jueves, 3 de noviembre de 2016

Mi obsesión crece, segunda parte

Puede que ya lo haya dicho, pero uno de los grupos de rock con los integrantes más sensuales es Beso Negro, en especial, su guitarrista Julián Lede. Después, sería su vocalista Miguel Calderón y después su batería, Eduardo Pacheco. 

Cuando salen al escenario son incendiarios, se paran y actúan como si nunca se fuera a morir, Lede es incendiario, sensual y trata a la guitarra como si fuera una mujer: la sujeta fuertemente, lleno de sudor, y la toca exactamente lo que quiere para que ella suene como debería sonar. Es erotismo puro: la figura del rockstar con sus excesos, que vive una vida dedicada al rock, las mujeres y ser admirado, idolatrado, increíblemente sexualizado y transgresor. Todo sucede en una noche, en la noche perfecta. 

Y es mucho mejor que el sexo. 

Todos los integrantes tienen un papel en la banda, recientemente el papel del más atractivo se lo ganó Lede: Miguel Calderón hizo una votación sobre quién sería este personaje y propuso al bajista actual de la banda... pero, la mayoría de las mujeres que estaban ahí propusieron a Lede en su lugar. Cosa que el guitarrista ya sabía. 

Los tres miembros del grupo son exhibicionistas y, paradójicamente, cuidan su aspecto de rockstars valemadres, retadores y protagonistas de las anecdóticas letras de sus canciones. La sexualidad que ostentan, deriva en una serie de actos performativos en donde sus protagonistas se afirman en su papel, proyectando su personalidad en cada movimiento y haciendo que su espectáculo sea creíble, enérgico y erótico, en el mejor sentido posible. 

Page y Plant, Hendrix, Richards Bowie, Plant, Prince, and so on 

Pensemos en la figura de los rockstars: tienen todo lo que Beso Negro representa: sexualidad, sensualidad, una figura a la que queremos idolatrar y a la que nos entregamos sin ningún freno. Son una imagen performativa (construida por nuestra imaginación, pero que trasciende por motivos estéticos), que satisface nuestra fantasía. Al igual que la música, también es un acto de entrega y de posesión. No sólo es al ritmo, sino al rockstar que lo ejecuta.

Los rockstars tienen esa figura icónica y musicalmente. No sólo conforman una parte de la imagen musical (armonía, letra, música, aportaciones a la cultura) sino que también sirven para la maquinaria de la imaginación y las fantasías. 

La imagen del rockstar trasciende la del tipo duro, problemático: es también la del hombre que gusta ser visto, que se rebela y que nos ayuda a sublimar nuestros deseos. Es la fantasía, pero también es nuestra influencia musical, alguien que queremos seguir y emular. De ahí la relación de los actos performativos con la sexualidad. 

Finalmente, me parece que Beso Negro es rock químicamente puro, va muchos más allá de lo que hacían QUOTSA, The Strokes o The Hives. Honestamente, es la esencia del rock, con temas como Huele a Mujer, Barracuda (original de la banda Intestino Grueso), Niña Pedigree, Moretón y Tráfico, reflejan la frescura, la agresividad, al mismo tiempo que lo icónico y lo sensual que es el rockstar

Sin más, la experiencia con este grupo me ha hecho revivir mis expectativas sobre lo que significa el rock: un impulso destructivo, pero también creativo y sexual sobre la música y el rockstar mismo. 

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