trabajo, pero después se observa como que se encuentra algo enajenado con el implemento, por lo que empieza a usarlo para indagar en las vidas de los otros, a saber, de su esposa y de un amante eventual de ésta. Podríamos pensar que es una escena de celos, pero al protagonista le preocupa saber sobre la paternidad de su hija. 

Si la historia anterior es la tragedia de Otelo, esta es una versión de Otelo y Edipo Rey: al ver lo que ha hecho, el hombre se arranca el aparato, como si quisiera arrancar también de su memoria, un mecanismo mucho más poderoso, lo que conlleva olvidar la traición, el dolor y el amor, que ahora construye su actual desilusión. También es una alegoría a que ahora es más difícil olvidar, tener privacidad y constantemente estar expuestos a todo lo que hacemos, decimos e incluso pensamos. El implemento es complejo y muestra mucho del funcionamiento de la memoria y de los recuerdos y muestra una implicación de que si no estamos conectados, esto afecta nuestra credibilidad, quienes somos y quiénes son nuestros amigos. Me gustaría agregar que observamos en el episodio el uso de la memoria por la conveniencia, la discriminación, la obsesión y el elemento afectivo. 

La forma en la que está contada da mucho más teatralidad a la tragedia, ahí el protagonista es el amor y los celos, pero esos celos destructivos, que están incluso presentados de la forma de penetrar en el cerebro de la otra persona, para que podamos ver lo que nos ha hecho. Y castigarla por ello: estar dispuesto a no olvidar jamás, a echar en cara, a ir de pesadilla en pesadilla de tristeza, a no borrar lo que hemos hecho y a no perdonar jamás. Aunque el amor duela, no es para que terminemos odiando a quien amamos. La riqueza en simbolismos de Black Mirror va de lo poético a lo sublime. 

Vamos ahora a la temporada 2

1. Be Right Back. Este no es un capítulo oscuro, pero ello no le resta profundidad. Una mujer, cuyo esposo es su verdadero amor, se enfrenta a un proceso de duelo. Su esposo muere en un accidente de auto, lo que le altera severamente y le hace ser más impulsiva. En el velorio de su esposo, una amiga de la mujer le ofrece la instalación de un software que le permite replicar la voz de su esposo y establecer comunicación con él, basándose en las preferencias y en lo que compartía en redes sociales. Impulsada por su soledad, y por la noticia de que espera un hijo, la mujer decide contratar el servicio y avanzar en los productos que le ofrece (como instalación en su computadora a través de un chat, o en su teléfono mediante la mensajería tipo whatsapp). Uno de estos productos, literal, es el contratar la réplica corpórea de su esposo, al que ella puede modificar con la inteligencia artificial. Aunque ella tiene lo que espera de su nueva relación, porque es una nueva relación, sigue extrañando a su marido. Porque sabe que su duelo ha sido interrumpido por una mala decisión de anestesiar su proceso. 

Este capítulo es una especie de versión moderna La Piel de Zapa, esta piel satisface los deseos de la mujer protagonista, pero a su vez la va debilitando: el clon no quiere irse de su lado, no quiere morir, pero tampoco es una persona, aunado a que ella no sabe qué es lo que quiere hacer con él, cómo integrarlo a su vida, cómo lograr su proceso de aceptar su duelo. 

Cada episodio de Black Mirror contiene escenas poéticas: en este caso, es el ruego del clon a su amada: le pide que quiere quedarse con ella, que no lo deje morir. Porque el clon sólo vive para ella, pero ella tiene una vida por delante. En el episodio se pone de manifiesto el problema de la identidad personal: si a un clon se le transmiten los recuerdos y la consciencia de la otra persona ¿sería una persona? ¿tendría el mismo derecho a vivir? Si no tiene propósito su existencia, ¿podemos alejarlo o deshacernos de él? La protagonista no sabe qué hacer con su nuevo clon ni con su nueva experiencia. El futuro de esta situación es la hija, a la que no le ha dicho la verdad sobre el clon. 

2. White Bear. En lo que parece ser un futuro apocalíptico. Una mujer se despierta alterada por lo que parece ser una horda de esclavos de la tecnología. La filman, la siguen y pretenden exterminarla. La mujer no recuerda quién es, ni cómo llegó ahí, Sólo tiene episodios de lo que parecen ser recuerdos fragmentados. En su viaje quiere encontrar las respuestas y quiere saber qué fue lo que pasó. Durante su trayecto, la mujer consigue una aliada, la cual la lleva a una base central en donde, le asegura, todo terminará. Este episodio tuvo críticas negativas por el ataque frontal a la tecnología, pero el giro dramático es de lo más inesperado, cruel y despiadado que podamos imaginar. 

La mujer se encuentra purgando su condena en el Parque Nacional de Justicia Oso Blanco. La percepción que tenemos de la mujer cambia cuando se rebela que es una asesina y que su crimen atroz indignó a la nación. El parque está ambientado con actores, con escenarios que hagan cumplir a la asesina con su condena: que es la humillación pública, el desprecio de todo y el sentimiento de que, por más que haga, nadie la ayudará, su condena nunca será terminará. En el diario El país, fue nombrada acertadamente como un nuevo Prometeo Encadenado

Y es un nuevo Prometeo pero sin dioses: nosotros somos los que administramos y controlamos la crueldad del castigo. Un castigo que nunca ha de terminar, que se ha de repetir hasta que hayamos gritado, golpeado, eliminado toda dignidad humana. La justicia se sustituye para dar paso a la venganza, pero ¿hasta qué punto la venganza es sadismo? El protagonista del episodio es la tortura, un tema que toca constantemente Brooker. Cuando sabemos quien es la mujer, aplaudimos todo y pensamos que se lo merece. Como merece escarnio el paria, el que dice lo que no nos gusta. La maldita asesina a una niña, la quema, por lo que merece todo el dolor que se le pueda ocasionar. Nunca será la heroína de la historia, es la villana, es la que merece nuestro odio. E iremos por ella hasta que se muera. No somos mejores que la asesina, somos actores de la violencia (política y naturalmente hablando). 

3. The Waldo Moment. En la carrera política, un grupo de creativos de un programa de televisión están al pendiente de las redes sociales y de los escándalos de los candidatos para un late night show. Una de las cartas fuertes del programa es Waldo, un oso animado por la voz del comediante Jamie Salter, el cual juega pesadas bromas a los políticos, en especial a uno que no representa a la población. En el episodio observamos que el comediante tiene problemas de depresión y para relacionarse con el mundo real, además de que es una persona que no tiene las grandes convicciones políticas. Cierto día, el comediante conoce a una de las candidatas rivales y que resulta ser una persona honorable. Al principio se agradan, pero después ella lo confronta sobre lo que Waldo representa y cómo el humor podría ser un acto de agresión. Mientras tanto, los escritores del show tienen un plan para que Waldo se postule como candidato, sin medir las posibles consecuencias. El episodio hace un parangón de las redes sociales con el funcionamiento de la democracia. 

Observamos una crítica al humor en la política: en el episodio nos preguntamos: ¿qué tanto es bueno que un humorista se ensañe con un político? ¿qué tanto un político es un paria en el humor? Y, por último ¿qué tanto la burla es una válvula de escape? Porque nos ayudará en ciertos momentos, pero también contribuye a alimentar una cultura del odio. Waldo cede a las provocaciones que él mismo incita, pero es cierto que él tampoco tiene ninguna convicción. Aunque parezca que Waldo tiene el control, tampoco es la mejor opción: es una caricatura, un hombre que no está preparado y que no es la voz del pueblo, aunque el pueblo crea lo contrario. No por satirizar a un presidente y encumbrar a otro político, somos más patriotas que otros. 

En México tenemos un problema con las candidaturas de personajes de la farándula y del internet: ¿cuál de ello es una opción real? ¡Todos son Waldo!, son mucho ruido y pocas nueces, son entrones y nos hacen creer que están con nosotros... pero ¿y si fuera este poder contra nosotros? La democracia es un asunto serio y la política nos afecta: no podemos pretender que Waldo, Silverio, Bing Bong o Stimpy nos gobierne, porque eso puede ser usado por personas perversas, empresarios, anunciantes. Y eso no es todo: sino que es como la pseudociencia, la pseudofilosofía o la pseudomedicina: no sólo no cura, sino que retrasa el remedio real. Las personas se cansan de votar y dar voz a la persona que podría ser la opción más crítica. 

Coincido con la lectura de este episodio: hay veces en que el candidato a elegir es una marioneta dirigida por un equipo de cretinos. 

Sin más la segunda entrega de este post, viene pronto. 






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