viernes, 18 de noviembre de 2016

Titán o de lo que no se puede hablar, hay que callar

Eran las 8:30 de la noche, yo esperaba, junto con otros cuatro ganadores, entrar a la Roma Récords. Iba a verlos a ellos, no sólo a él, cuya presencia hace que tiemble todo mi cuerpo. 

Era Titán: el mejor grupo de la historia del rock. Al fin, los tres, Emilio Acevedo, Jay de la Cueva y Julián Lede, juntos para que pudiera hablar con ellos. Fue sin duda, uno de los días más felices de mi vida. 

Y llegué con ellos y pensé... ¿cómo lo hacen? Es decir ¿cómo se ven como personas normales siendo que son el equivalente de héroes mitológicos, de figuras necesarias de la música o de modelos legendarios del rock, que podrían anunciar a John Varvatos? O es que yo los veo así y eso me vuela la cabeza o han sabido combinar sus personalidades con lo que son. O la incidencia de su personalidad real con la personalidad performativa han colapsado en una sola. Creo que no lo sabré hasta que funja como una especie de biógrafa o documentalista. 

Llegué y sentía esa energía: esa pulsión que tienen los rockstars cuando saben que son dueños de la situación, se movían como peces en el agua, miraban a los ojos y contestaban con seguridad, reían y eso parecía música. Hacían que los vieras, atraían tu atención, estaban contigo. 

Yo fui la que gané el premio... de todo lo que sabía, fue la primera vez que mi conocimiento no fue estéril, fui reconocida y eso me acercó a los rockstars, pude atesorar un momento que siempre será mío. Conocí la gloria y me empapé de ella. 

Y nuevamente escuché Dama. Me pregunto qué tan oscuro es: canciones como Dark Rain y El rey del swing revitalizan a la banda... Hel L. A. con Siobhan Fahey es una obra de la electrónica con el espíritu de la ciencia ficción, enigmática como Five Years o Space Oddity. Trajeron la celebración de la oscuridad a un ritual lleno de ritmo y diferente de lo que siempre escuchamos. Las representaciones de Titán permanecen en la memoria porque dicen algo nuevo cada vez: se observa a unos músicos libres, maduros, artistas y productores que han evolucionado en algo que es tan difícil como exquisito de leer. 

El disco es una especie de libro raro: diseño, propuesta, cada canción es un capítulo que cuando se lee por separado se disfruta, pero en conjunto se aprecia su rareza, sus enigmas y las capacidades de cada uno de los rockstars. Cambian la estructura con ayuda de otros, hacen un cadáver exquisito, seducen con la sensualidad que emanan (en las canciones y en el cuerpo), deconstruyen a los clásicos y hasta reinventan las películas que hemos visto.

¿Y si Kubrick hubiera trabajado con Titán, la cinematografía sería la misma? Parece que Titán heredó de sus influencias, como por ejemplo Suicide, la frescura y la trascendencia que tiene la música indispensable, necesaria. 

Tomemos un trabajo anterior: Mi chica. Titán es supuestamente una banda electrónica, ¿pero esto es así? Mi chica tiene influencias de blues, de rock, de garage... ¿Cómo la hicieron tan desafiante? ¿Podría ser esta una canción de otra banda, por ejemplo, los Rolling Stones? Tal vez Titán también podía haber compuesto Satisfaction. Tal vez son un contraejemplo de lo que es una banda de rock. 

No obstante, no son un contraejemplo de lo que son los rockstars. No pretendo sostener que Titán sean todos los rockstars en uno, pero sí que representan las siguientes características: 

a) Representan al rockstar como arquetipo. Todos los que han escuchado su música o visto sus movimientos, queremos imitarlos, puesto que sería una forma de entender un nuevo significado y una nueva sabiduría. En el lenguaje, una persona puede ser llamada El rockstar de la filosofía o el nuevo rockstar de la literatura. 

b) Su imagen remite a la sexualidad. Mi tesis a sostener es, que la primera sexualidad no es con un modelo pornográfico o con imágenes que venden sexo a priori. El rockstar es el primer erotismo y la fantasía, no vende sexo en la forma convencional. Un metáfora del acto sexual es el rockstar dominando su guitarra como una mujer, o bien, el instrumento de rockstar como una extensión de su energía sexual nata. 

c) El rockstar es un fetiche: su forma de vestir, de moverse, de estar en el mundo es lo que deseamos, ya sea en la emulación o en la posesión. Es por ello que deseamos ropa que ellos tienen, algún instrumento que ellos hayan tocado, queremos su autógrafo, su saludo, sentir su presencia, tener una obsesión con ellos. 

d) La sexualidad es una serie de actos performativos: esto quiere decir que tienen una personalidad en el escenario que puede ser o no coincidente con su personalidad real. Pero en el caso de los rockstar, tienen una imagen diferente del mundo: sólo ellos pueden vestirse de esa forma, caminar de esa forma y estar en el mundo de una forma específica. Una persona que no haya moldeado su sexualidad y comportar de esa forma, no se ve igual y no tiene la llamada actitud o esencia del rockstar mismo. 

e) El contexto de la personalidad del rockstar es un conjunto de condiciones que tienen que combinan la técnica y el arte. Técnica porque el rockstar es un ingeniero, un diseño y un modelo; también es un promotor y administra sus movimientos. Arte, porque el rockstar es un artesano del sonido, es un juglar. Y finalmente, el rockstar es un artífice del ars erótica (concepto acuñado por Michel Foucault), porque seduce nuestros sentidos y transgrede las barreras de nuestras fascinaciones. Podemos perder la virginidad, musical y sexualmente, con un rockstar; podemos ser pervertidas o dominadas por un rockstar, que toma el control y nos lleva al clímax. 

f) La experiencia con la música como ritual o como acto sexual, parte de la imagen del rockstar, como fetiche y como actor de nuestra fantasía. Su lenguaje corporal es estruendoso, parecen personas que no creen que van a morir. 

De lo que no se puede hablar, hay que callar. 

He racionalizado toda mi experiencia anterior con mis conceptos y discursos sobre la filosofía. He involucrado psicoanálisis y arte, pulsiones sexuales con pulsiones creativas. Energía sexual y fuerza vital del rockstar con el poder erótico de un semidios o de un arquetipo de la literatura o de una obra de teatro. Titán son todas las caras que he conocido de la música: son Page y Plant en uno de sus integrantes, son la energía de Prince, son la esencia del rock y del blues en otro de ellos. Son la fantasía como Bowie, son los rudos como Sid Vicious, son el rock estructurado de Brian Eno, son los Kinks, son Yer Blues y Helter Skelter juntos. Son P. E. C., una joya inexplicable. 

De lo que no se puede hablar, hay que callar, decía Ludwig Wittgenstein en el Tractatus; y de lo que no se puede hablar es del misticismo, las proposiciones indecibles son las que no se pueden expresar mediante la lógica, esto no quiere decir, que no tengan validez ni sean irracionales. 

Mi experiencia de cercanía y de diálogo no se puede expresar con palabras. Las pulsiones y las imaginaciones que excitan fueron infinitas. Son todas las imágenes de lo mejor que recuerdo. Son y serán la pieza evolutiva del rock, son el siguiente paso. Hacen lo que desean y aquí los escucharemos. 

El lugar común. 

Me sentí como el chavito de Casi Famosos, cuando quiere entrevistar al de la banda Stillwater y le dice a Russell que es incendiario... así le dije a Julián Lede, uno de los rockstars más sensuales y visionarios de la música. Él junto con Damon Albarn eran mis inalcanzables. Con el tiempo, puedo decir que Lede ha sabido cultivar su atractivo y es consciente de su personalidad magnética y su encanto nato... Sigo soñando  con que un día, como Rusell Hammond a William, me despierte un poco tarde y mi mamá me diga que Julián Lede me viene a buscar, para que termine mi entrevista que empezamos en el meet and greet. Algún día despertaré y mi sueño comenzará. 

#TitánNuncaSeFue. 

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